El mal sabor de las justificaciones

 burocracia Están ahí, en muchos lados, en demasiados, haciendo sombras, entorpeciendo los caminos, frenando. Las trabas que emanan del mal trabajo de algunos, a veces, y otras de los propios diseños, los mecanismos para algún proceso, nos acompañan más de lo que deberían.

“Tropezamos” con ellas en una oficina de trámites, donde podemos estar de un buró a otro por meses, solo detrás de una firma, o en casos tan sensibles como aquellos que afectan la economía a niveles macro y micro.

De esas barreras se ha hablado hasta el cansancio; de sus varias apariciones, de lo que es casi una perogrullada, la necesidad de erradicarlas. Sin embargo, su enraizamiento es tal que parece demasiado difícil arrancarlas.

Invasor comentó sobre algunas de esas trabas vinculadas al sector no estatal.

Y se complican más cuando entorpecen algo tan preciado para este país como la producción de alimentos, mucho más ahora que tanto se aboga por incrementarla por diversas vías.

Por eso no se le encuentra lógica a que la variante de elaborar pan con extensores de harina derivados de la pulpa de viandas, aún no se haya extendido a todos los municipios por problemas de contratación.

Problemas de contratación que tienen detrás problemas de comunicación entre las entidades implicadas, un panorama que, a estas alturas, no podemos permitirnos.

Si se trata de ahorro de materia prima y de un aumento de la producción en un escenario en el que prima el desabastecimiento, es inadmisible que algo así suceda.

Repetimos, como lema, la urgencia de los encadenamientos productivos, por sus reconocidos beneficios. Pero, para lograrlos efectivamente es primordial desterrar estos males.

Una dificultad con los contratos como defensa ante los incumplimientos, sabe demasiado a justificación, a burocratismo. Cuando también, por ejemplo, es ese el argumento que se da en un consejo de distribución para explicar que haya menos productos de la Empresa Agroindustrial Ceballos en las bodegas.

Hay, en los dos casos, otras dificultades que no se pueden desestimar y responden a una economía maltrecha, bloqueada; la transportación es una de ellas, la falta de productos, otra no menos importante. Entonces, añadirles trabas innecesarias es demasiado.

Las mencionadas son solo algunas de esas malas prácticas que, desafortunadamente, aparecen con frecuencia. Me consta que ante ambas ha habido análisis y seguimiento para buscar respuestas. Aunque, bien sabemos que lo impostergable es desterrarlas y apartar así el mal sabor que dejan, traducido en ausencias y en carencias para la población.