COVID-19 en Ciego de Ávila: La “isla” tras la escuela de arte

Un centro de aislamiento, tal y como lo dice su nombre, es una isla dentro de otra Isla. Concretamente, pudiera decirse que allí van a parar las personas identificadas como contactos de sospechosos de la COVID-19, sin síntomas perceptibles, aunque, Aralys Espinosa Sorí lleva bien la cuenta de quienes llegaron “sanos” y tiempo después un PCR positivo puso los puntos sobre las íes.

En esa pequeña porción de tierra, ella, directora desde hace tres cursos de la Escuela Vocacional de Arte Ñola Sahíg Sainz, y Yacel Fuentes Ulloa, licenciado en traumatología y ortopedia al frente del centro, tienen el control de cuanto entra y sale del lugar, que es igual a decir trabajadores, pacientes, alimentos, medicinas.

Conozca otras historias similares.

Aralys, Escuela vocacional de arte“Aquí se desinfecta todo lo que sale de la Zona Roja”, dice Aralys

Aralys no ha visto por primera vez las caras de quienes permanecen ingresados, sin embargo, conoce parte de sus historias y el porqué de su presencia allí. “Ahora son nueve personas, entre ellas una embarazada a término de la gestación junto a sus tres niños, por ser contactos de una persona positiva.

“Están en un cubículo separado del resto de los pacientes y la atención hacia ellos ha sido muy particular, tanto como para permitir la estancia de otro familiar que la apoye, debido a su condición.” Además, un obstetra y un pediatra evalúan la evolución diaria de madre e hijos, pues, en los ojos de un especialista el margen de error se reduce.

Desde el 12 de septiembre hay en la Ñola tanto estrés como para hacer a Aralys perder peso. Puede que otros también lo hayan hecho pero, ella es la única que se atrevió a confesarlo. Lo más difícil no es tener cerca a probables personas contagiadas con el nuevo coronavirus, sino que todo cuanto llegue a sus manos cuente con las medidas higiénico-sanitarias y la dosis correctas.

Por eso, entre Heydy, Lixván, Lisandra, Leonides y nosotros hay un tanque azul para el almacenamiento de agua como barrera para el contacto físico. Del lado de allá están los rostros de dos enfermeros, una estudiante de segundo año de Medicina y un Médico General Integral, quienes se encargan de la atención directa a las personas aisladas.

Leonides, por ejemplo, no recuerda a cuántos positivos ha atendido desde el mes de marzo, entre ellos, compañeros de trabajo, lo que duplica el dolor. Heydi confiesa sentirse segura, pues los medios de protección y su uso riguroso le garantizan la vida. Esta experiencia ha sido una prueba de fuego en la carrera de Lisandra y para Lixván, trabajador del policlínico Belkys Sotomayor Álvarez de la ciudad capital, es suficiente con que Invasor diga que él fue el primero de la provincia en ofrecer sus servicios.

Ningún centro de aislamiento es igual, nos confirman, aunque, si hubiese que definir un factor común entre todos, sería la constante preocupación por los pacientes, incluso en tiempo de descanso.

Vea qué sucede dentro de un centro de aislamiento.

Escuela vocacional de arteKetty y Lianny uniformadas

Hace 14 días la cocinera Lianny García Jiménez y su ayudante Ketty Alcalá Curbelo tienen una de las tareas más importantes del lugar: la alimentación. A ellas llega todo cuanto el comprador balancista de la escuela es capaz de suministrarles: leche, chocolate, helado, yogurt, viandas, más otros donativos que, semanalmente, realiza la asociación china Min Chih Tang, de Ciego de Ávila.

• Lea: Ciego de Ávila: Lo que va en una donación.

Las manos de estas mujeres son las que preparan las comidas en los platos desechables, a la hora requerida y con el balance justo entre platos fuertes y demás alimentos. Ambas reciben los termos de leche que llegan del otro lado del tanque azul, luego de la desinfección en un recipiente con cloro al 40 por ciento y, aunque el virus muere en el proceso, las precauciones nunca son suficientes.

Mucho más porque Lianny tiene a su hija de 16 años en casa operada del corazón y porque el comprador del que hablábamos antes, quien tiene constante intercambio con las entidades abastecedoras, es el padre de la adolescente.

El lente de nuestra cámara vuelve a enfocar a Aralys. Tras el nasobuco blanco hay una voz que reitera el agradecimiento de todos por la preocupación del director provincial de Cultura, Rodolfo Mederos Valdés, y el Centro Nacional de Escuelas de Arte (CNEArt), pues no hay día en que el primero deje de llegarse a la Ñola y porque del CENArt las llamadas han sido muchas.

Tantas como para llenar a los “isleños” de calma ante la incertidumbre. Mientras, en esa pequeña porción de tierra siempre habitable, esperan los instrumentos musicales y los tabloncillos para hacer música con esta inigualable historia.