Foto: JAleM/Montaje: Redacción InvasorDice que “no estaba seguro de estudiar Medicina” y, con toda convicción, agrega que nunca, antes de conocer la carrera, fue la profesión que soñó. Sin embargo, durante su paso por el preuniversitario La Edad de Oro, de la ciudad cabecera, demostró una ferviente vocación por las ciencias naturales y exactas.
“Fui concursante de Física, con resultados nacionales. Quería ser Físico Nuclear, pero ese año no vino como opción de continuidad de estudio. Pensé en Meteorología, pero tampoco me decidí por ella. Entonces, apareció Medicina, que es aquí en el territorio; quizás la vi como una comodidad”, explica Frank Hernández García, de 23 años, quien recientemente se graduó como el estudiante más integral de la Universidad de Ciencias Médicas de Ciego de Ávila.
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Cuenta que en su familia no tenía referentes de médicos. “Escogí esta profesión, porque mi madrastra y la doctora de la familia, Blanca Margarita Angulo Peraza, sembraron en mí esa curiosidad; ellas decían que eso también es ciencia. La empecé a ver de otra manera y me dije ‛bueno, vamos a intentarlo’.
“En mi casa no estaban muy de acuerdo, porque nunca había mostrado interés y se decía que era algo de mucha vocación”. Y después sobró inspiración, evidente en un Título de Oro y Premio al Mérito Científico, entre algunos de los lauros que sellaron seis años de dedicación.
♥️Un día de sentimientos encontrados pero que nunca estuvieron perdidos...Oficialmente doctor ??⚕️?
Posted by Frank Hernández on Monday, July 20, 2020
—Pero tuviste que injertar esas aptitudes de alguna forma.
—Poco a poco, con los años. Apenas comencé a recibir la morfofisiología y la bioquímica, que son de las primeras materias que se dan en la academia, sentí que eran mis favoritas y me convencí de que en la Medicina se hace ciencia de la que me gusta. Empecé a cogerle amor y no me arrepiento de haberla estudiado. Me vuelven a poner a elegir y no pensaría en otra.
El primer médico de la familia, e hijo único, recuerda con orgullo su paso por las escuelas primaria Diez de Octubre y secundaria René Ramos. Asimismo, rememora su medalla de oro en el concurso provincial de Biología, en onceno grado.
Para demostrar su afición por las ciencias, menciona que, a nivel nacional, en onceno grado, ganó medalla de bronce de Física, asignatura en la que conquistó luego, en duodécimo, la medalla de plata. “Fueron de los mayores logros del preuniversitario, gracias a profesoras como Carmen, de Física, y a la subdirectora del centro, Belkis, que me apoyaron mucho en mi camino”.
—¡Pasó la Universidad por ti!
—La viví intensamente. En eventos, conocí casi Cuba entera, lo que no hubiera sido posible de otra manera. En ella nació esa vocación que faltaba al principio.
Frank nunca antes había asumido cargos estudiantiles, aunque, según refiere, le gustaba mucho defender los intereses del grupo y ayudar a los compañeros.
“En la carrera, empiezo a ocupar responsabilidades desde el primer año, en la Unión de Jóvenes Comunistas, a nivel de Facultad. En segundo año, me promueven al secretariado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Universidad de Ciencias Médicas, en el que comencé como organizador, y después, en el próximo curso, llegué a dirigir el Grupo Científico Estudiantil de la institución, por dos años. En el quinto, fui presidente de la FEU de la Universidad y miembro del consejo nacional.”
—El Grupo Científico Estudiantil tuvo impacto…
—De los mejores recuerdos que llevo está el trabajo en ese equipo, que fue una familia de alrededor de 15 estudiantes de todas las carreras, encargado de dirigir la política científica estudiantil de Ciencias Médicas, en temas como divulgación y organización de eventos. Empecé a representarlo desde el tercer año.
“Logramos crear una revista científica estudiantil, organizamos dos de las tres ediciones del Evento Científico Estudiantil Nacional de Medicina Interna, Medintávila; creamos el Fórum Científico Estudiantil Regional de Odontología y Salud Bucal, Odontoávila, para estudiantes de Estomatología. Organizamos el Fórum Nacional de Historia 2019.
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“Contribuimos a que el resto del estudiantado se sumara con su participación en certámenes nacionales; incluso, fuimos dos años consecutivos la segunda mejor Universidad en los fórum de Ciencias Médicas, detrás de la de Santa Clara. En todos los encuentros se hablaba de Ciego de Ávila.”
—¿Ahora, qué toca?
—Medicina es una carrera que no acaba. Hacerme especialista. Ya este curso estuve en la modalidad de internado vertical en Endocrinología, en Santa Clara, porque acá no existe esa formación. Pronto continuaré mi residencia en esa especialidad, tres años más, en el Instituto Nacional de Endocrinología, en La Habana, que es el centro rector. Esa especialidad me gusta desde el primer año.
“Una vez como especialista, me dedicaré a la atención a pacientes diabéticos, obesos, con trastornos metabólicos y hormonales. Quiero contribuir con el desarrollo de la especialidad en Ciego de Ávila, donde tenemos el Centro Provincial de Atención al Diabético, pero no se cuenta con un Servicio de Endocrinología ni desarrollo tecnológico.”
De esta forma, aquello que para Frank no fue “sueño de primer momento”, sino un amor conquistado en el camino, tiene continuidad. “Lo que venga, lo haré; aprovecharé toda oportunidad de superación”.
Solo así, con fuerza, puede hablar hoy de ser Vanguardia Nacional en Investigaciones 2020, por la FEU nacional; de la mención en el Premio Nacional del CITMA para estudiantes investigadores, en la categoría de Ciencias Médicas, primera vez que la Universidad conquista ese lauro; y del Premio Anual de Salud 2019, también único en la academia.
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Este joven, obviamente, tampoco creyó en ese refrán que apunta: “lo que no nace, no crece”. Solo hubo que darle otra oportunidad al futuro, esperar y plantar bien la semilla. Todavía la historia debe crecer mucho más para quien, sin estar muy a gusto al inicio, atravesó la puerta correcta.