El pasado 5 de agosto María Adela Herrera Lazo, residente en la calle Libertad, No. 515 altos, entre Avenida de las Flores y Siete, en la ciudad de Ciego de Ávila, se acercó a nuestra Redacción e hizo entrega de una carta en la que exponía que “en el local que ocupa la Asociación Colombófila, frente a mi casa, (…) se realizan actividades culturales de viernes a domingo, (…) pero lo que no soporto son los decibeles del equipo de audio.
“Esa situación la he conversado en más de tres ocasiones con los compañeros responsables de dicha actividad, pidiéndoles, por favor, que bajen el volumen de los equipos. Me han tratado de forma irreverente, grosera por momentos, y han hecho caso omiso a mi solicitud. Soy una persona adulta mayor y no me siento protegida, sino agredida e irrespetada por la indolencia”.
Bernardo Espinosa Hernández, presidente del Complejo Gastronómico La Esperanza, en visita efectuada el 9 de enero de 2024 a este medio de prensa, explicó que son ellos quienes tienen arrendado el local de la Asociación Colombófila y, por ende, les corresponde responder por las molestias que puedan haber causado a María Adela.
Refiere que quizás es cierto que, en algún momento, el volumen de la música se elevó y causó molestias a la compañera, cosa que no fue percibida por ningún otro vecino, aun los que viven más cerca —señala—. Pero, “de todas formas, y teniendo en cuenta la edad de María Adela, le ofrecemos disculpas y le aseguramos que se han adoptado todas las medidas necesarias para cumplir con lo que establece el Artículo 75 de la Constitución de la República de Cuba en lo relacionado con que todas las personas tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y equilibrado.
“Nosotros, como institución tenemos la responsabilidad de que esta problemática no vuelva a ocurrir, pues es nuestro interés dar cumplimiento a lo planteado en el artículo 79 de la Carta Magna, referido a que todas las personas tienen derecho a participar en la vida cultural y artística de la nación y, para ello, el Estado promueve la cultura y las distintas manifestaciones artísticas, de conformidad con la política cultural y la ley.
“De ahí que es nuestro mayor deseo que la población se sienta a gusto y disfrute de un rato de esparcimiento, sin provocar alteraciones, ni malestar alguno”.