Con responsabilidad se paga

Incluso en un período particularmente difícil para el abastecimiento como el 2023, Eisten Gil Ramírez, donante especial de plasmaféresis en el municipio cabecera, recibió el suplemento nutricional asignado para personas como él, que entregan algo tan sagrado como la sangre.

Así fue durante casi todo el año. Una vez al mes podía adquirir dos kilogramos de pollo, uno de pescado, una libra de aceite y una bolsa de leche en polvo. En su carta dirigida a esta sección reconoce que en un momento puntual pudo faltar algún producto, pero siempre lo repusieron luego.

Por eso, cuando en septiembre y octubre no llegó la leche en polvo, esperó que en noviembre sí lo hiciera. En diciembre, su confianza en un proyecto que no paga el gesto (precisamente porque no tiene precio), pero contribuye a su mantenimiento, se derrumbó frente al mostrador de la bodega.

Allí le dijeron que la leche disponible era solo para los donantes del mes de diciembre y no pudo dejar de sentir que las cuatro entregas de plasma que él hizo entre septiembre y noviembre, ante la medida burocrática de Comercio, perdían el valor.

Todavía más porque desde el Banco de Sangre, entidad rectora de las donaciones, le dicen que el programa de plasmaféresis está detenido. Ahora Eisten se pregunta, con toda la razón, por qué no se repone el faltante, si en diciembre se supone nadie donó.

Su caso es el de, al menos, otros 32 donantes en el municipio cabecera. Ninguno dejará de responder al llamado del sistema sanitario, porque cargan en sus venas la vida de otros. Pero, por eso mismo, merecen lo que les corresponde.