Trabajo de “los que no trabajan”

Las estadísticas apenas pueden zambullirse en lo que la teoría llama “economía sumergida”

No pongo su nombre por obvias razones. Pero tampoco es que haga falta. Esto es basado en hechos reales y usted lo sabe tanto como yo.

El muchacho en cuestión se graduó de Informática hace tres o cuatro años, con notas promedio. Se casó hace dos. Vive con su joven esposa en un apartamento de los edificios de microbrigada, al que cariñosamente llaman “la caja de fósforos”. Tienen un perro. Son “decentes”, “de buena familia”, según los vecinos. Recorrieron el “camino” de la vida de sus padres y abuelos. Estudios, noviazgo, boda, sueños, aspiraciones y un trabajo de oficina promedio, al que van en bicicleta y del que regresan sudorosos.

Pero dos generaciones más tarde, la economía mundial, nacional, local, pone el traspié en el camino empedrado de la adultez... Ni un trabajo de oficina ni un puesto con buenas utilidades en una empresa, ni obreros asalariados ni licencia de trabajadores por cuenta propia. Los muchachos tienen una vida decente que paga un alquiler, electricidad, alimentación y hasta las vacunas del perro vendiendo ropa marca Shein que trae un “jefe” de fuera del país. Ganan más de lo que ingresaron en el servicio social y sin salir de la casa.

Cuando los anuarios estadísticos nacionales recogen datos acerca de la cantidad de empleados por sectores y, también, de personas desempleadas, los números apenas pueden zambullirse en lo que la teoría llama “economía sumergida” y que a los ciudadanos de a pie nos da en la misma nariz.

Ciego de Ávila, por ejemplo, registró, a finales de 2022, casi 10 000 personas en edad laboral sin vínculo alguno; cifra muy superior a la registrada a finales de 2020, antes de la Tarea Ordenamiento. De acuerdo con Orlando Díaz Rodríguez, director provincial de Trabajo y Seguridad Social, no todos han aceptado las ofertas de trabajo hechas por las oficinas municipales, aduciendo estar en espera de otra oferta, al cuidado de enfermos o mayores, o, simplemente, “porque no”. No hay ley que obligue a trabajar más que la necesidad misma.

Porque… ¿puede alguien vivir sin trabajar y pagarse un pomo de aceite en 900.00 pesos, o un par de zapatos en 7000.00? Es que ni trabajando, me dirá usted.

Está claro que la fórmula trabajo-remuneración-sostén económico no funciona ahora con precisión matemática. Lo vemos cuando los hoteles de Jardines del Rey anuncian ofertas de empleo masivas, desde la mínima calificación hasta puestos profesionales.

Empleo Jardines del Rey 2Tomada de FacebookY hablamos aquí de trabajos muy “codiciados” hasta hace unos años, por el acceso a divisas

Lo vemos cuando el salario real (la capacidad adquisitiva del dinero que se nos remunera, un concepto marxista) tampoco alcanza para el aceite o los zapatos. Lo vemos cuando dos jóvenes sanos y universitarios se quedan en casa, sin aprender a hacer nada, sin acumular experiencias laborales.

Y en ese saco grande que es la cifra de desocupados, entonces, hay motivos para pensar que caben la señora de 55, que limpia casas por 100.00 pesos al día; el que compra equipos en MLC para revenderlos; el ama de casa que hace dulces para la paladar de la esquina; el muchachito que cobra si vende y, si no vende, “se queda en esa”, porque el dueño nunca pierde.

Un montón de gente sin contrato ni vacaciones ni Seguridad Social. Un montón de actividades que rozan la ilegalidad y no reportan ingresos utilizables a escala social. Es mirando a esos horizontes sin horizontes que escribimos estas líneas. Solo el trabajo hizo que evolucionara el hombre, escribió Engels. Mediante el trabajo puede el individuo expresar su humanidad, sentenció Marx.

Antes de que levante la ceja, con suspicacia, déjeme poner la acotación: la informalidad en la economía no surge sola o porque la gente, de un día para otro, sueñe con tener un trabajo que no le acumule una pensión de jubilado. Tiene que ver con el bajo desarrollo económico, el poquísimo crecimiento del Producto Interno Bruto y un clima empresarial que no siempre propicia el emprendimiento.

Y por eso mismo es un indicador que atender y transformar por parte de las autoridades, en todos los niveles. No en vano, en medio de la intervención a comunidades vulnerables como El Vaquerito, en Morón, la Dirección de Trabajo y Seguridad Social ha llevado las ofertas de empleo a la puerta de las casas.

No hay desarrollo mientras los jóvenes prefieren vender por WhatsApp, sin pensar en el futuro, porque para tener futuro hay que trabajar.


Comentarios  
# Lazaro el Profe 27-02-2023 22:43
Tengo la certeza de que antes de tú nacer nosotros creamos el problema de la ocupación laboral y te digo lo siguiente:
1. En 1970 había 16500 puestos de trabajo en Cuba, digo, clasificaciones de puestos de trabajo. Increíble y además una vez canonizamos el movimiento laboral casi como una condición racional.
2. Pero lo que fue peor, la adopción del Sistema de registro Económico en 1967 una proverbial aberración de dirección económica que estableció entre otras atrocidades el ¨Horario de conciencia¨´, desvinculación del salario y la norma, desecho de os instrumentos financieros, es decir, el absurdo económico total.
3. En el 1968 se crucificó lo que quedaba de trabajo por cuenta propia sin sustituirlo por otra actividad productiva luego, contrario a lo que hacemos ahora, eliminamos puestos de trabajo no estatales y cargamos al Estado con más emisión y menos producción.
4. No he logrado que alguno de nuestros empresarios me diga cuáles son las seis preguntas básicas que deben responder al diseñar la estructura organizacional adecuada de su empresa y parece que le pregunto en chino.
5. Uno de nuestros ¨¨mayores logros¨¨ permeado de absurdos es haber declarado una desocupación laboral inferior a 2% cuando todos hemos sabido que no había espacio laboral para tanta gente y cuando la vida nos pasó la cuenta descubrimos lo obvio, sobran más de 1millón 500 mil trabajadores en sus puestos.
Bastan estos argumentos para demostrar que toda esta m… la hicimos nosotros y que ahora nos machuca.
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