El cartel está tan herrumbroso que la pintura negra se confunde con el óxido y no puede leerse a 50 metros. Tienes que acercarte al edificio para adivinar los detalles de rigor: nombre de la obra, fecha de inicio y terminación, inversionista, constructor…
Según el anuncio, serán 23 apartamentos a nombre de la Empresa Mecánica Indalecio Montejo, ejecutada por Materiales de la Construcción, inversión a cargo de la Dirección Municipal de la Vivienda, iniciada en noviembre de 2018, concluida en diciembre de 2019.
Pero han pasado cuatro años desde que todo eso fuera escrito en el cartel que no tiene suficiente espacio para contar (toda) la historia, porque el edificio del Kilómetro Uno que bordea la Circunvalación Sur sigue siendo, todavía, lo que fue: un inmueble en desuso.
Así lleva 12 años. Más de una década vencida en la que Mario Orlando Vázquez Alonso no se ha dado por vencido. Parece casi una puja. Mientras más tiempo e inercia socavan la obra, más insistente se vuelve Mario, quien, además de ser el director económico de la Empresa Mecánica Indalecio Montejo, ha sido el “historiador” de esta obra y, en el futuro, uno de los beneficiados.
De esa posibilidad le hablaron en 2011, cuando el acuerdo 125 del Consejo de la Administración Provincial aprobó el cambio de uso del edificio. De oficinas a viviendas para trabajadores, que deberían esperar cuatro años para que tal acuerdo se hiciera efectivo a instancias nacionales. “Bajaría” de 2015 el acuerdo 4587, aprobado por el Ministerio de Economía y Planificación, a propuesta del Ministerio de Industrias.
Mario Orlando Vázquez Alonso, con su expediente minuciosamente documentado, se ha convertido en el mejor historiador de la obra
Semejantes detalles engrosan el expediente que Mario ha ido confeccionando con años de seguimiento y desazón, aunque la reconstrucción de los hechos llegados a Invasor da cuentas, entre 2013 y 2014, de trabajadores de la antigua Empresa de Construcciones Varias llevando materiales para convertir el inmueble en hogar. Hombres que en aquella fecha ya señalaban su casa y la daban por hecha… o hecho.
Lo anterior no es un error cronológico: entre lo dicho y lo hecho, lo aprobado allá y lo decidido aquí, no siempre ha habido coherencia. Por eso los acontecimientos se tuercen, se contradicen o se apuntalan, como la obra misma. Un edificio en el que, quizás por tener dos dueños —13 apartamentos otorgados a la Indalecio Montejo y 7 a Materiales de la Construcción (además de otros tres para casos sociales)—, las acciones no siempre se hayan manejado a la par o coordinadas.
Parecía que eso sucedería en 2016, el primer intento de incluirlo formalmente en el Plan de la Vivienda, con chequeos, recursos, jefe de obra… Ese año no fue posible y en 2017, tampoco. Luego, ese septiembre llegaría Irma con sus más de 4000 derrumbes totales y todo cambiaría, para peor.
Si hasta entonces la disponibilidad de recursos y fuerza de trabajo habían estado limitadas y condicionaban la inclusión o no en los planes de ejecución, a partir de ahí lo estarían más. Era lo lógico.
Sin embargo, contra todo pronóstico, y siete años después de que las autoridades provinciales decidieran convertirlo en vivienda —lo cual no significa que antes no estuviera en desuso o subutilizado—, el edificio logró colarse en los planes de 2018. Casi al finalizar, en noviembre, comenzarían. Eso dice el cartel.
Puede corroborarlo Eddy de la Pera Díaz, inversionista de la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV), quien ha visto cómo cada año se incluye y cada año sucede “algo”.
El algo de 2019 sería la inestabilidad en las acciones. El de 2020, la COVID-19, si bien ese año los planes se sobrecumplieron (ya vemos que en cantidad, no necesariamente en los objetos de obra previstos). El algo de 2021 volvió a ser la pandemia, aunque ese año no llegamos ni a la mitad de lo previsto: apenas se levantaron 560 casas. El de 2022, recursos en falta que dejaron los planes al 54,5 por ciento.
En medio de ese contexto, de 2019 a 2022, se levantaron aquí más de 4000 viviendas; ya sea por esfuerzo propio, subsidio o vía estatal, de ahí que la secuencia contada por otras casas, en paralelo, deje en evidencia al susodicho edificio. Este no es un hecho común.
Eddy debe admitirlo: “un edificio de 20 apartamentos, si se ponen, se hace en un año, y más ese que no estaba en cero, lo que ha pasado allí no tiene explicación”.
Al menos él no la tiene en detalles. Y en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Construcción y Mantenimiento, de la Empresa Materiales de la Construcción, no pueden darlos tampoco. El Libro de obra no aparece. Ahí está o debieran estar los recursos invertidos, señalamientos, inconformidades, acciones, fechas.
El día que Invasor la visitó, Eldy González García, el jefe técnico de esa UEB, buscó incesante por la oficina y aludió a una mudanza que había extraviado los documentos; ese incluido, pues tampoco tenían la microlocalización o la licencia constructiva… Entre tantas ausencias e irregularidades la obra había sido paralizada. Detenida estaba el día que Invasor fue a retratarla.
Con-secuencias
Una hora después de que Eldy confesara que sin el Libro él podría aportar muy poco, que de los viejos constructores no queda nadie y que él lleva menos de un año en la UEB; De la Pera, el inversionista de la DMV, confirmó que él mismo debió prestar su expediente para que en la UEB sacaran copias y pudieran reiniciar los trabajos. “Aquí tengo mi expediente, que ya tiene incluido hasta el proyecto del impermeable de techo; ahora, el Libro de obra es responsabilidad del constructor, responden ellos”.
Como si no bastaran los hechos contraproducentes, Eldy aclaró que, una vez concedido el permiso de reinicio—justo el 29 de marzo, un día antes de que Invasor conversara con él—, se dispondrán a reagrupar las fuerzas, “ya que la obra no había sido incluida en el plan de este año y los obreros tenían otras tareas asignadas”.
“¿Cómo?”, pregunté con alta dosis de asombro, aun cuando me suponía “curada” de arbitrariedades.
Eldy se encogió de hombros.
Luego De la Pera fue explícito: “En una reunión con las autoridades de la provincia se insistió en que debía incluirse y terminar en saludo al 26 de Julio y se programaron hasta chequeos semanales para ver si la obra avanzaba finalmente. Allí nadie objetó nada, dijeron que sí”.
“¿En menos de cuatro meses?”, indagaríamos el 30 de marzo, en retórica desconfiada. “En menos de cuatro meses, fue el compromiso de aquel viernes”, reiteró el inversionista.
Edy de la Pera, inversionista en la Dirección Municipal de la Vivienda, muestra el expediente: todo claro, todo proyectado. Pero sigue faltando la obra
Pero este 11 de abril, Yoel Martínez Ramos, el jefe de obra de la UEB constructora, dijo que eso no es posible, que, si bien ya trabajan en el sitio, no se puede cumplir lo previsto. Aseguró, incluso, después de una consulta a media voz con algún jefe superior, que el Libro de obra apareció.
De ser cierta la aparición —y, supongo, llegados a este punto sea razonable dudar—, no sé si, a estas alturas, nuevos detalles arrojarían más ¿luz? a los hechos. Por eso no insistí.
Aunque todavía los cálculos del costo no estaban listos, debido a que los ejecutores no los habían presentado a la DMV, según De la Pera eso no le preocupa, “dinero hay, Vivienda tiene aprobado invertir unos 34 millones de pesos para este año y todos los recursos están, hasta los juegos de baño para ese edificio. Por nuestra parte no hay dificultades”.
No obstante, el costo del que habla Mario Orlando Vázquez es el humano. El de la incredulidad que ha cultivado sin querer y no le permite ya creer en fechas, asignaciones, compromisos y todo cuanto se diga. “Lo creo cuando lo vea, porque se ha dicho tanto y durante tanto tiempo, que no nos sentimos aún beneficiados”.
“Seguimos siendo afectados”, aclara, y no hay riposta posible. Son las consecuencias que ni siquiera las terminaciones podrían borrar de un salpicón. No se repella el alma así. No es cemento. Todas las noticias felices de viviendas terminadas y de locales que cambiaron de uso impidiendo que la desidia se alojara (más) les parecerán ajenas mientras ellos no las vivan y la incertidumbre de ahora sea la simple reconstrucción de los hechos, entonces.
#EPASECAvila impermeabilización del Edificio de Viviendas Chapeadora. Encadenamiento con Avilmat CiegodeÁvila....
Posted by Osmany Costa Reyes on Thursday, April 13, 2023