El “boom” de la yuca, del campo a la ¿industria?

Por Katia Siberia
Fotos: Katia
De su cangre al pan o a la galleta, hay un camino que se describe muy corto, pero ni en la tierra ni en la industria hay atajos tan fáciles

Hay un dato de noviembre que no es casual en la tabla que cada semana la Delegación de la Agricultura en Ciego de Ávila actualiza, mostrando los avances de la siembra en su campaña de frío. La yuca ocupa el 42 por ciento de las hectáreas (ha) de cultivos varios. Solo ese mes debieron plantarse 429 ha de las 1063 que ocuparían todas las viandas (plátano, malanga boniato, papa y yuca).

Sin dudas, tenemos una nueva reina en los campos. Y su reinado no es solo de noviembre, o en Ciego de Ávila, donde ya supera al plátano. Con la autoridad de los años al frente del Instituto Nacional de Investigaciones en Viandas Tropicales (INIVIT), Sergio Rodríguez Morales lo sustenta con datos mundiales que validan la importancia, en los últimos 20 años, de un cultivo que ha crecido en más de 100 millones de toneladas, solo superado por el maíz.

Cuba se ha insertado a ese “boom”. El directivo aseguraba a Granma que estaban plantadas unas 110 000 ha, la mayor extensión de todos los tiempos, y hacía mención a la estrategia del Ministerio de la Agricultura para duplicar esa área “en el plazo más breve posible”.

En paralelo, el Ministerio de la Industria Alimentaria ha tenido que desplegar a especialistas de su Instituto de Investigaciones, porque una cosa es cultivar y otra, sabemos, procesar. No sería la primera vez que nos sobrepasan los volúmenes del campo camino a una industria que no siempre puede tomar los atajos a última hora. Con la yuca, casi ninguno podría: es cortísimo el tiempo que conserva sus propiedades antes de adquirir ese color azuloso o negruzco, y volverse inservible.

La apuesta, no obstante, sigue justificándose en sus múltiples usos, a pesar del provecho que podría tener o no su fruto. Sergio Rodríguez resalta apenas uno. El consumo animal, el forraje, para lo cual “se deben sembrar entre 40 000 y 50 000 plantas por hectárea, las que pueden generar, solo en el primero de los tres cortes que se le dan, 30 toneladas de masa verde, la que aporta un 21,6 por ciento de proteína”.

Las más de 500 variedades salidas del INIVIT, y el hecho de que sea una planta muy resistente a las plagas y a la sequía, reafirman la pertinencia de poblar los campos de la Isla con una vianda que desde el casabe aborigen ha formado parte de nuestra cultura culinaria.

• Otros usos de la harina de yuca

   Sustitución total del maíz por harina de yuca (Manihot esculenta) en las dietas para pollos de engorde

   Obtención de Harina de Yuca para el Desarrollo de Productos Dulces Destinados para la Alimentación de Celíacos

   Utilización de harina de yuca en el desarrollo de un producto cárnico

 

Por eso, cuando los especialistas del Instituto de Investigaciones para la Industria Alimenticia (IIIA) llegaron a Ciego de Ávila como parte de un recorrido por varias provincias, la “receta” de harina de yuca era ya un ingrediente archiconocido. Lo “nuevo” sería el intercambio de experiencias para que se obtuviera con la calidad requerida.

Parte de la presentación incluía lo que ya apuntaba el director del INIVIT: la yuca está creciendo en el país.

grafico

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la declaraba, justo el año pasado, el alimento del siglo, y aquí acariciamos la meta de una soberanía alimentaria, traducida en “la capacidad de la nación para producir alimentos de forma sostenible y dar acceso a toda la población a una alimentación suficiente, diversa, balanceada, nutritiva, inocua y saludable (…)”, pero ese hoy es un concepto que le queda grande a la mesa del cubano.

“Tenemos que prepararnos”, alertaba la M. Sc. Urselia Hernández López, directora de Ciencias del IIIA y, aunque se suponía que con el aumento de los precios del mercado mundial de trigos y cereales y nuestra, cada vez mayor, dependencia de las importaciones, ya debíamos estarlo, en la práctica todavía estamos lejos.

 

¿Si no se saben las características de lo que vamos a usar, cómo podemos definir fórmulas y empleos?, cuestionaba Jesús Rodríguez Mendoza, director del IIIA, ante un auditorio al que incentivaba a documentarse

 

yuca 3Jesús Rodríguez Mendoza, director del IIIA, en intercambio con especialistas avileños durante uno de los talleres impartidos

El flujo del proceso de elaboración de la harina impone una rutina con detalles que no son menores. “No se puede cortar como quiera, la superficie para el secado debe ser uniforme porque un trozo que no se seque bien, echa a perder el resto; es como la papa podrida en el saco”, explicaba Jesús en términos comprensibles.

Minutos antes, Urselia Hernández enfatizaba en lo necesario de quitarle solo la cascarilla y dejarle su cáscara blanca, pues ahí conserva buena parte de su almidón, estimado en un 90 por ciento. Las caras de asombro demostraban la necesidad de un taller que recorría a la Isla de punta a cabo, aun cuando la bibliografía disponible es profusa.

Experiencias como las de la Empresa Agropecuaria Horquita, en Cienfuegos, donde una minindustria para producir harina de yuca fue importada y luego presentó problemas en su manejo, según refirieron los especialistas del IIIA, corroboraban la necesidad de socializar esas prácticas y saberes.

Y en ese sentido, uno de los puntos más álgidos hasta ahora parece ser el de la temperatura, “algo que puede influir en la coloración y el sabor de la harina y, finalmente, del producto elaborado”, insistía Urselia.

Es la gelatinización del almidón, lo que cualquier cocinera llamaría “el punto exacto”. El almidón comienza a gelatinizarse, el agua penetra en el grano, se hincha porque absorbe y retiene el agua y, con el calor, estos gases se expanden y aumenta el tamaño de la masa.

Más o menos así se describe el proceso que implica un control estricto de la temperatura; algo que en la industria avileña no es posible con los hornos disponibles. Lo reconocía la directora de tecnología y desarrollo de la Industria Alimentaria en Ciego de Ávila, Yoslainay Hernández Collado, mientras los especialistas del Instituto preguntaban la forma en que aquí se medía. Es en minutos, más que en grados.

yuca 4Mesa de una feria expositiva. Productos que todavía no son estables en las ofertas, pero hacia ahí se pretende llegar

La solución, obviamente, apunta a perfeccionar procesos antes de incrementar volúmenes en correspondencia con lo que se planta en los suelos. Desde el lavado exquisito con abundante agua, el troceado uniforme, el secado y la temperatura en un horno de leña…, todo es posible y perfectible.

Hacía ahí tendría que apostar la entidad avileña, que se ha visto obligada a sustituir la harina de maíz por la de yuca en las galletas y el pan liberado hasta en un 20 por ciento en la mezcla. Pero la idea es que las alternativas no se asuman como tales, que el empleo de la yuca no sea “a falta de”, sino “además de”.

El cambio de mentalidad debiera ganar terreno, tanto como la yuca.

• Un interesante análisis de la red de valor de la yuca y su potencial en la bioeconomía de Colombia. Quizás haya claves que podamos usar en Cuba. Consúltelo aquí

Comentarios  
# Bárbaro Martínez 05-12-2022 05:57
Jamás me comeré una croqueta de yuca, pa'eso frío la que salga dura.
Qué aconsejan los medicamentos sobre el consumo de ese tubérculo ?. Es conocido que sube la tensión arterial.

Brmh
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# Mercedez 09-12-2022 09:13
Según la ONU la Yuca o Mandioca es el Alimento del futuro para disminuir el hambre en el mundo ante el cambio climático y la agudización delas crisis económicas mundiales
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