Miroslava, una mujer justa

Este 8 de marzo, cuando celebramos el Día Internacional de la Mujer, Miroslava se siente privilegiada por haber nacido en una Cuba donde el ser fémina no es barrera para alcanzar grandes objetivos

Cuando Miroslava Castellanos Dobao se enfrentó por vez primera a un caso, creyó que había elegido la profesión equivocada. Tuvo que salir de la sala porque no sabía la decisión por la cual inclinarse. Le resultó difícil, lo confiesa hoy. Regresó, pudo darle una conclusión y, entonces, fue el verdadero inicio de 31 años ejerciendo el Derecho.

La familia le decía (en broma, pero en serio) que ella no servía para eso porque es muy sentimental y dulce, pero  “es que no lo tienes que perder para impartir justicia y decir lo que lleva cada caso”. Lo tiene claro a sus 53 años.

“A mí me gustaba la Arquitectura. Antes todos decían que no sabían cómo yo pedí esta carrera, porque era muy buena en las ciencias, pero desde pequeña siempre me gustó ser justa en todo. Ocupé cargos en organizaciones estudiantiles que siempre me hacían estar en alguna discusión y, cuando llegó el momento, pedí Derecho en primera opción y fue lo que me llegó”.

Luego de ese caso inicial donde las inseguridades intentaron hacer más fuerza que su voluntad, han sido innumerables las sentencias dictadas por Miroslava en el Tribunal Popular Provincial de Ciego de Ávila, donde es hoy la presidenta de la Sala Segunda de lo Penal. Son muchas, mas siempre hay alguna de la cual resulta imposible desprenderse.

“Hace muchos años hubo un homicidio en tránsito ferroviario. Por una imprudencia de la tripulación de ese tren, perdieron la vida 17 jóvenes que iban a cumplir con el Servicio Militar. Desde que supo lo ocurrido, el Comandante en Jefe Fidel Castro se interesó y vino, incluso, a la provincia; fue al hospital para ver a los más de 50 lesionados y a mí me tocó esa ponencia. 

“Uno se prepara siempre, pero ese requirió el doble porque si Fidel estuvo al tanto de todo entonces tenía que redoblar los esfuerzos para hacerlo con mayor calidad y que no se me fuera ningún detalle”.

—¿Se puede dormir bien al saber que decides el destino de muchas personas?

—Cuando resuelvo un caso, lo primero que debo tener claro es que una es jueza y tiene que decidir como está establecido. Yo no intervengo en los que involucre a personas cercanas, lo que a veces me he enfrentado ante algunos muy complejos para tomar una decisión, aunque sobre todas las cosas hay que responder a la ley y siempre actuando con la racionalidad requerida; por eso, ante cada decisión me he acostado con la conciencia tranquila.

“Hay casos de familias que son muy difíciles; hace mucho tiempo no los trabajo, hay quienes dicen que son más fáciles. Yo creo lo contrario, porque decidir por la situación de un menor, o qué es lo mejor para él o ella, es a veces complicado, tienes que atender bien para determinar lo justo y lo que va a ser más beneficioso para esta persona. Por eso el juez debe aplicar la ley, pero tener en cuenta una dosis de racionalidad para resolverlo como corresponde”.

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A veces, Miroslava teme porque a sus hijas, de 12 y 16 años, les ocurran situaciones como a las que ella se enfrenta a diario. Es cautelosa en sus enseñanzas y les insiste en que “esto no es así, debe ser de esta manera.

“Es la transmisión que cualquier madre, aunque no ejerciera esta profesión, les debe dar, porque la mujer es como ese eje central que trata de organizar todo para que la familia marche bien y las cosas del hogar fluyan.

“Una lo hace con más recelo al enfrentarse a esto cada día, porque sé lo que puede pasar. El objetivo es transmitirles la realidad de la vida para que se eduquen, avancen y sean mujeres de bien.

“A mis hijas las tuve un poco tarde, porque en esta profesión me fue difícil; además, no salía embarazada. Quise siempre crear una familia y son unos encantos de niñas. Saben el sacrificio que requiere esto, por eso me ayudan mucho y esa actitud me permite llevar el trabajo y las labores del hogar. Tengo una familia muy bonita: ya no está mi madre, que fue y es mi ejemplo, sin embargo, están mi padre, mi esposo y ellas”.

—¿Y en casa? ¿Se habla de trabajo?

—En nuestro hogar no hablamos de casos, sin embargo, sí de leyes. Mis hijas, en Educación Cívica, dan mucho Derecho Constitucional, derecho de familias, de los niños, y sobre eso intercambiamos; así les sirve para su base de estudio pero también para la vida. Y eso de tomar decisiones en casa también está, no se puede apartar porque forma parte de mi naturaleza.

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Este 8 de Marzo, cuando celebremos el Día Internacional de la Mujer, Miroslava Castellanos Dobao se sentirá más que privilegiada por haber nacido en una Cuba donde el ser fémina no es barrera para alcanzar grandes objetivos.

“La mujer cubana se ha ganado ese papel imprescindible en cada esfera de la vida. Lo mismo la vemos cortando caña, al frente de un central, o siendo vanguardia en su puesto de trabajo. Nosotras somos seguidoras de Mariana, mas yo creo que Vilma nos enseñó mucho”.

¿Conociste a Vilma?, pregunto hacia mis adentros porque sus ojos ya van dibujando una respuesta. Respira profundo, mira hacia arriba y su vista me encuentra una vez más.

“Tengo un momento importante en mi vida y es haber estado en un encuentro con ella. Yo era delegada de circunscripción en un período de mandato y fui seleccionada también como delegada de los Órganos del Gobierno en la provincia, entonces Vilma quiso reunirse con las mujeres que estábamos en la candidatura.

“Para mí fue especial, porque cuando se conoce a una mujer así, una se da cuenta de los valores de los que hablaban Martí y Fidel hacia nosotras. A una mujer tan sensible, y que te hable con tanta dulzura, no se le imagina con un fusil al hombro, y entonces te das cuenta por qué nosotras estamos en todas las esferas de la vida.

“Ese momento fue imprescindible para yo seguir adelante, para saber que hoy me tocaba a mí, desde mi puesto de trabajo, alzar este fusil que es la profesión que llevo, la cual considero muy valiosa para la Revolución y por eso la trato de desempeñar con mucho amor”.

—Entonces… ¿todos los sueños están cumplidos?

—Existen cambios y hay que adecuarse y prepararse para ellos. Entonces no creo haberlos cumplido todos, tengo que ir hacia adelante y seguir soñando.