Los frenos de Nelson

Su bicicleta china es una 28 y, aunque todavía conserva la pintura marrón de aquellos tiempos, los tacos de sus frenos hacen suponer que de vez en cuando Nelson tiene que aflojar el pedaleo o meterle la suela del zapato a la goma… si quiere frenar. Al final de su viaje la recuesta justo en el mismo lugar donde para (casi) cualquier cosa con las manos, en el “punto de recogida” del Piñacito. Durante 12 horas y en días alternos se queda allí, ilustrando lo chusco de un “amarillo” que se dedica a parar autos y no tiene cómo frenarse a sí mismo.

Hasta el cuchillo de palo de la casa del herrero le podría retratar su ironía, pero Nelson Drago Rodríguez no usa su astucia para anteponer esos detalles, sino para echarse a los choferes en un bolsillo. O al menos eso cree mientras asegura que, en todos estos años, ha conocido a tantos “que ya me paran a mí, a llevarse a la gente, claro, y a saludarme, de paso. Les caigo bien porque siempre les doy los buenos días y les deseo lo mejor, y les agradezco que recojan al pueblo”.

Él habla así: dice pueblo en lugar de persona; capitán, al patrullero de la motorizada que apenas es primer suboficial; jefatura, a los carros estatales que llevan a alguien sospechosamente dirigente, por el solo hecho de ir alante con algún solapín o portafolios… Por ejemplo: “Buenos días jefatura, gracias por detenerse a recoger a su pueblo, yo siempre deseo buenos días, y ahora más por este gesto tan lindo. Muchas gracias”.

Entrecomillo porque son textuales sus palabras frente a un auto de la Dirección Provincial de Salud. Sin embargo, a veces Nelson hiperboliza la cortesía y dice gracias más de tres veces y da la mano cuando se detienen y la vuelve a dar antes de que arranquen y les hace señal de que avancen y, encima, les levanta la derecha empuñada en gesto de avancen, O.K, gracias. Todo reiterado, repetido.

Nelson el amarrillo

Al final del día deben dolerle tanto las manos como los pies, pienso. Pero su preocupación mayor, cuenta, es qué va a suceder cuando se vayan los inspectores del Transporte y la Policía y vuelvan las guaguas y pase la coyuntura. “Esta parada siempre ha tenido gente (pueblo) queriendo llegar a algún lugar y carros pasando que no paraban”.

—Yo le puedo decir a usted, y anote ahí pa que salgan por el periódico, que muchos de los que viajan a la cayería no recogían a su pueblo. Así mismo, podían pasar en guaguas o en carros ligeros. Rara vez lo hacían. Ah, La Cuba, la Universidad, CIMEX… esa gente siempre ha sido solidaria, de parar y pedir aunque uno esté entretenido con otro carro.

—¿Usted cree entonces que paren ahora por temor a alguna medida y que no sea solo cuestión de solidaridad?

—No. No tan así, aunque bueno… con la motorizada aquí se acomodan solitos. Lo que pasa también es que la gente ha comprendido que hay que ser solidarios porque no hay guagua pa Morón y eso es duro. Saben que si no se van en sus carros no hay otra cosa después. Y también porque el Presidente lo pidió y están viendo en todos lados que hay que recoger.

“Mira, yo no tendría que estar aquí, es triste la imposición de cierta manera, hay gente que nunca ha tenido la nobleza y pasaban y seguían y son los mismos que ahora se detienen, ¿ves?”, interrumpe el primer suboficial Juan Ramón Hernández. El diálogo, por suerte, tiene que ser a intervalos, porque hay tráfico este martes 17 en la carretera hacia Morón. En dos horas se han transportado unas 300 personas. Él lleva las cuentas que informará luego.

Nelson las grafica de otra manera. “Ayer no me cabía el dinero en la alcancía y hoy voy a tener que mandar a pedir otra. Y es barato, 1.00 peso hasta los cayos, que es la mayor distancia, lo que hay mucha población”.

Nelson

En efecto. Invasor nunca pudo contar menos de 40 personas en la parada. Cuando se iban 20, caían 30 a cuentagotas o los carros circulaban llenos o no pasaban. Modesto Reyes, 314, Universidad, La Cuba, La Loma, entronque de Violeta, Morón… destino para todos en mayor o menor tiempo. Gente impaciente y gente confiada. Todos los carros estatales deteniéndose y algunos particulares provocándole a Nelson un plus en sus ademanes y su elocuencia.

Sospechaba menos de quienes no necesitaban inspectores ni patrulleros ni su tablilla en alto indicando el pare. Se excedía con los particulares.

“Periodista, anota. Mira pa la máquina verde que viene por allá, particular, ese es el delegado de Modesto Reyes, ese hombre siempre ha parado aquí, no de ahora, de siempre, cógele la chapa y ponle el nombre, se llama Leonardo, es tremenda persona. Vaya, P 065995. ¿Ya? ¿Viste?, se llevó a dos. ‘Dale sociooooo. Agradecido como siempre, hermano’. Anota ahí que ya han parao unos cuantos.”

El inspector popular del transporte es más popular que su nombre, si todavía le dicen “amarillo” es por la costumbre del uniforme, aunque ya los asidiuos le dicen Nelson, a secas y en confianza. Entre un carro y otro, logra ganarse la mía con su frase más atrevida: “Ustedes también tienen la culpa de que los carros que están parando ahora no lo hicieran desde mucho antes”. Y, casi sin dar tiempo a fruncirme la duda con un ¿eh?, él mismo se explica. “Sí, porque hace ya como 5 o 6 años en la prensa sacaban las chapas que no paraban y las empresas podían tomar las medidas, y eso se fue perdiendo y, en la práctica, ¿qué pasa si no paran?, nada, nos quitaron la autoridad. No te hablo de estos días, que ya sabemos cómo anda la cosa, todos paran, te digo de meses y años atrás.”

—Bueno, pero Transporte tendría también que…

—Sí, sí —interrumpe—. Yo sé que esto es muchos pedacitos. Mira, te voy a poner un ejemplo reciente y anota ahí el celular (que dicta) del policía que presenció todo, que él te puede verificar mi historia. El día 10 de septiembre, a las 12:40 pm, la responsable del carro B 068457 no quiso recoger a su pueblo y me dijo hasta que yo era un payaso. Informé eso y todavía no me han dao ni la respuesta. ¿Tú ves lo que te digo? Cuando pase esta coyuntura, vuelva por aquí pa que usted vea cómo son las cosas. Ojalá y esto se mantenga, vamo a ver…

Nos despedíamos con esa promesa cuando tuvo que alejarse por otro carro y, mientras decía adios con una mano, lo frenaba con la otra.

• Vea un reporte de TVA sobre el tema en el que Nelson también es protagonista:

Pensar como país

Reportaje realizado por la periodista Karín Gómez, de Televisión Avileña sobre el transporte, que llama a la reflexión de quiénes circulan en la vía ante la actual situación enérgética que vive Cuba

Posted by Periódico Invasor on Tuesday, September 24, 2019