Estomatología avileña: De dientes para adentro

Daniela, con los 15 años encima, y Luis, enfocado en mejorar su imagen, comprobaron en sus propias bocas necesidades materiales de clínicas estomatológicas avileñas, mientras buscaban corregir, con cierta brevedad, sus problemas de maloclusión.

A falta de una gratuita solución, adquirieron “por fuera” la aparatología fija —alambres, ligaduras, bandas y brackets, elementos pegados de manera temporal a los dientes—, donde una mejor mordida les valió otra “mordida” de unos 40.00 CUC.

Ausencias ¿Fijas?

Ambos adolescentes, accesorios dentales en mano, se atendieron al cierre de 2018, justo cuando se prohibió instalar brackets conseguidos por los pacientes. La indicación, en lo adelante, era utilizar solo los facilitados por Salud Pública, que busca “enseñar sus dientes” al bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba.

En tal sentido, explica Yaneisy Duquesne Mackchasser, jefa de la sección de Estomatología en la Dirección Provincial de Salud, que “la decisión puso freno a un grupo de discrepancias, vínculo con algunas ilegalidades y malentendidos con familiares de los muchachos, pues quien podía pagarlos los traía, ¿y el que no?”.

Unos 12 991 menores de 19 años se han vistos en consultas de Ortodoncia, ubicadas en las cuatro clínicas —dos en el municipio cabecera, una en Florencia y una en Morón— y en 13 de los 17 departamentos de Estomatología en policlínicos del territorio, lo que revela gran cantidad de remisiones a especialistas.

Por supuesto, no todos requieren instrumentos terapéuticos, como los retenedores fijos, aunque a cientos de casos se les ponen removibles, llamados “quita y pon”, con escasas trabas materiales.

Aclara Duquesne Mackchasser que “los asistidos prefieren los primeros, por su sofisticada potencia, si bien unos cuantos precisan de ambas técnicas”.

Tampoco, durante un lustro, ha sido el servicio cuestión de preferencias, sobre todo si se dice que en febrero de 2016 la provincia recibió 329 juegos de brackets y hasta abril de 2019 no volvieron a entrar, con 280, repartidos entre los departamentos de Ortodoncia, declara Juan Torriente Moré, comercial de la Empresa de Suministros Médicos (EMSUME), intermediaria en la provisión de insumos importados.

En la distribución de mayo y junio últimos hubo municipios que cogieron siete u ocho del total de aparatos fijos —280—, entrega ínfima para números que, sin abrirse paso en una investigación científica local, apuntan hacia un aumento de tratamientos ortodóncicos, más allá de cuestiones puramente estéticas.

Para los cuatro ortodoncistas de la Clínica Estomatológica Centro, del municipio cabecera, mantener esa prestación, con meses en suspenso y que “a poquitos” no satisface las exigencias, dependió y depende de la experiencia profesional, pues los (im)pacientes buscan un ensamblaje “armónico” de sus piezas, sin tantos dilemas.

Mercedes Ruiz Armas, al frente del referido equipo, es testigo del difícil contexto de trabajo, pues “no entraba aparatología fija a la institución desde 2016, hasta que el 25 de junio de este año aparecieron 40 juegos, ya asignados a turnos viejos y nuevos”.

Durante el stand by, algunos jóvenes, acomodados encima del sillón, pusieron su boca para que los expertos hicieran arte en su interior, cuya técnica instalada muchas veces dejó de ser la ideal. Como “paño tibio”, se atendieron con los removibles, usados en maloclusiones sencillas, que no suplen a la ortodoncia fija.

“Se fue muy exacto con la asignación de los 40 frenillos, estudiando las reservas en almacén, caso a caso. Periodista, ¡se hacen maravillas para sostener esos tratamientos correctivos!”, reflexiona la curtida especialista, quien, además, recuerda que, de existir el material (a tiempo) completo, el plan mensual es de poner 12.

La directora de la Clínica Estomatológica Provincial Docente Luis Páez Alfonso, Leonor Hernández González, reconoce que el déficit originó un mercado de aparatos fijos por la calle, en tanto señala que hace tres años entraron 80 brackets y no fue hasta mayo último cuando se obtuvieron otros 120, de los cuales todavía quedan.

Y es que son otorgados paulatinamente, sin irse por encima de lo disponible en almacén, lo que se traduce en repartir la escasa técnica por meses, entre especialistas y residentes, priorizándose la docencia e investigación, con varios cursos sin el material.

Una opción para “sortear” el vacío temporal, comenta Hernández González, fue recuperar accesorios de los frenos —alambres, ligaduras, bandas…— de aquellas personas que concluían su tratamiento, los cuales eran reutilizados en otras bocas, si bien hacerlo admitió algo fuera de lo común.

Leonor, Mercedes, Yaneisy… esperan la estabilidad, luego de la inseguridad provocada por tres calendarios sin esas herramientas correctivas, en los que las restricciones estadounidenses cada día, al contrario de la Ortodoncia, pongan más frenos.

A pesar de las ausencias materiales, consta la presencia en la clínica “Luis Páez Alfonso” de un ortopantomógrafo, único en la provincia, costosa tecnología para tomar diferentes vistas bucales y realizar una mejor prescripción.

En este asunto de corregir malposiciones dentarias es importante prevenir, desde edades tempranas, cuando “chuparse el pulgar” pasa de gracioso a ser un problema de salud bien caro.

Prótesis, entre “aprietos”

Tan inminente como la Ortodoncia es la terminación de las prótesis dentales, si se tiene en cuenta la población avileña encanecida, con 84 910 personas mayores de 60 años.

ProtesisY así se acumulan las esperanzas de muchas bocas

Golpea la fluctuación con los acrílicos, el líquido sobre todo, y la incertidumbre con otras coberturas de materiales por parte de la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (EMCOMED).

Según Leonor Parrilla González, jefa del departamento de Prótesis en la Clínica Estomatológica Centro, con tres especialistas al servicio, esperan allí por ese material unos 100 elementos artificiales y hasta la fecha se han instalado más de 600.

Se suman aprietos con las piezas de repuesto para los motores utilizados en el montaje de los dientes, rebaja, pulido…, con una decena rotos, de “adorno” en un estante, y solo tres en activo, así como también la poca presión de agua, la que llega en forma de “chorrito” y obstaculiza la manufactura. “Todo es de conocimiento por parte de las autoridades locales del sector, pero ya es cuestión de país”, precisa la directora entrante, Lianet Alonso Sánchez.

Los servicios de Prótesis —y Ortodoncia— llevan en sí las marcas del acoso permanente que sufre el país y, como prueba de ello, están la inestabilidad de EMSUME y EMCOMED, por ejemplo, con la entrega de amalgamas, resinas y otros insumos que obedecen a caras importaciones.

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La confección de una prótesis tradicional acrílica exige alrededor de 20 materiales, adquiridos en el mercado internacional. “El producto posee un ciclo de 21 a 30 días, si bien el flujo de casos suele ocupar bastante tiempo, el que se alarga más cuando escasea algún recurso”, señala Parrilla González. No hay opciones que evadan los altibajos en la entrega de materiales por los proveedores.

Por su parte, Yarily García Martínez, jefa del departamento de Prótesis en la Luis Páez Alfonso, asegura siempre tener algo que hacer, a pesar de “existir baches todos los meses”, como contar con cinco motores menos de los posibles, que se acabe el gas antes de concluir el mes y la falta de piedra pómez, para eliminar asperezas en los elementos artificiales.

De todos modos, las 863 prótesis de alta indican que allí se camina, aunque será difícil alcanzar el plan anual de 1 760, en tanto más de 100 casos aún esperan por la terminación de su producto.

Es esa la única institución de su tipo en el territorio que fabrica las removibles metálicas, afectadas por la falta de revestimiento y resina acrílica. Además, “la no reparación durante años del horno para prótesis de porcelana provocó su baja técnica”, esclarece la directora Leonor Hernández González, lo que impide hacer alrededor de 200 de ese componente.

De los 18 laboratorios requeridos para cubrir la provincia, existen 13, al menos uno por municipio. Atrasos productivos han impedido llegar en tiempo a la boca del paciente, con dentaduras postizas de buen diseño y precio simbólico: 10.00 CUP las parciales y 20.00 las totales, muy pero muy lejos de sufragar la inversión.

“Caries” en lo básico

La directora saliente de la Clínica Estomatológica Centro, Leonor Díaz Herrera, no quiere llevarse insatisfacciones bajo el brazo. Habla, entonces, de las dificultades con los compresores dentales —“el pulmón” de la institución y una de las herramientas principales en la realización de la mayor parte de los tratamientos—, de los cuales solo funciona uno, de dos.

Como resultado, de los 18 conjuntos dentales en total —un sillón con todos sus accesorios— se permite técnicamente conectar al compresor ocho, mediante una maniobra interna de rotación que tiene en cuenta las prioridades reales de cada consulta.

No obstante, según Yenny Yera Alonso, jefa del departamento de Estomatología General Integral, continúan las revisiones bucales y conversatorios sobre el cuidado de los dientes, a través de los cinco Módulos de Atención Estomatológica en escuelas y del sillón móvil que transita seis círculos infantiles, pues los centros educacionales también se suman al ahorro de electricidad.

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Añade la directiva entrante, Lianet Alonso Sánchez, que para tratar afecciones básicas, como las caries dentales, existen 4 sillones; y para atender periodontopatías, “un salón con buenas condiciones”, servicio este que “no requiere recursos costosos y es estable”.

Aparte de los apuros con los aseguramientos médicos, el centro merece una reparación constructiva, apunta Díaz Herrera, mientras evoca el deficiente abasto de agua, las filtraciones en el techo, incluso encima de sillones, y tuberías rotas.

La provincia cuenta hoy con 615 estomatólogos —cuatro por sillón— y 207 conjuntos dentales, de ellos 178 en funcionamiento, pues como por años se recibían de tres a cinco se fueron amontonando roturas. En 2017 se agregaron 75 de esos equipos, sustituyéndose unos cuantos de la década del ’80, con baja técnica.

La Estomatología avileña, sin embargo, ha brindado 880 765 consultas en 2019, con 17 147 más que igual etapa del año anterior, apoyada sobre todo en su personal, capaz de hallar vías para el tratamiento.

Daña la especialidad esa dependencia “organizativa” de las clínicas y departamentos a EMCOMED y EMSUME, empresas que compran, producen y entregan por separado. La primera puede tener anestesia y la segunda no tener el material para empastes o el instrumental.

Así sucede con la confección de prótesis, ilustra Duquesne Mackchasser, pues “en sus varios pasos a seguir, desde la toma de impresión al paciente hasta el acabado, se requieren insumos que son encargos de una u otra entidad, y no siempre llegan cuando las exigencias del área productiva son tenerlo todo a la misma vez”.

Asistir desde la prevención, con las miradas puestas en las reservas en almacenes y la transportación, para restarle así enredos a los generados por “estar en manos” de dos proveedores diferentes. Hacer menos removibles las prestaciones públicas, hará que la población acuda poco a depósitos “clandestinos”, que aprovechan todo vaivén para hacerse fijos.