El costo aproximado de una prueba de PCR en Cuba está estimado en 50.00 dólares, pero ese número va a la cuenta de un país.
Al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) se le reconoce como “cuartel general” contra la COVID-19 en Cuba, apelativo merecido no solo ante la actual pandemia, pues es ese el centro de referencia nacional para el estudio y diagnóstico de varias enfermedades transmisibles e infecciosas, entre las que se encuentran las de transmisión sexual, hepatitis y arbovirus.
Entonces, el orgullo es mayor cuando sabes de buena tinta sobre un laboratorio que está a punto de obtener su licencia, con nivel tres de bioseguridad, que permitirá profundizar en agentes infecciosos que requieren superiores cuidados.
Y mucho mayor es la satisfacción si ya Ciego de Ávila posee, desde el viernes 2 de octubre pasado, su propio “fortín”, retoño del IPK, para el enfrentamiento al SARS-CoV-2 y otras investigaciones médicas afines. Se trata del Laboratorio de Biología Molecular del Hospital Provincial Roberto Rodríguez, de Morón.
Para armar con todas las municiones posibles al personal que allí labora, se llegó hasta el terreno la Doctora Vivian Kourí Cardella, vicedirectora primera de ese prestigioso Instituto cubano, merecedor recientemente del Premio a la Excelencia en Salud Pública, que otorga la Sociedad Mundial de Salud.
“Es fundamental para el enfrentamiento a la COVID-19 contar con un diagnóstico molecular. Por tanto, tener un laboratorio que permita hacerlo en el propio territorio, sin dudas, es una gran ventaja. Pueden procesarse un número mayor pruebas, conseguir los resultados de manera más rápida y así implementar todas las acciones de Salud desde el punto de vista epidemiológico.”
Por eso, relató la experta, a partir de que se decidió comenzar a hacer el análisis de muestras en Ciego de Ávila, se captó un personal joven y comenzó la capacitación teórico-práctica, en específico sobre el SARS-CoV-2 y qué es un PCR-RT, la que arrancó hace, aproximadamente, una semana. Hoy se perciben esos resultados con su puesta en marcha.
Kourí Cardella explicó que, aunque el laboratorio esté cerca, el protocolo de realización y traslado que se sigue es el mismo establecido como para cuando se enviaba a otra provincia.
“Deben cumplirse normas estrictas de bioseguridad: hacerse el triple empaque, o sea, la muestra debe ir contenida en un segundo empaque y estos en un tercero, que es el termo refrigerado, con una temperatura adecuada para que no se inactiven las muestras.
“La persona que traslade el termo debe llevar guantes, descontaminarlo por fuera, usar ropa de protección, como la bata sanitaria de mangas largas, que no es la misma con la que trabajaron previamente. Las muestras de PCR deben ir todas al Laboratorio Provincial y en él, junto con la base de datos y las encuestas en pacientes, se organiza el envío a Morón.”
Al referirse a la estructura de los laboratorios de Biología Molecular, dijo que lo primero a tener en cuenta es la separación en varios cubículos, para no contaminar las muestras unas con otras, ni al personal. “Por lo tanto, tiene que haber un local donde solo se trabajen reactivos, otro para la extracción del ácido nucleico de la muestra y un tercero para realizar el PCR-RT.
“En el de extracción del ácido nucleico debe haber una cabina de seguridad biológica, en la que existen filtros, un flujo de aire, que impide que lo que se pone dentro salga o entre cualquier contaminante externo. Por supuesto, se trabaja con guantes, bien cubiertos, porque ahí es donde se saca por primera vez la muestra, se abre e inactiva. Ese equipamiento está.”
?Con la puesta en marcha del Laboratorio de Biología Molecular en el hospital Roberto Rodríguez de #Morón de...
Posted by Periódico Invasor on Friday, October 2, 2020
Sobre el accionar de un centro de este tipo, continuó diciendo que, “después que se inactiva la muestra, pasa a hacerse la extracción de ácidos nucleicos de manera automatizada. Como no está instalado ese equipamiento todavía, solo se procesan 300 muestras, porque la extracción se hace de forma manual, mediante una metodología muy simple, pero que no permite grandes cantidades, para evitar así que se contamine el proceso y personal.
“El otro importante cubículo, con su tecnología, es el de la ejecución del PCR-RT, donde se realiza la detección del virus”, concluyó.
Durante su comparecencia en revista especial de Televisión Avileña, destacó que “los laboratorios de Biología Molecular existentes en el país poseen condiciones similares a los de otras naciones que realizan PCR-RT, incluso mejores que en algunas.
“No tienen que ser muy sofisticados, pero sí requieren ese equipamiento y esa distribución de locales. Realmente, Cuba ha ido adaptando espacios, poniendo tecnología y, en la actualidad, existen 17 laboratorios para el diagnóstico del SARS-CoV-2.”
El objetivo de ir incrementando la cantidad de estos “fortines” en el país, según la especialista, no es solo por el actual combate contra la COVID-19, si bien la enfermedad ha sido la impulsora.
“Incluso, los primeros que se inauguraron fuera del IPK, en los centros provinciales de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPH) de Villa Clara, La Habana y Santiago de Cuba, fueron para enfrentar el Zika, y ahora, por una necesidad, trabajan en la COVID-19. Pero, en ellos, se puede hacer diversos diagnósticos moleculares, en infecciones parasitarias y bacterianas.
Consta una red de Laboratorios de Microbiología entre los CPH. El IPK, no obstante, se considera de referencia para ese significativo tejido científico. “El Instituto, además de capacitar al personal de los de Biología Molecular, acompañarlo en el inicio, mantiene el control de calidad y los visita con cierta frecuencia.”
Insistió en que “los gastos son millonarios, pues la tecnología hay que comprarla fuera, o sea, no se produce en el país ni el equipamiento ni los reactivos ni el material plástico empleado. La mayoría de los insumos se desecha. Aunque, se está probando la reutilización de plásticos para algunos tipos de extractores automáticos, porque son muy caros.”
El costo aproximado de una prueba de PCR en Cuba está estimado en 50.00 dólares. Eso, sin contar que el valor de un equipo oscila entre 30 000.00 y 50 000.00. Eso, sin contar que después hay que adquirir en el mercado extranjero la reposición de todos los insumos necesarios. Eso, por encima del cruel bloqueo económico, comercial y financiero norteamericano impuesto a la Isla.
“El PCR-RT —subrayó— es la detección de un fragmento del genoma del virus, en una muestra de exudado nasofaríngeo de un paciente. Importante señalar que ser negativo, particularmente, significa que se es negativo en ese momento.
“Se aplica, en primer lugar, a los que tienen alta sintomatología de una infección respiratoria y datos epidemiológicos del SARS-CoV-2, a los que se llaman casos sospechosos. A partir de que resulta positivo, se convierte en confirmado. Entonces, se estudia a los contactos, a los que se les hace PCR.
“Puede valorarse realizarlo el primer día del contacto, aunque se ha visto que es muy baja la positividad, o esperarse cinco después, que es cuando más positividad se obtiene. Si la persona muestreada es negativa y el contacto estaba aislado, este se libera, pero se le indica aislamiento en la casa, porque el periodo de incubación es de hasta dos semanas.”
Al mismo tiempo, precisó que “es una prueba de alta sensibilidad y especificidad”. Pero, ¿qué son las pruebas inhibidas, falsos positivos y falsos negativos?
“Prueba inhibida quiere decir que no funcionó, ya sea por el procedimiento realizado en el laboratorio o porque la persona muestreada tomó algún medicamento. A cada prueba se añade un control interno, el que, cuando no sale, decimos que está inhibida y hay que volver a repetir el procedimiento, no la toma de muestra. Si vuelve a resultar inhibida, se realiza nuevamente la toma.
“Los falsos positivos pueden ser por contaminaciones en el proceder desde la toma de la muestra. Si no nos cambiamos los guantes, si no nos descontaminamos entre una y otra toma, si los tubos se derraman y contagian unos con otros, si al procesarlas las abrimos y no tenemos cuidados, podemos contaminar la prueba y es falso positivo. Hay que tener mucha atención con eso, porque implica cambios en esa persona, familiares y otros contactos.
“Tuvimos que capacitar a personas que hacen los exudados nasofaríngeos, porque supimos de casos que dieron positivos y no lo eran. Y, por último, falso negativo significa que una persona esté en periodo de incubación y se le indique que es negativo, pero lo es en ese instante, no para siempre.”
Sobre el tratamiento a los materiales usados en el trabajo, reiteró que “a las muestras, al entrar a la cabina de seguridad biológica, se le añade una sustancia, buffer de lisis, que, a la vez que rompe las células para la extracción del ácido nucleico, las inactiva y dejan de ser infecciosa. Pero, los insumos pasan por autoclave, son esterilizados. El resto, como en un hospital, es recogido siendo no infeccioso.”
Vivian Kourí Cardella informó que “la intención es tener un Laboratorio de Biología Molecular por provincia”. Inicialmente, en febrero pasado, el único que hacía el diagnóstico del SARS-CoV-2 era el del IPK. En marzo, se incorporaron los tres que estaban destinados con anterioridad a estudiar el Zika, los de La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba, ya mencionados.
Después, se incrementaron con los del Hospital Hermanos Ameijeiras, los centros de Genética y de Ingeniería Genética y Biotecnología, y el de la Defensa Civil, todos de la capital. A continuación, con el rebrote se anexaron seis más de La Habana, que son laboratorios de hospitales adecuados al flujo de trabajo.
“En estos momentos, acogemos otros cuatro, en Ciego de Ávila, Holguín, Matanzas y la Isla de la Juventud. Esos son para la población y también para garantizar la seguridad de los visitantes foráneos en sus polos turísticos.”
Así, el IPK, en la acción de su vicedirectora primera y otras dos expertas de La Habana y Villa Clara, conforma su escuadrón de 18 profesionales moronenses, con la doctora Tatiana Artiles Herrera al frente del equipo de técnicos, microbiólogos, bioquímicos y especialistas en Bioanálisis Clínico.
En esa construcción —de dos meses y 11 días— se alza, una vez más, el esfuerzo de un país capaz de costear 137 503.00 CUP y 3626.00 CUC en una obra que tiene como objetivo el mejor y mayor acceso del pueblo a la Salud y, por ende, a la vida. Al final, como sentenció el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, “compartiendo responsabilidades podemos seguir avanzando hacia una situación más favorable”.