Lubia Quizás las Ciencias Jurídicas perdieron a una excelente profesional, pero, sin dudas, el sistema de Educación ganó a una persona apasionada por dar clases y enseñarles a sus niños, como ella les dice a sus alumnos de la primaria, además de contenidos, cómo crear capacidades y habilidades para vivir en sociedad.
Para Dianely Rodríguez Pinchuk, maestra de la escuela primaria 5 de Septiembre, en el municipio de Majagua, en Ciego de Ávila, no fue difícil dejar en sexto año la carrera de Licenciatura en Derecho, a pesar de los reclamos de sus padres de que acabara esos estudios universitarios.
Cuando cursaba el décimo grado hicieron unas captaciones de maestros emergentes por la necesidad de este personal en la provincia, no lo pensé dos veces y me apunté, al fin vería realizado mi sueño de la infancia, ya la pizarra y los alumnos no serían fruto de mi imaginación, dice esta joven, cuyas raíces por parte de madre están en Ucrania.
Me gusta el Derecho, no fue por formalidad que decidí estudiarlo, al estar de maestra emergente dieron la posibilidad de solicitar otra carrera y esa fue la que escogí; considero que no me di cuenta tarde como dicen mis padres, pues esos conocimientos los guardo y nunca están de más, confiesa La rusita, como todos en Majagua la identifican.
Creí que podía llevar las dos a la par, pero comprendí que había llegado el momento de definirme por una; en realidad lo mío es la Educación, ya estoy en tercer año de Licenciatura en Educación Primaria, y desde el 2008 estoy frente a un aula, esa es mi verdadera vocación, alega Dianely sin titubear.
En la primaria he impartido clases en las dos áreas (Ciencias y Humanidades), de la primera me fascinan las Matemáticas y de la segunda la Historia, por eso mi tesis de grado está relacionada con esta última, en específico, con la historia local, explica con detalles.
“La COVID-19 ha trastocado todo. Por necesidad de la escuela en este curso escolar estoy al frente del segundo ciclo (quinto y sexto grados), es una nueva responsabilidad que asumo, pero lo mío es estar entre la pizarra, el borrador, la tiza y mis niños”.
Refiere la majagüense que, además de velar por el cumplimiento de lo que estableció el sistema educacional para este período de pandemia en materia de contenidos, está muy al tanto de que ningún maestro, otro personal de apoyo o los alumnos dejen de cuidarse para así evitar nuevos contagios.
Para ella ser maestro implica moldear la personalidad de los alumnos, es saber descubrir en ellos sus potencialidades y carencias, ir más allá de la enseñanza de contenidos, dedicarles el alma para que sean personas de bien, acompañarlos en una o varias etapas de sus vidas, ser amigo, familia.
Mis primeros alumnos ya son hombres y mujeres, y cuando me ven sus rostros se alegran al igual que el mío, eso es suficiente para mí, porque con sus sonrisas demuestran que no lo hice mal, a pesar de que cuando les impartí clases era yo muy jovencita, expresa Dianely con total orgullo.
Ella pudo graduarse de Licenciatura en Derecho y ser una excelente profesional, pues al igual que el magisterio exige de personas con habilidades para dialogar, escuchar, analizar y debatir, mas, se decidió por la segunda porque ejerciéndola cumplió su sueño de niña y puede ayudar a otros para que cumplan los suyos.
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