Ciencia en protocolo contra la COVID-19 en Hospital de Morón

Al borde de noviembre, puede confiarse en la certeza de que el control de la mortalidad provocada por la COVID-19 en Cuba es consecuencia directa de varios factores, pero su causa principal es la efectividad del arsenal de medicamentos que ha tenido a favor.

Lo confirma la existencia de cinco protocolos sucesivos, en los que la biotecnología cubana ha asegurado la mayor parte. A eso ha contribuido, desde Ciego de Ávila, el Hospital Provincial Roberto Rodríguez, de Morón, que acogió desde agosto hasta octubre una parte importante de los pacientes positivos y sospechosos a la COVID-19.

El doctor Javier Angulo González, especialista en medicina interna y Master en enfermedades infecciosas, da cuenta de la colaboración del hospital con el Centro de Inmunología Molecular, uno de los responsables de que existan hoy 16 medicamentos efectivos contra el virus.

"A raíz de la situación epidemiológica de la provincia, el Centro de Inmunología nos pidió incluir dentro del arsenal terapéutico de pacientes sospechosos y positivos una serie de medicamentos novedosos como el Itolizumab y monitorear su evolución", explica el doctor.

Al respecto, surgieron dos estudios dentro de la atención hospitalaria. Por un lado, se demostró la efectividad del tratamiento a pacientes asintomáticos, basado en el Heberferón, la Kaletra y la Cloroquina; mientras que por otro se probó un nuevo uso para el Itolizumab en pacientes sospechosos. Otras cuatro provincias fueron involucradas.

"No hay estudios con pacientes asintomáticos en el mundo como este, porque son muy costosos. La mayoría de los asintomáticos no son hospitalizados, e incluso, no llegan a hacerse un PCR."

De ahí el valor del seguimiento dado a los avileños ingresados en el Roberto Rodríguez, que se eleva aún más con la perspectiva futura de abrir una consulta de seguimiento a posibles secuelas de la enfermedad.

Con los sospechosos, la historia es igual de gratificante. El Itolizumab es un anticuerpo monoclonal humanizado de patente cubana, creado en el Centro de Inmunología Molecular, con el propósito de tratar linfomas y leucemias. "Se usa tradicionalmente en artritis reumatoidea, lupus y afecciones en la piel de tipo inmunológico", agrega el doctor Angulo.

La contribución consiste en el registro de la evolución y mejoría de pacientes sospechosos a la COVID-19, de los que la mayoría tuvieron diagnósticos asociados a otras enfermedades respiratorias.

"Esto permite una posible aplicación futura del Itolizumab, al ser identificadas nuevas indicaciones médicas", noticia muy buena si se tiene en cuenta la alta morbilidad que tienen en el país y la provincia las neumonías y enfermedades respiratorias. Para ello, habrá que continuar investigando al respecto, pero "la expectativa es grande", concluye el doctor.

Desde julio de este año fue noticia la aprobación del uso del Itolizumab contra la COVID-19 en la India, un país que desde antes lo reservaba al tratamiento de la psoriasis. El nuevo uso quedó indicado para pacientes graves con dificultad respiratoria aguda.

Sus efectos antiinflamatorios e inmunoreguladores le valieron al medicamento cubano el premio de la Academia de Ciencias de Cuba en 2014.

Los bajos índices de mortalidad y de complicaciones ocurridos entre los pacientes asintomáticos durante el rebrote de la enfermedad en Ciego de Ávila pesan en favor de los medicamentos empleados.

Otros seis medicamentos innovadores fueron reportados por la directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINSAP, Ileana Morales Suárez, en el espacio televisivo de la Mesa Redonda, el pasado 12 de agosto. Aunque, de entrada, el primer protocolo incluía nueve medicamentos, y el resto de ellos fueron decisivos en la disminución de críticos y graves en mayo, la doctora cree que la continua evolución tuvo peso en la disminución de la letalidad desde el 4.4 por ciento que se reportaba en abril.

Sobre la Cloroquina, otro de los medicamentos del protocolo

Para eso ya los interferones cubanos, piedra angular del protocolo, están probados con creces. Fueron usados contra el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) en 2002, y el MERS (Síndrome Respiratorio Grave Asociado al Medio Oriente) en 2012, según declaró a la prensa Marta Ayala, vicedirectora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba.

Sobre la obtención del interferón.