Ciego de Ávila vs. COVID-19: variables que no se ven

Si a mayor prevención menor contagio, la matemática dice que no nos estamos cuidando suficiente.

Más que los números que lo ayudan a establecer patrones, tendencias y ¿pronósticos?, el profesor José Ramón Artigas Serpa siempre insiste en una variable muy difícil de calcular: la autorresponsabilidad. Cualquier estimado sobre la duración y el alcance de la epidemia de COVID-19 en Ciego de Ávila, Cuba y el mundo tiene que hacerse poniendo en los modelos matemáticos la efectividad de las medidas de contención.

Pero es difícil, reconoce el Metodólogo Docente del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología. Sobre todo, porque no hay cómo evaluar al interior de los hogares el uso efectivo de los medios de protección indicados y las distancias de seguridad recomendadas. No obstante, precisamente los números diarios le van dando pistas al experto.

Los 909 casos autóctonos reportados al cierre del 18 de julio en Ciego de Ávila, justo una semana después de las manifestaciones y disturbios que tuvieron lugar en casi todo el país, no solo marcan un nuevo pico máximo de contagios para 24 horas, sino confirman los peligros de las aglomeraciones, tengan la naturaleza que tengan.

“Pescar” el virus en la calle y llevarlo a la casa parece estar a la orden del día en la provincia.

De ello dan fe 477 controles de foco comunitarios, 15 institucionales y ocho eventos en las localidades. Entre los focos detectados en instituciones, reincide el Hogar de Ancianos del municipio de Venezuela (en febrero generó una gran cantidad de enfermos) y, entre los eventos, el barrio La Piñera, al sur de la ciudad capital.

También los 157 menores de 18 años diagnosticados en la jornada de ayer. El profesor Artigas hace notar el comportamiento del contagio en edades pediátricas, pues representa el 31 por ciento del acumulado global en lo que va de año. Lo más preocupante, sin embargo, es que en ese segmento que corresponde a niños, adolescentes y jóvenes, los menores de nueve años se enfermen más, alrededor del 45 por ciento del total.

Esto quiere decir que a estos niños les estamos llevando el contagio al espacio familiar, donde suponemos que están a salvo, aun cuando los casos de menores jugando en los espacios públicos se den con mayor frecuencia que las consabidas excepciones que terminan por confirmar la regla.

Los estamos enfermando nosotros, sus padres o tutores legales, hermanos, tíos, primos, el segmento etario comprendido entre 19 y 59 años, que representa el 67 por ciento del total de positivos en lo que va de año. Somos los que salimos a trabajar o buscar los alimentos, por eso hay que redoblar la prevención. Algo muy similar está sucediendo con los ancianos, que son los que cargan la peor parte, al engrosar las cifras de la letalidad.

Con 11 fallecidos reportados, la jornada dominical elevó la cota del anterior “récord” de seis fallecidos en 24 horas. Ahora se acumulan 98 muertes por COVID-19 desde marzo de 2020, según los datos del reporte oficial del Ministerio de Salud Pública.

Como veníamos diciendo, el factor que más puede incidir en un cambio en el comportamiento de la epidemia es el humano, al entender cómo afecta la autorresponsabilidad en el control del contagio. Las estadísticas diarias hablan de un flujo de enfermos que haría colapsar cualquier sistema sanitario. En los últimos siete días se ha reportado un promedio de 619 casos diarios y se han identificado 1 000 sospechosos cada día.

Si la positividad se mantiene por encima del 30 por ciento, o incluso con valores como los de este domingo (65 por ciento), no hay cómo ver el final de esta pesadilla en el corto plazo. Y ya sabemos que mientras más demore en el tiempo el enfrentamiento, cuestiones como la fatiga pandémica podrían incidir en una disminución de la percepción del riesgo, entendida como ponerle los cinco sentidos a la prevención.

Al cierre del 18 de julio Ciego de Ávila sobrepasó los 12 000 contagiados en casi 16 meses de epidemia, y su tasa de incidencia para los últimos 15 días, de 1 406.1 por cada 100 000 habitantes, lo dice todo.

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Posted by Amilcar Perez Riverol on Sunday, July 18, 2021