Ciego de Ávila vs. COVID-19: febrero, tan corto y tan fiero

Con los 522 casos de febrero, la provincia va camino a los 2 000 contagiados

Yo no sé si esa rima existe o si me la acabo de inventar. Pero, mirándola otra vez, resume en apenas cinco palabras lo que ha sido el segundo mes del año. Un febrero de apenas 28 días que, sin embargo, ha batido todos los récords.

Empezando por los acumulados. Cuando parecía que el aciago septiembre de 2020 había dejado suficientes lecciones, con 491 casos y 15 fallecidos, febrero subió la apuesta y cerró el domingo con 522 positivos.

Por fortuna, la inmensa mayoría de los diagnosticados ha evolucionado favorablemente, un resultado que puede entenderse por varios factores: detección temprana y tratamiento oportuno, además de las características etarias y de salud del grupo de mayor incidencia. En consecuencia, solo falleció un avileño en el actual rebrote; para un total de 20 en toda la epidemia (lo que se traduce en una letalidad de 1,16 por ciento y una tasa de mortalidad de 4.6 por cada 100 000 habitantes).

Con los 522 casos de febrero la provincia va camino a los 2 000 contagiados, 1 891 para ser exacta. El segundo rebrote, como apuntábamos en notas anteriores, ya superó los guarismos de los nueve meses de epidemia en 2020. 987 casos al cierre de febrero representan el 51.2 por ciento del total.

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En Ciego de Ávila, una de cada 100 muestras analizadas ha sido positiva, o sea, la positividad es del 1,4 por ciento, en un total de 131 185 muestras analizadas hasta ahora. El guarismo avileño se ha mantenido por debajo de la media nacional (2,08 por ciento).

Desde la primera semana de febrero, la provincia vive un período de meseta, en el que el promedio de casos diarios se ha estabilizado entre 18 y 20 casos. Queda claro que meseta y “estabilidad” no son sinónimos de mejoría, aunque también es cierto que no apuntan a un agravamiento de la situación sanitaria en general.

No obstante, algunos municipios sí han visto cómo febrero desmejoró sus estadísticas. Tal es el caso de Morón, que se ha mantenido como epicentro de la epidemia desde el principio del rebrote. La nota favorable es que, desde hace un par de semanas, la incidencia allí ha disminuido, y al cierre del 28 de febrero (a pesar de tener los mayores acumulados, su Tasa de Incidencia Acumulada (TIA) ha descendido hasta 116.8 por cada 100 000 habitantes).

Lo contrario es lo ocurrido en Ciro Redondo. Allí, en los últimos 15 días, los positivos se cuadruplicaron de una semana a la otra, y ahora su TIA es de 84.7 por cada 100 000, en un territorio de poco más de 30 500 habitantes.

La debacle de Venezuela (que en las tres oleadas de la epidemia ha vivido momentos muy tensos) sobrevino hace 15 días, cuando el control de foco en el Hogar de Ancianos comenzó a generar positivos dentro y fuera de la institución. A día de hoy, con 32 casos en las dos últimas semanas, el sureño territorio muestra una TIA de 120.6 por cada 100 000 habitantes, la segunda más alta en la provincia.

Al concluir el mes de febrero, el territorio mantiene activos 113 pacientes (en hospitales de Ciego de Ávila y Camagüey) y 76 controles de foco, de ellos 72 comunitarios (en los 10 municipios) y cuatro institucionales (Hospital Dr. Antonio Luaces Iraola, Hogares de Ancianos de Primero de Enero y Venezuela, y Hospital Psiquiátrico Nguyen Van Troi).

De cara al tercer mes del rebrote más grande que ha vivido la provincia, toca continuar profundizando en el protocolo de enfrentamiento a la epidemia diseñado por el país. En esa batalla algunos frentes sobresalen como los más sensibles. Proponemos solo estos cinco:

Pesquisa en zonas epidemiológicas de riesgo y en grupos vulnerables con el objetivo de encontrar personas enfermas y contactos.

Oportunidad de las acciones y la calidad de la investigación epidemiológica de los casos (control de foco).

Exigencia en las medidas de distanciamiento social y ante las indisciplinas sociales.

Aislamiento institucional estricto y oportuno de los contactos de primer orden de confirmados y sospechosos. Elevar la rapidez en esta acción.

Exigencia en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad y protección individual en los hospitales e instituciones. Restringir el movimiento innecesario dentro de ellos.