Ciego de Ávila vs COVID-19: El chofer que afrontó el miedo

WaldoAlden Una llamada a altas horas de la noche del 7 de abril último perturbó el sueño del joven chofer avileño Waldo Viera Serrano. Ese no fue más que el preludio de su pequeño, pero riesgoso enfrentamiento cara a cara con la COVID-19.

Desde el otro lado del teléfono, el jefe de la base de ómnibus de la Empresa Transmetro Ciego de Ávila le comunicó que se preparara con vistas a la transportación, hacia el hospital militar de Camagüey “Octavio de la Concepción de la Pedraja”, de varios casos confirmados con la enfermedad infecciosa que desde meses atrás robaba titulares en los medios de comunicación de todo el planeta.

“La noticia me cogió medio dormido, al principio me impactó un poco, porque es una cosa difícil, pero nada, le dije que no había problemas y di el paso al frente”, refirió con gestos, como si la sorpresa transcurriera en aquel momento cuando la pandemia en la provincia mantenía un comportamiento álgido.

Iniciaba así el recorrido que lo llevaría hasta la Dirección Provincial de Salud Pública, al hospital Van Troi donde los médicos le enseñaron las medidas de bioseguridad para evitar un posible contagio y lo vistieron con una muda de ropa verde de sobrebata, gorro, nasobuco y gafas protectoras; un uniforme ajeno al de sus habituales labores de transportación de trabajadores del turismo.

La siguiente parada, junto al galeno que lo acompañó en la travesía, fue el centro de aislamiento de Ceballos Ocho en el cual recogieron a 15 personas, 10 mayores y cinco niños. Cerca de las 2:20 a.m. enrumbaron por un lapso de alrededor de dos horas hasta llegar a la institución de salud camagüeyana.

Durante el trayecto apenas se escuchó una voz, el horario y el sueño sumado al hecho de saberse portadores de un virus con capacidad mortífera no dieron muchos motivos a la conversación.

“En todo momento sentí miedo, no era un juego de que me podía contagiar y salir ileso como la varicela, o algo por el estilo. Si me contagiaba me podía costar la vida a mí y no solo a mí, también a mi familia: a mis padres, mi esposa, mi hermano, que convivimos en la misma casa. Fue alarmante, pero me dieron todos los medios de protección y cumpliendo todas las medidas y felizmente todo salió bien”, comentó.

Luego vendrían las desinfecciones de la guagua con cloro a la salida y al arribo para no dejar ningún rastro del virus, el aislamiento del vehículo así como el de su joven chofer de 23 años de edad durante 14 días, la satisfacción en el hogar tras la prueba de PCR negativa, la limpieza concienzuda de cada espacio del medio de transporte para eliminar los fuertes olores de la solución desinfectante y la vuelta a los habituales viajes en la transportación de los trabajadores del turno administrativo del hotel Daiquirí desde Ciego de Ávila a la cayería norte.

• Así reconocía uno de sus compañeros de trabajo la labor de Waldo contra la COVID-19 en la red social Facebook.

Muchísimas Felicidades Para Todos Los Trabajadores Del Sector Del Transporte En especial Al Joven Trabajador Waldo Viera...

Posted by Edel Vila Ferrer on Sunday, June 28, 2020

Waldo, el chofer más bisoño de la base de Transmetro, ahora mira a ese reciente pasado con el orgullo del cumplimiento del deber en un momento de máxima tensión.

En su corta carrera detrás de los volantes, que también incluye sus dos años de servicio militar, año y medio como trabajador civil de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y seis meses cubriendo la plaza de camionero de su padre convaleciente de una operación de la vista en la Empresa de Servicios Comunales (Comcávila), tal vez nunca imaginó que en una de sus jornadas el peligro no vendría de las carreteras sino de un agente microscópico.

Jorge, un avileño en el “cuartel general” contra la COVID-19