¿Cómo te describo, Comandante?

¿Como artista o guerrillero? Tú, que en cada ofensiva llevabas oculta una nota de guitarra, una línea de amor que te llenaba de fuerzas

Juan Almeida Bosque, un poco de rectitud, otro tanto de humildad, un arma, un uniforme, el arte y el compromiso conforman tu imagen icónica.

Muchas personas dicen que después de muerto no se cumple años de nacido, pero tú sí, porque igual a otros tantos valientes, sigues vivo en tu historia, que es nuestra e imperecedera. ¡96 años!, otro aniversario en el que los cubanos te recuerdan, te piensan y aprenden de tu legado con respeto.

Tu trayectoria combativa te hizo acreedor del grado de Comandante de la Revolución por el asalto al Cuartel Moncada, por todo lo vivido en el Presidio Modelo allá en Isla de Pinos, en el exilio en México, o por tu presencia en el desembarco del Granma.

“Tuve el privilegio de conocerlo: joven negro, obrero, combativo, que sucesivamente fue jefe de célula revolucionaria, combatiente del Moncada, compañero de prisión, capitán de pelotón desembarcando del Granma, oficial del Ejército Rebelde ―paralizado en su avance por un disparo en el pecho durante el violento Combate del Uvero―, Comandante de Columna, marchando para crear el Tercer Frente Oriental, compañero que comparte la dirección de nuestras fuerzas en las últimas batallas victoriosas que derrocaron a la tiranía”. Fidel Castro Ruz. Almeida vive hoy más que nunca. 13 de septiembre de 2009.

Quizás lo determinó tu firmeza en la guerra de guerrillas junto a Fidel y Raúl en la Sierra Maestra, donde llegaste a ser considerado como la tercera figura más relevante de la naciente Revolución. No hay un cubano que no sepa y se estremezca ante el mandato hecho certeza de aquel día bajo las balas, cuando rendirse no era una opción.

Pienso que fue tu constancia y tutela al proyecto socialista, antes y después del triunfo de enero de 1959, lo que hizo que tu figura calara hondo en el alma de este pueblo.

También el arte, que ocupó un lugar significativo en ti, mas que todo, la literatura y la música, a las que dedicaste buena parte de tu tiempo, impregnando tu romanticismo y la sensibilidad exquisita en cada texto o canción.

Escucho con placer varias de estas canciones y en especial esa que, enardecida de emoción, hace el llamado a los patriotas “a vencer o morir”. Desconocía que habías escrito más de 300.

Hoy te describo como hombre misionero de amor, de esos que sembraron la alegría y la paz. ¡Sí, también guerrillero! ¡También, arte!