En la provincia de Ciego de Ávila deben plantarse 18 184 hectáreas (ha), y aunque el ritmo de preparación de tierras va por encima de lo previsto, la falta de fertilizantes y recursos podría dejarla “tullida” en rendimientos.
Los datos de este octubre confirman las predicciones del 2020 cuando, también en octubre, Invasor dijo que Ciego de Ávila no quería ser una provincia bananera y apostaba por cambiar la asimetría de los campos donde ya no reinaba la piña, sino el plátano.
Pues ahora Arturo Gómez Ramos, subdelegado de Cultivos Varios desglosa las 5 462 ha que se dedicarán en esta campaña de frío a las viandas y los números apuntan a la diversificación. La yuca, que ocupará el 36 por ciento de esa área, se le fue por encima al plátano (que pasa al segundo lugar con un 23 por ciento); y la papa, con un 20 por ciento, el boniato, con un 14, y la malanga, con un 7, completan dicha extensión.
Sin embargo, Arturo aclara que lo que salga de esas hectáreas tiene aún “pronóstico reservado”, no por reticencias a decirlo, sino porque “realmente no sabemos los recursos que pueden entrar o, incluso, qué parte de lo pactado podría no llegar. No podemos hablar siquiera de qué porciento tiene asegurado un cultivo, porque tampoco sabemos cuál es el total que podríamos tener”, se disculpa.
Cuando habla del tabaco, que es el mejor ejemplo que puede citar —debido al esquema cerrado de financiamiento, ya que parte de lo exportado retorna en recursos e insumos—, sólo dice que su aseguramiento, todavía incompleto, es muy superior a otros programas. “Muy por encima de lo que tienen hoy la papa y el arroz, dos cultivos que tradicionalmente tenían un nivel aceptable de nutrientes para germinar”, explica.
El caso del frijol (con 4 370 ha en esta campaña) sigue siendo tan crítico que Humberto Ortega González, especialista en granos del departamento de Cultivos Varios, confiesa que hasta ahora no está incluido en el balance nacional. “Al no poder garantizar el paquete, se decidió que cada provincia disponga de su frijol y los campesinos podrán determinar su destino una vez cumplido los contratos”. Y eso será complejo, comenta, porque la Agricultura paga a 14.00 pesos la libra de frijol colorado y a 12.00 la de negros… ¿y a cuánto está en la calle?
La comparación de Humberto es la que hacen muchos en el surco, entre costos y dividendos. Nadie escapa, ni los guajiros del tomate, que, al no tener químicos importados, asumían con dudas los fertilizantes cubanos, más asequibles, pero con menos resultados en libras, según aludían desde la CCS José Martí.
Y no era para menos: hasta este miércoles, de las 4 370 ha de tomate que deben plantarse, solo 400 tenían asegurado su paquete, y ante tal agravante Arturo explica por qué los rendimientos cayeron de 15 toneladas por hectárea a entre 6 y 8. La alternativa de los bioproductos cubanos ayuda a paliar la situación, pero no ha levantado los rendimientos.
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Dentro de las 6 721 ha de hortalizas, el tomate sigue siendo el líder, una aguja que mueve los resultados tangibles y “comestibles”, dentro de esa rama agrícola. Menos representados están los granos (con 5 666 ha) y los frutales, que apenas sobrepasan las 300 ha en el frío, pues las mayores plantaciones suceden en primavera.
No obstante, aunque Arturo logra “mapear” qué porciento ocupará cada cultivo dentro de las 18 184 ha en esta campaña de frío y asegura que la preparación de tierras se comporta por encima de lo previsto, es consciente de que, ante la incertidumbre de recursos, la cosecha podría dejar "tullida" cualquier arrancada. Y eso, a pesar de que sea una buena, como en el caso avileño: tierras planificadas para septiembre y octubre ya están listas. Hasta la fecha suman más de 6 000 ha las que esperan rendir sus frutos.
Pero no se espera mucho.