La ilusión de Alfredo Oropesa

A la Ilusión, que antes fue Desengaño, no han vuelto a cambiarle el nombre, pero Alfredo Oropesa Díaz habla tanto de incertidumbre que uno empieza a sospechar que allí han ido apagándose las ilusiones.

Desde que el central Ciro Redondo dejara de tragarse su caña las cosas no han estado claras: no saben todavía qué cantidad van a cortar ni dónde van a moler ni qué rendimientos van a obtener ni a qué precios la van a vender.

Cualquier estimado o pronóstico en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Ilusión se deshace cuando su presidente, Alfredo Oropesa, te dice “…eso es si…”.

Puntos suspensivos, antes y después de sus palabras. Así de incógnitas lucen sus previsiones. Porque el año pasado, por ejemplo, el coloso Uruguay pagó su caña a 510.00 pesos la tonelada (t), Ciro Redondo la valoró a 450.00 y Ecuador a menos de 400.00.

“ Era la misma caña, puesta en Acopio a menos de dos horas del corte, “lo que de ahí al central se puede meter hasta dos días; ¿entonces?, claro que no puede rendirle a la industria, los jugos no dan azúcar y aunque no es culpa de nosotros, al final somos los afectados”, confiesa a Invasor, en uno de los recesos que le permite la Asamblea Municipal del Partido en Ciro Redondo, adonde Alfredo ha ido a reflejar las preocupaciones de sus militantes.

Y las preocupaciones comienzan por ahí, por no saber: en el 2020 le dejaron de cortar 15 000 toneladas de caña, en el 2019, 20 000. Las pérdidas suman ya más de dos millones de pesos. Caña que rendiría 100 toneladas por hectárea (t/ha) bajo goteo —“a la que se le quitó el riego porque venían a cortarla, y espera que ya vienen, y espera que ahora sí…— y ahí está seca, con más de 32 meses, cuando lo ideal era cortarla con 24”.

Por eso tampoco sabe cuánto van a molerle este año en el que los papeles dicen 35 000 t, pero en el central Ciro Redondo tienen todavía más incertidumbre sobre sus torres. Depende de los reajustes en la Bioeléctrica para que pueda asumir el bagazo y el agua, y devolverle entonces la energía al central para que pueda moler. Y que el central pueda arrancar depende de reparaciones…Sin uno no funciona el otro, de ahí que la sincronización no haya sido feliz y enturbie los estimados, aun cuando los directivos sostengan que, en diciembre, allí en Pina, arrancará la zafra.

Sin embargo, el año pasado se quedaron al 16 por ciento del cumplimiento del plan de azúcar y Oropesa alberga la esperanza de que los desperfectos se hayan superado y él no tenga que irse, otra vez, con su caña a Jatibonico. (Amén de que los precios por la calidad de la gramínea que pagan allí le dan “rendimientos” a su viaje).

Aunque las noticias desde la provincia vecina no anuncian tal posibilidad. Uruguay achicará su zafra a 54 días y arrancará en febrero para procesar plantaciones de, apenas, 30 t/ha. Su contienda disminuirá en un 34 por ciento, respecto al año anterior.

Nada que ver con las 45 t/ha que promedia su UBPC, “algo que podría seguir bajando si seguimos aguantando la caña”, dice Oropesa, quien aun así es afortunado en áreas de Ciego de Ávila, donde varias unidades azucareras trabajan ya con pérdidas, mientras ellos acaban de distribuir tres millones y medio de pesos entre 128 trabajadores.

“Ahora, a fin de año, repartiremos otro millón y medio”, confiesa con orgullo, sin dejar de lamentarse por pelotones de combinadas que a las 2.00 de la tarde ya estaban parqueados en la pasada zafra, cuando en una normal el corte no paraba hasta las 9.00 de la noche.

Su ilusión es esa: no detenerse en lo que están dejando de hacer e ilusionarse con lo que podrían. Pero eso es, al mismo tiempo, otra ilusión.

• Lea, además, un reportaje sobre las “malezas” que lastran la caña.