Conservas Majagua: a menos tomate, las mismas ganas

Desde hace ocho años, la entrega de tomate por parte de la Agricultura a la Fábrica de Conservas Majagua, al suroeste de Ciego de Ávila, no llega a las 10 000 toneladas (t); incluso, algunos números se quedan muy por debajo de la demanda habitual de la sexagenaria industria.

La contienda de 2013 continúa marcando récord, con 11 024 t, como aviso de que, en casi una década, la obtención del vegetal mengua en tierra de reconocidos productores.

Fábrica de Conservas de Majagua: realidad entre líneas.

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La industria conservera majagüense, la mejor de su tipo en el país en 2019 y donde casi todos sus renglones sustituyen importaciones (especias secas, derivados del tomate, el mango, la guayaba y la piña), echará a andar el equipamiento aséptico instalado y sus recursos humanos este 19 de febrero, con la admisión de los primeros 500 o 600 quintales de tomate de la presente zafra.

Este año, los propósitos siguen ajustándose como consecuencia de fenómenos meteorológicos, desfavorables temperaturas, la insuficiente disponibilidad de envases, las dificultades con el combustible, la falta de insumos agropecuarios y la deprimida cosecha de tomate; en un contexto caracterizado, además, por el recrudecimiento del bloqueo que impide el acceso a materiales y la crisis económica internacional, cebada con la pandemia de la COVID-19.

Teniendo en cuenta lo anterior, Jorge Calvo Fariñas, administrador durante ocho años de la Unidad Empresarial de Base y hoy su jefe de producción, informó que “se prevé en 2021 la entrada de 5 000 t de tomate a la fábrica, unas contratadas con la Agricultura y otras en proceso” .

O sea, la zafra, con un mes de atraso, comienza con las mismas ganas de triturar hasta la última “bola”, pero enfocada en la mitad de lo que se demandó en 2020. Tampoco Jorge y Yordan Pina Vera, técnico de procesos tecnológicos en esa entidad, por experiencia, dejan de insistir en que “no va a darse una explosión de tomate” o “eso es lo que creen los productores que pueden aportar”. Hay que esperar a abril, para no pecar de adelantados, ya que “una cosa es lo que se aspira y otra lo que, al final, entra”.

En 15 bases productivas de Majagua, entre unidades básicas de Producción Cooperativa y cooperativas de Producción Agropecuaria y de Créditos y Servicios, radica el 96 por ciento del producto a acopiar, de ahí el reto de los campesinos locales. “El año pasado, ningún otro municipio avileño nos aportó tomate, pero sí se trajo de Sancti Spíritus, Las Tunas y Camagüey, con el cuatro por ciento.”

“No arrancaremos con el concentrador chino —una paila enorme que se encarga de deshidratar las pulpas y concentrar los jugos—, por complicaciones con un sello en la bomba de circulación del producto”, explica Yordan, quien, a 12 meses de estrenada la tecnología, no vive lo que dicen los manuales de los aparatos sobre los beneficios en cuanto a eficiencia y capacidad de procesamiento.

Recordemos que, entre 2017 y 2019, se materializó una inversión entre Cuba y China, con el montaje de una línea de procesamiento de frutas para el llenado aséptico y otra de un sistema de elaboración y llenado en bolsas del producto a partir de las pulpas, conocido como doypack.

Un viejo concentrador yugoslavo, con más de 60 años en explotación, se mantiene en pie. Fue lo único que pudo conservarse tras la modernización, a petición de los propios técnicos del centro. Ese artefacto reemplaza a su equivalente chino, este último, con no pocas molestias generadas.

“Con ese aconcentrador, se deben procesar 115 t de frutas en 20 horas y, según los libros que detallan la nueva línea, puede alcanzarse las 300 t, en igual tiempo”, dice Pina Vera, mientras confiesa que “se espera lograr las producciones, con menos problemas”. Sin embargo, en su primer calendario de actividad, la tecnología china se mantuvo entre las 170 y 200 t, con demoras.

Fábrica de Conservas Majagua en mejores condiciones.

De procesarse las 5 000 t de tomate previstas de febrero a abril, destaca el técnico de procesos tecnológicos, se pueden adquirir alrededor de 900 t de concentrado al 20 por ciento, única posibilidad que brinda el veterano concentrador. El resultado se resguarda a través del llenado aséptico o en envases (lata de galón) Número 10.

Al respecto, Jorge Calvo Fariñas añade que “el país presenta problemas con la producción de envases, como los tanques de 210 kilogramos (kg), destinados a la conservación de la producción y la continuidad del trabajo fabril. Como no hay de esos depósitos de hierro, emplearemos unos 300 tanques plásticos propios de la entidad, también de 210 kg.

“Lo que afecta es que el envase de hierro es material gastable, o sea, se comercializa con el producto. El plástico es un útil de la fábrica, que solo se puede transferir dentro de la propia empresa y será empleado para conservar la materia prima. Si se recuperan algunos de hierro, se podrá hacer para expender así.”

Al resultar insuficientes los 300 tanques plásticos para el llenado aséptico, el jefe de producción subraya que “el producto se irá moliendo y envasando con rapidez en latas Número 10, para contribuir con la demanda de puré en tiendas en divisa, el turismo, organismos y la población, y ahorrar tanques; pues cuando se estabilice el procesamiento se llenarán 100 de estos diarios”.

Por su parte, Nelson González Roque, jefe de mantenimiento de la industria, destaca que, desde noviembre hasta la fecha, 21 trabajadores se empeñan en dejar lista la línea del llenado aséptico, incluso, con recursos propios. “Se han hecho cambios en diseños y arreglado molinos y volteadores; el resto lo vamos viendo en el camino.”

trabajador Y en ese encargo, asimismo, está Alberto Gómez Abreu, al frente de un proyecto de desarrollo local del Gobierno de Morón, llamado Servicios Técnicos Especializados (SERVTES) Desarrollo, integrado por cuatro profesionales y un grupo científico de estudiantes universitarios.

“Llegamos a la Fábrica de Conservas convocados por la dirección del Partido y el Gobierno de la provincia, porque se veía comprometido el arranque de la zafra del tomate en Majagua. La línea del doypack, con un año de trabajo, no funcionaba bien y ya le dimos mantenimiento correctivo.

Desde hace tres meses, ofrecen mantenimiento preventivo a la otra línea (aséptica), ineludible para dejar optimizados los sistemas automáticos y afrontar el régimen de explotación.

Pero, Gómez Abreu insiste en que, “cuando se hace transferencia de tecnología, es necesario hacer una transferencia efectiva. No basta con comprar el equipamiento, si no tienes el personal apto para explotar el equipamiento”. Aunque, no solo a los artefactos chinos les ha pasado por encima un año entero.

Ahora resta contar con la materia prima contratada y con que se aproveche la moderna capacidad instalada, con disciplina tecnológica, cultura y conocimiento, para “sacarle el quilo” a lo que costó 2.8 millones de pesos en moneda total.

Fábrica de Conservas Majagua: sin detener el paso.