Acopio en Majagua: Del campo… a la mesa

Quienes la conocen, comentan que “pierde los pies” de la casa a la placita. Y ella, Alejandrina Oliva Borrego, no deja mentir a los de Acopio en Majagua cuando apunta que “siempre hay algo”. Incluso, así esté en la bodega, al lado del mercado, tiene que voltear la cabeza para irse, al menos, enterada de lo que se oferta en pizarra.

En los primeros meses del año que transcurre, no pocas han sido las multitudes frente a las placitas del municipio, sinónimo tanto de escaseces como de presencia de ese “algo”, que no es lo mismo que decir permanencia.

Encima de la pesa, con la sabida intermitencia que generan “las temporadas de cosecha”, pepino, col, calabaza, tomate, yuca, malanga, plátano fruta, cebolla, ajíes frutabomba, guayaba, harina de maíz… y, por último, la papa, que, si bien no se produce en tierras majagüenses, aporta a la ansiada variedad de ofertas.

No es tan “algo”

Para la comercialización, Majagua posee nueve placitas y 16 puntos donde se expenden alimentos de forma liberada en bodegas, por encontrarse esas poblaciones alejadas de aquellos primeros establecimientos, excepto en el Consejo Popular de Mamonal, hasta donde llegan solo las dietas de alimentación, pues allí las bases campesinas deben ocuparse directamente de la venta liberada a la comunidad.

Aunque los insumos escasean y se encarecen para los agricultores, y fenómenos meteorológicos se "traguen” el sacrificio de semanas, productores de 18 bases campesinas asociadas a la UEB majagüense —con varias de ellas ganaderas— ponen en nave de Acopio sus cosechas, que luego continúan su rumbo hacia las placitas y de ahí a las mesas, lo que no quita cierta presión por parte de la entidad a sus proveedores.

Sucede que alcanzar cada mes las 30 libras (lbs) per cápita de viandas, hortalizas, granos y frutas, sigue siendo desafío en un país que destina al año más de 2 000 millones de dólares para la compra de alimentos, que no satisfacen. De ahí que se apueste por el programa de autoabastecimiento alimentario municipal.

Y Ciego de Ávila tiene potencialidades para incluirse entre las primeras provincias de Cuba que garanticen mensualmente a sus pobladores las 30 lbs, además de la capacidad de sostenerlo en el tiempo, afirmó el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, en reciente recorrido por el territorio.

• Consulte: Impostergable sembrar para alcanzar la soberanía alimentaria.

Majagua es abanderado en este sentido, pues cumplió en enero pasado con la cifra. No obstante, como dijo Ydael Jesús Pérez Brito, viceministro primero de la Agricultura, no se trata de alcanzar una estadística, sino de que los productos agrícolas tengan presencia constante en los mercados dirigidos a la población.

AcopioMajagua culminó la primera vuelta de tres libras de papa por consumidor, con más de 750 quintales distribuidos en sus cinco consejos populares

Olesya Obregón Fernández, delegada de la Agricultura en el municipio, precisó a la Agencia Cubana de Noticias que el resultado es posible por el aporte de las unidades productoras del territorio a los establecimientos de venta, a pesar de las limitaciones del combustible para el traslado de los alimentos, que obliga al empleo de medios propios de los agricultores. A eso se suma el actual mal estado de los camiones de Acopio, por ejemplo.

Aquí las cuentas son favorables, después de una adecuada contratación, ratificación, recepción y distribución, a juzgar por lo que reseña Miguel Ángel Gómez Cruz, comercial de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Acopio de Majagua.

En diciembre el per cápita fue de 29.8 lbs y en febrero de 29.1 lbs, resultados que, obviamente, dependen de lo que haya para ofertar en el momento. Guadalupe Matos Hernández, directora de la UEB, precisa que “se necesitan 720 180 lbs en total para garantizar a cada uno de los 24 006 habitantes sus 15 lbs de viandas, 10 de hortalizas, dos de frutas y tres de granos, estas última bien complejas de adquirir”.

Acopio, MajaguaMercado Dos La Yuca, de Majagua, reconocido por la variedad y el buen servicio

Ahora bien, unos cuantos consumidores de la zona se muestran desconfiados al oír que recibieron en total alrededor de 30 lbs. Entonces, traslado la incógnita a Miguel Ángel Gómez Cruz, quien reflexiona a partir de “la teoría de la pirámide invertida”.

“También a esa cuenta va lo que las formas productivas expenden en sus puntos de ventas y certifican en la UEB como comercializado. Acopio, en sus nueve mercados agropecuarios, garantiza de la per cápita solo ocho, nueve o 10 lbs. Se sobrentiende que sea al revés, que lo vendido y certificado por las bases en sus puntos sea un complemento a lo de las placitas, no el peso fundamental.”

Invertir la pirámide tiene que ver con que aportar a Acopio no sea “quedar bien”. Aunque, en tal sentido, el campesino Orlando León Hernández, asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Simón Reyes, señala la necesidad de agilizar el pago en fecha a los productores, los que ven llegar tarde su dinero a las manos; o, lo que es lo mismo, al surco, donde otra necesaria inversión puede estar esperando.

Sobre el particular, el comercial de la UEB aclara que “cuando el productor deposita en la nave, se le factura la venta, papel que luego debe entregar personalmente en su base productiva, la que tiene que venir a Acopio a conciliar esa factura. Existen, para pagar al campesino, 30 días después de conciliada la factura, cuyo tiempo (ganado o perdido) depende de la rapidez con la que acudan los productores a sus bases y estas a la conciliación con Acopio”.

Aunque algunas CCS —como la Héctor Díaz, de la localidad de Río Grande— tratan de cumplir con quienes “se despulmonan” en la tierra, en ese trasiego de papeles y humanos la peor parte se la lleva Acopio, la cara de la deprimida Agricultura que ve el pueblo.

“Se demoran en pagar” o “se dan ‛tremenda lija’ para coger algo”, son frases que van de boca en boca, ideas que tienen su sustento en malas prácticas añejadas en el imaginario del campesinado. “Si al Estado hay que pagarle al momento, ¿por qué el campesino tiene que “fiar” sus producciones?”, concluye un vecino agricultor.

Más allá del mercado

Sobre las dietas de alimentación, Miguel Ángel Gómez Cruz añade que, en el municipio, existen 72 especiales, para personas con enfermedades crónicas, y 557 de ocho lbs de viandas, que se otorgan a algunas personas con padecimientos y a embarazadas. Tan sensible propósito requiere de mayor prontitud, pues lo que debiera distribuirse en la primera quincena de cada mes, termina por repartirse después del día 20.

Otros de los tantos lugares que Acopio apoya, también muy sensibles, son los cuatro comedores del Sistema de Atención a la Familia. “Allí ponemos lo que sus administradores demanden, si tenemos el producto en ese momento. Vamos hasta tres veces por semana, aunque ellos tienen campesinos que les tiran por directo sus producciones”.

Reitero la idea de “otros de los tantos lugares”. Cuando en un mes (como enero) se acopien 131.39 toneladas (t) de productos y se deban poner en toda la red de centros de Educación, Salud, Comercio y Gastronomía municipales, entre otros organismos, de ningún modo se satisfará, al unísono, la demanda de todas las instituciones. Eso se alcanzaría si Majagua fuera capaz de producir al año las 4 000 t que Acopio demanda —un promedio de 330 mensuales— y no poco más de 2 300, como en 2020.

“El llamado es a sembrar, producir y acopiar más, con énfasis en el programa de autoabastecimiento municipal, y llevar alimentos hacia los mercados agropecuarios”, subraya Guadalupe Matos Hernández, quien, desde hace más de un año, no deja un mostrador abandonado, atenta a los destinos y al expendio.

Toca también a Guillermo Báez Ramos, técnico de Acopio en el Consejo Popular de Orlando González, visitar a las bases productivas, negociar con los campesinos la propia transportación de sus mercancías, la que se les paga, y evitar, de cierta manera, que se les “pierdan” los alimentos que, gracias a ese vínculo, a esa “presión”, pueden adquirirse en los mercados.

“Aún queda mucho por hacer para el funcionamiento efectivo de Acopio en Majagua”, coinciden tanto los entrevistados en la UEB como clientes. Ejemplo de eso es el mercado El Melón, del poblado cabecera, arrendado a la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) de La Manchurria, alternativa de Acopio que ofrece ya otro semblante en la tarima, en manos de unos 90 productores locales, dirigidos por Jady Álvarez Guerra, presidente de la UBPC.

Mercado Agropecuario El Melón UBPC la Manchurria

Posted by Diosvany Rojas Garcia on Tuesday, March 9, 2021

En la ampliación de las ofertas, bastante puede contribuir un mayor encadenamiento con las mini y microindustrias, que permitan la venta de productos beneficiados.

Además, se precisa trabajar la agricultura urbana, suburbana y familiar, con el fin de intencionar esa contratación que abastece a las placitas de hortalizas frescas. Con tal propósito se labora en la comunidad de Orlando González, donde se busca rescatar el papel de los organopónicos.

No pocos expertos han señalado la importancia del desarrollo local como oportunidad que abarata costos, precisa de menos medios de transportación y, a la vez, protege los productos de malograrse por las manipulaciones. En ese algo tenso camino anda Majagua, del campo… a la pesa, a la jaba, a la mesa.

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