Tiempo de plan

Sabe la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en Ciego de Ávila y en todo el país, que de lo que suceda en el primer segmento del año puede depender, en gran medida, el curso que siga, hasta diciembre (y más allá), la producción en cientos de fábricas, industrias y centros de trabajo en general.

Las asambleas para la presentación e información acerca del Plan de la Economía y del Presupuesto (enero-febrero) son un peldaño vital para que trabajadores y representantes afinquen bien los pies y concretar, desde cada puesto individual y espacio colectivo, un plan, en cuyo diseño ellos mismos deben haber participado, desde inicios del año anterior…, si ese proceso se organizó bien.

Y es ahí donde, por lo visto, empiezan a sacar cabeza algunos problemas. Porque no se trata solo de que el sindicato convoque, motive, movilice. Se impone una buena preparación sindical, pero también política y administrativa; capacitación, dominio de indicadores, de potencialidades no aprovechadas y de factores que puedan repercutir a favor o en contra del plan.

No por casualidad, Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación, reiteró en la Asamblea Nacional del Poder Popular el imperativo de conformar un plan realista y cumplible, a la vez que subrayó la capacidad que pueden poner a prueba los obreros para identificar qué renglones es posible producir para no tener que importarlos, e incluso, exportar, si las condiciones lo permiten.

Lo que no puede ocurrir es lo que ha alertado el propio Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: la inmovilización de lo planificado como consecuencia de quienes “se demoran en tomar decisiones, en exportar, en cobrar”, y de “personas que no tienen la sensibilidad que exigen las circunstancias”.

Por ello, a obreros avileños del sector industrial les preocupa la garantía de una materia prima no siempre a mano cuando ya el plan está en marcha. Y todo el mundo sabe a lo que ello suele conducir: atrasos, incumplimientos, corre-corre de última hora, o peor aún: interrupciones en el proceso tecnológico y productivo, con nefasto impacto para la economía nacional y para la que, en el orden familiar, lleva encima cada trabajador.

Esas asambleas, a las que no debe faltar la empresa (si se trata de una estructura de base), ni la Organización Superior de Dirección Empresarial (Osde), cuando la cita es a nivel de empresa, permiten abrir oído a quienes también llamaron a valorar el combustible que se asigna para distribuir medicamento, así como los instrumentos y condiciones en que transcurre la actividad constructiva.

Si el talento obrero ha parido miles de soluciones en el contexto del foro científico, también puede generar más producción, riqueza, ingresos y satisfacción de necesidades la participación de los trabajadores en la conformación de su plan: asunto que no está al nivel que pudiera, según admite Hilda Martínez Cuesta, miembro del Secretariado Provincial de la CTC, aunque se avanza.

Abril anda ya y habrá que evaluar lo propuesto hace un año y proyectar el 2020. Aun cuando haya escépticos, Milagro de la Caridad Pérez, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, sabe que con la sabiduría obrera se puede ahorrar más, mejorar índices de consumo, lograr mayor calidad en servicios, enfrentar el desvío de recursos, identificar qué importaciones sustituir, cómo generar exportaciones, reducir inventarios ociosos o de lento movimiento, mantener una adecuada disciplina, aprovechar mejor la jornada. Y eso es, también, “calzar” el plan.