No voy escribir sobre recursos materiales ni financieros. Voy a hablar de otros que también escasean, pero pudieran ayudar a ofrecer respuestas que contribuyan a hacer la vida más feliz. Voy a hablar de lo que produce un sistema de organización eficaz del trabajo, que, con pocos recursos, en otros tiempos, ha dado ejemplo de socialismo en Cuba.
Enormes palabras se pronunciaron en la clausura del 8vo. Congreso del Partido: “sensibilidad con los problemas del pueblo”, “el pueblo debe ser protagonista de cuanto hagamos”, “se debe elevar el control popular”.
La razón de ser de toda organización, institución o empresa cubana se llama pueblo, público o cliente, como se le quiera nombrar. No se trata de cumplir con el plan o los objetivos, tener ingresos para repartir utilidades. Lo que se procura es entender cómo eso se corresponde con el bienestar social.
El problema es cómo se interpreta cabalmente el concepto de Poder Popular. Por ejemplo, si voy a la placita, ¿por qué debo comprar papas mojadas, enfangadas y contaminadas con las podridas, mientras hay en el almacén sacos con buenos frutos? Si voy a hacer un trámite, ¿por qué no se brinda información clara del procedimiento a seguir para no volver varias veces al mismo lugar?, para no hablar de otras formas de maltrato al público, habituales en varias instituciones.
Son tiempos de buscar nuevos espacios de intercambio y retroalimentación, ampliar el vínculo con las masas, tocar las cosas con las manos. Algo que se necesita arraigar más como método y estilo de trabajo. Son tiempos de escuchar propuestas populares antes de cambiar estructuras y procedimientos que a veces favorecen a la organización interna de las entidades, pero complejizan soluciones.
¿Realmente se comprende lo que significa ser un servidor público? ¿Cómo se logran los sistemas de integración para dar respuesta a problemas en los que deben actuar de manera oportuna y al unísono más de una institución? ¿Cuáles son los mecanismos de coordinación que deben garantizar la solución integral y oportuna de los problemas multifactoriales? Las respuestas a estas interrogantes deben ser resultado de un plan concebido y sincronizado desde los objetivos estratégicos de trabajo territorial.
Los sistemas organizativos especializados por funciones técnicas, cada vez ayudan menos a las soluciones rápidas de los problemas públicos. Más de una vez escuchamos las famosas frases de que “esto no me toca a mí”, “eso es de otra brigada que está resolviendo una urgencia”, “llame mañana o vaya a la oficina de Atención a la Población en los días x”. En definitiva, persistirá el problema y te ausentarás en una o varias ocasiones más a tu trabajo para resolver lo mismo.
¿Dónde quedaron las experiencias de las brigadas integrales propuestas por nuestro General de Ejército Raúl Castro Ruz, la generalización de las taquillas únicas para trámites, que enseñaron nuevas maneras de hacer para reducir los tiempos de espera y brindar soluciones rápidas?
¿Cómo renovar las visitas integrales a los consejos populares, como sistema de trabajo permanente para evaluar el trabajo gubernamental, hablar con el pueblo e identificar los problemas y sus causas para que la Asamblea del Poder Popular Municipal ajuste cada vez más su agenda a la agenda pública?
¿Por qué no se activan con sistematicidad las Brigadas Estudiantiles de Trabajo, para contribuir a las transformaciones de las comunidades, como parte del sistema de formación educativa y docente? ¿Por qué no se rescata la identificación de comunidades de referencia para generalizar experiencias, gratificar esos ejemplos y divulgarlos por los medios de comunicación masiva?
Despertemos. Coordinemos lo que queramos hacer y participemos. Hagamos un plan, donde con la integración y el esfuerzo de todos usemos mejor los recursos para seguir resistiendo, pero avanzando.