Reflexiones bajo el sol de julio

Mientras se camina o se pedalea sudando la gota gorda, poco se puede pensar. Pero si algo no sale de la cabeza de quien se faja con el sol de estos días, es que, si el calor va a peor, ya estamos perdiendo la batalla

sol intenso¿Están nuestras ciudades preparadas para un clima aún más caliente?Es verdad que de este lado del mundo nos hemos pasado la vida entera sufriendo de soles que rajan piedras y añorando los frentes fríos de diciembre. Es verdad que esta rayita de tierra que llamamos país nada en las aguas calientes del trópico, y nosotros, su gente, nunca hemos tomado en serio, por ejemplo, usar protector solar.

Por eso habrá quien piense que es exagerado hablar ahora de lo que puede hacer en nuestros cuerpos (ya tan acostumbrados a sudar) y nuestra salud las temperaturas que estamos viviendo este año. Sí, hace sol, pero ¿es para tanto?

La ciencia dice que sí. Hace poco más de un año, la Revista Cubana de Medicina General Integral publicaba un artículo dedicado a los golpes de calor, una enfermedad (sí, enfermedad) que ya se describía hace mil años en la literatura, pero que se encuentra en peligroso aumento por culpa de las bruscas alzas que experimenta la temperatura media mundial.

Primero ilustran cuán seria es: tiene una mortalidad entre el 10 y el 50 por ciento, en dependencia del país, y hasta el 20 por ciento de los sobrevivientes puede quedar con daños neurológicos permanentes.

'Nunca nada ha sido más urgente que esto'. Dice Javier Peña, ambientalista creador del movimiento Hope (Esperanza) 1)...

Posted by Daniel Garcia on Thursday, July 20, 2023

Cuando el cuerpo alcanza temperaturas por encima de los 40 grados Celsius, en ambientes húmedos y cálidos, puede no ser capaz de regularse, y experimentará delirios, fallos orgánicos, convulsiones o incluso estados de coma. Aunque estas circunstancias son potencialmente peligrosas para ancianos, niños pequeños o mascotas, nadie está completamente a salvo: puede producirse también en personas sanas que se someten a actividades físicas intensas.

Mañana en Cuba tenemos temperaturas de 35 grados a las tres de la tarde, con una humedad relativa del 66 por ciento. Poco caso estamos prestando a estos peligros: cuando regresamos del trabajo por largas calles sin vegetación, cuando los abuelos salen a hacer mandados o largas colas de trámites, cuando los niños no quieren apenas entrar a la casa porque están de vacaciones...

Y más allá de usar prendas que permitan transpirar para taparnos del sol, de llevar agua a todas partes y de no salir en los horarios de más incidencia de rayos UV, todo esto deja una pregunta en el aire: ¿vivimos en ciudades preparadas para las altas temperaturas que nos esperan?

Increíblemente, la respuesta es que vivíamos. Todos los elementos arquitectónicos y urbanísticos de protección ambiental que conocemos datan de la arquitectura colonial, neocolonial y el movimiento moderno cubano (años 1930-1950). Persianas de madera, celosías, portales, pasillos y patios que permiten la ventilación cruzada, pérgolas y zonas de mayor vegetación en los espacios urbanos son rasgos de los edificios y complejos arquitectónicos viejos.

Mirada al Movimiento Moderno cubano: un enfoque climático. Reparto Alturas del Vedado, Ciudad de La Habana

Una zona altamente urbanizada puede experimentar hasta un grado más de temperatura en horarios de la tarde, cuando la cantidad de calor absorbida por los edificios se acumula. Este efecto se llama “isla de calor”, y solamente puede revertirse con los elementos constructivos que mencionamos arriba.

Años después, construimos casas con persianas de metal y cubiertas bajas, cubrimos los jardines o patios con cemento, y sucumbimos a la moda absurda de las ventanas de cristal llamadas “habaneras”. Pero en las obras públicas hay vicios también: Cuba tiene una norma para la eficiencia energética en la arquitectura, sin embargo, “los diseños arquitectónicos que se ejecutan en Cuba no cumplen estos requerimientos y de manera general, emplean grandes superficies de vidrio expuestas a la radiación solar sin protección”. La revista de arquitectura del ISPJAE dedicó en 2014 un número a analizar elementos de protección solar y ambiental en espacios públicos de Cuba y Latinoamérica.

Así, nos toca esperar en los pasillos cerrados de los policlínicos, llevar a los niños a pasar un día entero en aulas sin ventanas, caminar por las avenidas nuevas con arbustos que parecen de plástico. Y no es solamente más incómodo: es insalubre.

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