Pesadilla de recién graduado

Cinco años había esperado para aquel primer día. A partir de ahora, según le habían dicho, venía “el fogueo” de verdad. Por su parte podía venir lo que quisiera, al fin y al cabo, se sentía afortunado por la ubicación laboral, que justificaba tantas horas de estudio. No obstante, nadie le advirtió que, detrás de aquel buró, como mismo se esfumaban los días, se desvanecerían las expectativas por las que alguna vez se soñó ingeniero, y lo que otros llamaban servicio social, terminó siendo su pesadilla de dos años.

Ser “el nuevo” nunca fue tarea fácil. No por gusto, cuando estás a punto de comenzar tu vida de trabajador, siempre hay quien te dice "¡Prepárate!", y terminas agradeciendo que alguien te dé ánimos para arrancar. Pero solo después entiendes el verdadero significado de esa frase, cuando, por recién graduado, en ocasiones, te toca lidiar con los encargos que nadie quiere, el celo de los experimentados que se niegan a enseñar por creer que representas una amenaza para su puesto, los regaños de los superiores que nunca te explicaron cómo debía hacerse y, aun así, te reclaman como si tuvieras que saberlo.

Habrá quien pueda hablar mejor o peor de sus inicios en el entorno laboral, porque las experiencias suelen ser tan variopintas como las propias ocupaciones y el colectivo de trabajo que te acoge. Sin embargo, lo que no debería fallar, y todavía falla en muchísimos lugares, es la atención consciente a los jóvenes profesionales que mucho pueden aportar.

Sectores profesionalmente deprimidos son los que sobran en el panorama actual de nuestro país. Según consta en el Anuario Estadístico de Ciego de Ávila 2016, Edición 2017, al término del curso escolar 2015-2016 la provincia graduó a 2 468 estudiantes del Nivel Superior, siendo la rama de las Ciencias Médicas (1 974) la más favorecida, mientras las Ciencias Agropecuarias solo llegaron a 10, en un territorio de gran potencial agrícola, que demanda un mayor número de personal calificado como para, también, permitirse desatender a los pocos que llegan.

Por ello incomoda tanto que, en algunos organismos, cuando por fin logran incorporar a un recién graduado que pedían hasta por señas, terminen dándose el lujo de perderlo porque nunca lo escucharon, le negaron las posibilidades de superación, le faltó orientación o, simplemente, no tuvo la motivación que le estaba faltando.

Ante salarios que, muchas veces, son inversamente proporcionales al esfuerzo que hay detrás de una carrera universitaria, la desatención se vuelve una pesada carga que termina por lanzar al joven trabajador hacia otros horizontes, incluido el sector privado, donde, si bien engordan los bolsillos, no siempre la realización profesional es una prioridad. Y aunque el factor económico sea decisivo, no es el único. Existen otras muchas maneras de lograr que alguien se quede, que se enamore de su profesión con sus pros y sus contras, como también lo han hecho otros, mas eso tiene que ser desde el mismo primer día.

Así lo ha señalado el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz Canel Bermúdez, al reconocer que más allá de que el salario sea hoy un problema real en Cuba, en la decisión de un graduado universitario para permanecer en su plaza, influye, también, la responsabilidad que se le asigne, que se sienta comprometido con la tarea que realiza y se comparta con él las decisiones, pues en no todos los lugares tiene el apoyo necesario.

Y aunque existe un reglamento que norma el tratamiento que debe recibir un recién graduado durante el periodo de adiestramiento, hay que reconocer que en muchas entidades lo desconocen, o, con buena suerte, cumplen solo lo que les parece conveniente, que, al final, es igual de terrible. Como resultado, un trabajador al que probablemente le cueste insertarse en el colectivo laboral, deformado profesionalmente y, muchas veces, descontento.

Nadie llega a su primer día de trabajo con las mismas expectativas y nivel de compromiso, pero todos necesitan del empujón y la oportunidad que ayude a vencer el miedo de novato. Si alguna vez fuiste "el nuevo", con un montón de aspiraciones a cuestas, entenderás de lo que hablo.