Los números no se comen

Mi vecino suele decírmelo cada vez que los entresijos de la economía le dibujan un país que él no entiende porque no ve. “Periodista, yo no como números”, suelta ríspido y provocadoramente, porque en el fondo (y, a veces, no tan el fondo) culpa a los periodistas de que no sepamos convertirle el Producto Interno Bruto (PIB) en huevos fritos y zapatos; de que reproduzcamos informes de crecimientos que terminarán alimentando un día a las polillas, mientras él sigue con su menú invariable.

“Pues yo tampoco me los trago”,  le respondo siempre, con la sutileza que él descubre en el verbo. Luego le aclaro “que no me los trago hasta que no los ‘digiera’” y el contrasentido va pareciéndole lógico en la medida en que “masticamos” cada dato y descubrimos, al menos, uno de los tantos sabores que contiene. Así sabe mejor la Economía.

Y así ha sobrevivido nuestra amistad, aunque a ratos creo que hay cosas que mi vecino no ve porque no mira, o quizás sí mira y no entiende. Entonces le recuerdo que estudié Periodismo y que, incluso los economistas, tampoco lo saben o entienden todo.

Hace apenas una semana, supo que en este 2018 no creceremos lo previsto, pero sí habrá un “ligero crecimiento”. Por culpa de la noticia, me tuvo de “intérprete” media tarde en las que algunas cuentas, “por arribita” sirvieron, apenas, de un aperitivo que les comparto.

De los 38 015 millones de peso que Cuba destina a los gastos para la actividad presupuestada, el 55 por ciento van a la Asistencia Pública, Asistencia Social, Seguridad Social y Educación…y otro 19 por ciento cubre, entre otros gastos, los subsidios de los materiales de la construcción… ¿qué queda?

Súmale a eso que de los 25 194 millones que se destinan a la actividad no presupuestada, el 62 por ciento se emplea en financiar exportaciones y sustituir importaciones. Y que otro 14 por ciento va a los subsidios de los precios minoristas. (En ese contexto, ten en cuenta que la balanza sigue mal inclinada porque las exportaciones disminuyen y las importaciones aumentan).

Considera, además, que el 75 por ciento de la captación de todo ese dinero (poder poder hacer todos esos gastos) viene de la aplicación de impuestos, tasas y contribuciones; o sea, lo pagamos nosotros, no estamos sacando petróleo de ningún pozo.

Si, para colmo, escuchas al Ministro de Economía decir que “estamos gastando 18 centavos dólar para producir un peso y se aspira a, para el 2019, disminuir la cifra al menos a 17 centavos dólar”, te darás cuenta de cuán dramático es el contexto y de a qué ritmo pretendemos (o podemos) mejorar, dependiendo “para colmo” de la eficiencia de nuestras empresas que todavía tienen el acápite de tarea.

Ubícate que la llamada “locomotora de nuestra Economía”, el Turismo, sí ha aumentado el número de visitantes en un 16,5 por ciento, sin embargo, los ingresos solo lo hicieron en un 10,5 por ciento, lo que refleja una disminución de ingresos, o lo que podría traducirse en: se está gastando menos fuera del “todo incluido”. Observa aquí qué se ha hecho en Júcaro o en Morón, lugares que podrían recibir a los visitantes de Jardines del Rey y de La Reina. (Mención aparte a lo que rodea al Rueda) y dime si podremos revertirlo a corto plazo.

Entiende que las importaciones de Cuba —de las cuales, el 40 por ciento son en combustible y alimento— se hacen, casi siempre, con créditos y eso genera nuevos intereses y deudas, y que solo en 10 años ya vamos por más de 23 000 millones en los servicios a esa deuda (porque necesitamos que nos sigan prestando). No obvies que ambos renglones, Agricultura y Energía, están lejos, todavía, de sostenernos.

Suma datos “externos” como los 13 000 millones 185 000 que nos cobró Irma en daños, o los que nos “sopla” el bloqueo cada año, y lo que debemos guardar en nuestras reservas.

Sin tener todos las cifras a manos, leyendo más de dos tablas, declaraciones de dos ministros, y a varios expertos cubanos, le “serví la mesa” a mi vecino, para luego empezar a restar todo aquello del dinero que ganamos con nuestras exportaciones de bienes y servicios.

“Está apretá la jugada, ¿eh?”, le solté antes de la primera división. Y él terminó “pagándome” con la misma moneda: “Sigo sin comérmelos, pero ahora me los trago mejor”.

Tabla de actividad de gastosCrédito de las tablas: Ministerio de Finanzas y Precios (publicado en Cubadebate)

Tabla de actividad de gastos