La leche “hierve”, pero no se bota

Ahora que la leche puede pagarse a 20.00 pesos el litro, a cuánto ascenderá su entrega a la Industria. ¿El pago de más del doble del precio que tenía significará, acaso, el doble de la entrega?

Diez meses después de que la Tarea Ordenamiento caldeara los debates sobre los precios en Cuba y desajustara las cuentas de los guajiros, le llega el turno de “reconciliación” a los ganaderos, quienes miraban con sana envidia cómo a algunos productos se les subían los precios de compra, mientras ellos permanecían relegados… a la espera.

Ya se habían cansado de decir que “la lista no les daba con el billete” y hasta Ricardo Pérez Echevarría, director de la Empresa Agropecuaria Ruta Invasora, invitaba a los ministros de Finanzas y Precios, y de la Agricultura, a calcularles los costos de su entidad, para demostrarles que 9.00 pesos eran muy poco.

Algunos, incluso, se atrevieron a cifrar el mínimo en 15.00 pesos y desde este primero de noviembre, cuando el pago por litro ascendió a 20.00 pesos, fueron ellos los que se quedaron por debajo. Y esa fue una estupenda noticia, sin dudas.

Sin embargo, el mismo entusiasmo que pasta hoy en los potreros pudiera revertirse, luego, en noticia no tan alentadora, porque asumir que con el aumento del precio de la leche aumentará, instantáneamente, la entrega es, como mínimo, error de principiantes. 

Eso equivaldría a pensar que las vacas se alimentan con billetes o que, cuando los ven, promedian más litros por ubre. Y sabemos que el dinero, a corto plazo, podría incrementar la entrega de la leche que se iba a otros destinos (todavía mejor pagados), pero que, a corto plazo, no se reconvierte en pienso ni en agua. Los ganaderos deberán acumular cierta fortuna para aspirar a pelos de alambre, pozos, máquinas forrajeras y el resto del paquete que por años les han debido a la ganadería. Ganadería que, por tanto, también ha contraído deudas con los consumidores.

 • Lea en este enlace una mirada más profunda sobre la leche que se “evapora”

Aquí los incumplimientos han sido casi la regla de los últimos tiempos y la semana pasada, por ejemplo, el Lácteo avileño tuvo días en que el acopio se quedó sobre los 31 000 litros, y esa Industria, para su distribución y producción planificada de derivados, necesita unos 50 000 diarios. El margen era abismal.

¿Qué otro factor, además del precio, podría condicionar que el pastoreo vaya directico al Lácteo y sea visible el aumento en la entrega? Que en caso de incumplimientos, según reza el acuerdo entre la Agricultura y la Industria Alimentaria, el productor deberá indemnizar a la Industria con 10.00 pesos por cada litro dejado de entregar.

Y ese no es un dato menor si lo contextualizamos. De los casi 5 000 ganaderos avileños, alrededor de la mitad venía incumpliendo sus contratos y la deuda al Lácteo, al cierre de agosto, superaba los tres millones de litros. Multipliquemos, entonces, para darnos cuenta de que los beneficios están condicionados no sólo por la calidad, sino por la cantidad; una relación que, sin querer, podría convertirse en un arma de doble filo.

Si un ganadero entrega con máxima calidad 100 litros de leche y deja de acopiar otros 100, digamos, recibirá 2 000.00 pesos por un lado, aunque tendrá que pagarle al Lácteo 1 000.00 por lo no entregado. Conclusión: cuando el incumplimiento ronde la mitad de lo pactado, todavía se quedará con 1 000.00 pesos; monto superior al otro contexto de incumplimientos, donde el valor del litro no se le devolvía al Lácteo y recibía por lo acopiado 7.50.  En octubre, incumplir lo dejaba con 750.00 pesos. En noviembre, con 1 000.00.

¿Seguirán desviando la ruta para “reponer ganancias” en un mercado, también autorizado en las nuevas formas de comercialización? ¿Se aprovecharán de que los derivados ahora se pagarán más caros y convertirán cinco litros de leche (100.00 pesos) en una libra de queso por más dinero?

¿O tendremos que suponer que si la entrega no aumenta de manera visible se podría deber, también, a que los planes fueron mal concebidos o sobredimensionados; a que no en todos los potreros hay control de la masa; a que la seca del ganado no es únicamente culpa del clima y el mal manejo tardará en enderezar el camino al Lácteo?

Como sea, todavía es poco tiempo para dilucidar predicciones. Ahora mismo, sólo tenemos el incremento justo y notable del precio de la leche; un tema que “hierve” en la palestra pública, donde las expectativas suelen derramarse. Ojalá no sea el caso.