La “hazaña” que falta

Sin obviar la responsabilidad que pueda corresponderle a Comunales, vale la pena que nos preguntemos qué ha hecho el resto de la sociedad para mantener más limpio, saludable y hermoso su entorno

Entre los saldos positivos que está dejando la cruzada contra la propagación del SARS-CoV-2 en Ciego de Ávila se inscribe el empeño por rescatar aquel sentimiento estatal, institucional y sobre todo popular que en tiempos pretéritos convirtió a la ciudad en una de las más limpias y atractivas del país.

Datos ofrecidos por Luis Alberto Pérez Olivares, director provincial de Servicios Comunales, dan cuenta de la evacuación de unos 1 000 metros cúbicos de desechos sólidos como promedio cada día desde que, con participación multisectorial, se le metió el pecho al asunto.

Si una tonelada equivale a seis metros cúbicos, haga usted el cálculo y verá de cuántas estamos hablando. Si no tiene a mano calculadora o lápiz, le ayudaré: 166 toneladas en cada jornada.

Como sé que usted es una persona inteligente, le invito a que imagine cuántos medios de transporte intervienen en esa operación. Anote: entre 15 y 20 camiones, además de cargadores.

Obviamente, Comunales no podría enfrentar con sus “hierritos” una tarea de tal envergadura. De hecho, en la ciudad cabecera y los municipios se está contratando el servicio de tracción animal: muy oportuno si se organiza y controla bien. La cifra debe superar los 180.

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Como también explica Luis Alberto, se han sumado equipos de Viales, Ministerio de la Construcción, Canal Trasvase, Agricultura, Industria de Materiales de la Construcción, el sector eléctrico y medios pertenecientes a la Unión Constructora Militar de Cayo Cruz, Camagüey.

Por la presencia de esa potente fuerza y el cambio que registran lugares neurálgicos desde el punto de vista higiénico y sanitario (donde durante meses y años se ha cimentado mucho más que basura o escombros: desidia y peligro real para la vida humana) hay quienes ven dicha operación como una hazaña.

No pensar, escuchar o cambiar a tiempo es un vicio que nos ha pasado factura

Una interrogante, sin embargo, me asalta: ¿Por qué tenía que remontar el problema tales niveles?

Sin obviar la responsabilidad que, como organismo rector de la limpieza, pueda corresponderle a Comunales, vale la pena que nos preguntemos qué ha hecho el resto de la sociedad para mantener más limpio, saludable y hermoso su entorno.

Poco. Se ha hecho poco. Basta ver céntricos espacios públicos donde la yerba da a la cintura o donde cualquier ciudadano lanza con pasmosa flema un bolso o una caja de basura en plena acera.

Áreas de los repartos Alfredo Gutiérrez Lugones, Roberto Rivas Fraga y Ángel Alfredo Pérez Rivero, por solo citar tres en la capital provincial, dan grima —como se solía decir antes, cuando era una minoría la que se tornaba indolente y descuidada.

Falta trabajo comunitario, es cierto. Falta aquel empuje cederista, de barrio, que volcaba a la mayoría de los vecinos, machete, guataca, saco y carretilla en manos, para transformar completamente las mejillas del lugar.

Pero falta también rigor institucional. Comunales tenía su cuerpo de inspectores que, sin ser perfecto, operaba. Por decisión del país fue eliminado. Directivos de ese sector —vital, como el de Acueducto y Alcantarillado, para la salud de toda ciudad— sienten que la supervisión y la inspección actuales “no les tiran con igual fuerza” a las flagrantes violaciones que algunos indolentes cometen a diario.

Quizás uno de los ejemplos tristemente paradigmáticos esté en el final de la calle Narciso López (en el sur de la ciudad de Ciego de Ávila), donde equipos limpian el “célebre microvertedero” y horas después el panorama es igual o peor, por la indolencia de vecinos y de carretoneros que vierten de todo lo que usted imagina y hasta lo que ni es capaz de suponer.

Por eso tal vez la “hazaña” no radique tanto en lo que a pulmón se está haciendo, sino en lograr que por fin, de conjunto, todos hagamos lo que durante tiempo no se ha hecho.