Ese momento incómodo en el que, en una cola de la bodega, empieza el murmullo y la protesta, tiene, por estas fechas, un factor común: llegó alguien con Plan Jaba (PJ). La gente, entonces, se acalora, hace cuestionamientos, se molesta…
Tiempo atrás no era un panorama repetido que en estos lugares hubiera demasiadas personas para las compras. Pero ahora todos sabemos que las cosas han cambiado, de ahí que las preguntas y las quejas “lluevan”; y las respuestas desde el otro lado, el de los beneficiados, también.
Desde agosto de 1992 en Cuba se emitió la Resolución sobre este mecanismo, que elaboraron la Federación de Mujeres Cubanas y el Ministerio de Comercio Interior. Las maneras en las que se ha implementado y el propósito con el que se creó podrían repensarse 27 años después.
En todo ese lapso, algo sí se ha mantenido fijo: el ahorro de esfuerzo y tiempo que representa para los trabajadores, sobre todo para las mujeres, principales acogidas de forma tradicional.
La revisión de los procederes para su otorgamiento e intentar corregir irregularidades, fue uno de los planteamientos reiterados en el proceso previo al X Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), evento en el que se aprobaron algunas pautas que rigen en la actualidad.
Por ejemplo, al PJ pueden acceder hombres o mujeres que trabajen y en su núcleo familiar todos sean trabajadores, estudiantes o menores de edad no escolares o convivan con alguien con alguna discapacidad física. Ancianos que viven solos también pueden optar por este derecho.
Si se lee bien y se aplica lo establecido, en aquellas casas donde residan jubilados, no habría necesidad de solicitarlo. Aquí podríamos poner el primer paréntesis. El tan nombrado envejecimiento poblacional que caracteriza a la Cuba de hoy y la del futuro nos indica que en la composición de los núcleos familiares es cada vez más común encontrar personas que ya pasaron los límites de la edad laboral.
Podríamos lanzar una primera interrogante en este sentido: ¿en todos los casos son los jubilados quienes pueden asumir las labores de ir a la tienda a comprar y por eso no necesitan el Plan Jaba?
Por otro lado, si continuamente se habla de sobrecarga doméstica para las mujeres, de todo lo que implica ocuparse de las tareas en el hogar, las amas de casa estarían quedándose, otra vez, fuera del radar de estos privilegios, porque su trabajo no es remunerado, supuestamente no aporta socialmente, y por ello se les sigue llamando “desocupadas”.
• Invasor aportaba algunos datos al respecto: “Según el Anuario de Empleo y Salarios 2019, Oficina Nacional de Estadísticas e Información, la mitad de las cubanas en edad laboral no tienen vínculo de trabajo fuera de casa, y en Ciego de Ávila se repite el indicador, con una tasa del 51.1 por ciento económicamente activas. Y lo que es peor: la tasa de actividad económica femenina ha disminuido desde 2013.”
Las causas son demasiado varias y no obedecen solo al no querer tener un centro laboral. Recordemos que también son las mujeres quienes asumen, por lo regular, la función de cuidadoras (hijos, enfermos…), lo que las pone en esta situación.
Habría que pensar las formas en las que se enfoca el proporcionar esta ventaja, si todavía debe solo concentrarse en el trabajo de la forma legitimada, o reconocer esas otras prácticas que continúan subestimadas.
De los análisis de casos particulares para, a partir de ellos realizar los levantamientos con las características de los habitantes de cada vivienda, se encargan las secretarias de los bloques de la FMC. Son ellas las que llevan las propuestas a las delegaciones, donde se decide la aprobación de los que merezcan se les conceda el PJ.
Con lo acordado en el Congreso de la organización, son esas delegadas las que también deben llevar las libretas de abastecimiento a los Registros de Consumidores, conocidos como Oficodas, para poner el cuño que acredita que en ese núcleo hay preferencias para las colas.
Anteriormente, el método era a través de la firma de las delegadas o de un papel añadido que Comercio proporcionaba; vías que, a la larga, demostraron que no eran muy difíciles de burlar.
Entonces, ahora, otro mecanismo se impone, uno que depende del buen funcionamiento de la Federación en cada bloque, de los trámites demorados de los que no logramos zafarnos.
Una idea que apuesta desde sus inicios por lograr justicia, reconocimiento, beneficios, debe mantenerse en la medida en que realmente cumpla su propósito y no se desvirtúe o se torne arcaica. A estas alturas, en este contexto en el que han vuelto a controlarse productos por la libreta y las colas resurgen, el Plan Jaba debería alejarse de ser en lo que se ha convertido en tantos casos: una suerte de manzana de la discordia.