Es miércoles 22 de abril y me asombra que, en el camino hacia la redacción del periódico, todavía aprecio personas que, al parecer, están bastante ajenas a la percepción del riesgo de la COVID-19 en las calles de Ciego de Ávila.
Lo digo no solo por aquellos que conversan animadamente en una esquina, desde bien temprano en la mañana, o lo hacen sentados en una acera, sino porque algunos lo hacen con nasobucos colgados del cuello.
Y es que si bien se ha reiterado por autoridades y especialistas la importancia de usar este medio de protección, lo es más hacerlo de la manera correcta, como lo ha expresado en varias ocasiones el doctor Francisco Durán García, director de Epidemiología del Ministerio de Salud, en la ya habitual conferencia diaria de las 11:00 de la mañana, que prácticamente paraliza a Cuba.
También vi a varias personas que transitaban en bicicleta, con nasobucos en la misma situación e incluso una que ni siquiera lo llevaba. Asimismo, noté a algunas caminando sin este medio de protección, algo que no debe hacerse ni aun cuando vivan en la cuadra donde lo hacen.
Confieso que no me resulta fácil usarlo, pues puede ser molesto, sobre todo para quienes nunca lo habíamos empleado con anterioridad, pero esto no es excusa para no protegernos ante la amenaza.
Y es que el nasobuco o mascarilla, como pueden ser llamados indistintamente, no es una bufanda, un pañuelo u otra prenda que llevamos como adorno para el cuello, es vital para cuidarnos de esas gotas que pueden salir de cualquier persona para contagiarnos con tan peligrosa enfermedad.
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Más ahora que, como informa diariamente el doctor Durán García, un porcentaje significativo de los casos de las jornadas más recientes son de pacientes asintomáticos, o sea, sin aparentes síntomas respiratorios.
El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez alertaba esta semana sobre las personas que aún permanecen en los parques o en las calles sin un motivo. Hay que arreciar las medidas contra quienes lo hacen y más contra los que no se protegen o usan el nasobuco como un adorno. No no los podemos permitir.
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