¿Cuál es el objetivo de cumplir el plan?

Cumplir, sobrecumplir, superar los resultados de los años anteriores, una y otra vez…, esas son las premisas de las bases agrícolas provinciales. Y esas son las exigencias de las máximas autoridades avileñas. A veces se logran. ¿Pero qué significa lograrlo en las complicadas circunstancias actuales? ¿Acaso las estadísticas en el campo definen si se cumplimenta el encargo socioeconómico?

El crítico contexto de la economía cubana, entre otros factores, puede distorsionar la realidad de los planes que se plantean las empresas del territorio o el país. Surge, por tanto, una dicotomía: trazarse una meta fácil de conseguir, “objetiva”; o hacer el intento por sobrepasar los límites de las posibilidades.

Recientemente, el Pleno del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba generó debates y decisiones sobre los planes agrícolas que establecieron los municipios para conmemorar el 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional, y lo que seguiría.

La provincia se había propuesto sembrar 1000 hectáreas (ha) de cultivos varios y cada municipio superó su cometido, lo que implicó sobrecumplir con creces el objetivo. Por ello, las autoridades plantearon que debían aumentar o, como mínimo, sostener los resultados.

Varias son las lecturas. Primero, con el desabastecimiento que existe en los mercados, la baja calidad de los productos y los altísimos precios, ¿cuánto repercutirá directamente en contrarrestar la presente situación? ¿Ese sobrecumplimiento se traducirá a posteriori en la satisfacción total de la demanda?

Al respecto, el gobernador de la provincia, Alfre Menéndez Pérez, explicaba con total claridad: “Es imposible hablarles a los avileños de que se cumplen planes agrícolas hasta tanto no se vea reflejado en sus platos”.

Para alcanzar una recuperación paulatina del sector sería necesario producir sin detenerse en los números, en si se llegó o no a la meta fijada. Un plan no debería establecerse para luego autocomplacer a los directivos, para exhibirlo en reuniones y asumir que se hizo el máximo esfuerzo. Un plan, en estos tiempos, jamás ha de ser finito.

José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe de su Departamento Agroalimentario, decía que los planes de hoy estaban sujetos a condiciones que seguirían afectando, pero que es necesario rebasarlas.

De acuerdo con el delegado provincial de la Agricultura, Yaisel Vega González, se prevé procesar 8000 toneladas (t) de tomate durante la próxima campaña de frío. ¿Cuánto representa? De concretarse, se excedería con creces los más recientes registros. Sin embargo, es una cifra que está muy por debajo de las 30 000 t que, en décadas pasadas, se obtuvieron.

En el presente, hay un ejemplo ideal de que sí es viable revertir los atrasos. Cuando apenas cumplía al 33 por ciento la campaña de primavera en los meses de marzo y abril, la Empresa Agropecuaria La Cuba se repuso, al sembrar en poco más de un mes unas 1115 ha entre la sumatoria de 14 cultivos.

Desde luego, ahora se imponen par de preguntas: ¿Qué probabilidades tiene dicho polo productivo de continuar a ese paso? ¿Qué probabilidades hay de que se repliquen las buenas prácticas en otros colectivos agrícolas de Ciego de Ávila?

Con constantes déficit de combustibles, falta de semillas y de fertilizantes, problemas relacionados con los pagos a productores, entre tantos más, se mira desde una óptica diferente el panorama, donde la objetividad y la desmotivación pueden derrotar a los números y los anhelos.