¿Comunista?

 palabras Simplista o ingenuo el paralelo de algunos de que el socialismo es pobreza y el capitalismo riqueza; ¿Saben que China es una potencia económica socialista, y Palestina y Haití pobres y sufridos países capitalistas?

Leer un poco de historia (la verdadera) vale. Fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, gran país, que decidió la derrota del fascismo, elevó al primer hombre al cosmos y mantuvo por su potencial económico, científico y militar, la coexistencia por más de setenta años rivalizando con Estados Unidos.

“De moda” también igualar a comunismo y socialismo. Aclaro: El comunismo, es una formación económico-social, producto del devenir histórico. Es sociedad futura de justicia y bienestar, no presente aún en este mundo. El socialismo es su parte inicial, enfrascados en su construcción nos encontramos los cubanos.

No es nuevo apelar al adjetivo comunista para descalificar y desacreditar todo lo que contradiga al capitalismo, ideología absoluta de este mundo. La ofensa sirve para denostar presidentes progresistas y hasta al Papa. Feroz guerra de los medios, para lo cual “comunista” les suena más ofensivo, tal como dictadura; el socialismo parece más suave. “Mágico elogio”: capitalista y su “valor”: el dinero.

No molesta el adjetivo comunista, fue por aclamación que tomó ese apellido el Partido ante Fidel al aprobarse su primer Comité Central en 1965, ya la Revolución se había proclamado socialista en la víspera de Girón.

Los soviéticos creyeron su “socialismo real” cuasi comunismo y fallaron políticamente. La Revolución de Octubre, sin dudas, fue hecho crucial que bipartió al mundo, pero con una economía fuerte, pecaron al declarar sus ideas un patrón absoluto y exportarlo en manuales. Una vez derrumbados aquellos modelos, sus esquemas sucumbieron bajo los escombros del Muro de Berlín.

Confirmaron que el Marxismo no es dogma, sino guía de acción y que el “fin de la historia”, devendría nana para dormir tontos. Lo que se desmerengó fue un tipo de socialismo, no las causas de su existencia, ni los motivos para defenderlo.

Ni ellos probaron el camino correcto, ni a nosotros nos han dejado demostrar el nuestro. Pero sí que justicia social y humanismo no van con sociedades, llenas de “espejitos” y hombres que explotan, discriminan y matan a otros; que el socialismo tiene que parecerse a la historia y sociedad de quien lo construye; y que en el empeño tendrá que vencer duros retos, incluso sus propios errores.

De eso se han percatado los dueños de este mundo. Cuba no se puede imponer a la ley fatalista tan cerca del imperio; pequeño, subdesarrollado y hacer una revolución socialista en sus narices. Qué tal que demostráramos que podemos desarrollarnos por nosotros mismos, darnos una vida próspera, grandes conquistas sociales y además ayudar al mundo. Sería humillante para ellos con sus crisis, guerras y descréditos pretendiendo dictar los destinos ajenos.

Solo se comprende el mundo y a los individuos que lo habitan a través del prisma marxista de la concepción materialista de la historia. El ser social determina la conciencia social (el hombre piensa como vive). La mirada dialéctica enseña lo cambiante y lo contradictorio del desarrollo. Ella nos explica que momentos, espacios y concepciones dependen de las circunstancias económicas.

Podría servir la ley física de los vasos comunicantes: hay quienes al vaciársele el bolsillo, inmediatamente se les vacía el cerebro. Para otros, va el conocido pasaje bíblico del camello, el ojo de la aguja, el rico y el reino de los cielos. Pero la conciencia, reacciona no siempre de forma automática, a veces domina a esas circunstancias económicas, se impone, resiste y las vence. Tal es la sociedad.

La Batalla de Ideas no fue capítulo pasado de la Revolución. Los principios, son estables, trazan límites y objetivos, son razón de pensar y de ser; los amparan medios que son tácticos y aceptan ser cambiados hasta el punto en que violentan a aquellos que llamamos ideales. Es el momento en que una revolución se convierte en su contraria. Otros se curten, sacan lo mejor de sí ante tanto reto.

La batalla cubana contra los demonios hoy es por la unidad, la época Obama ayer y las medidas para beneficiar a la empresa privada en Cuba (dígase Mipymes), tienen el fin de trazar rompeaguas en la sociedad y levantar la bandera del capitalismo “pacíficamente”. Pero esas empresas, tanto como las estatales, son parte del entramado criollo de la economía. Incluidos por la gran mayoría de este pueblo en la Constitución, quien les critica fuertemente, con la visión socialista que tenemos para evaluarlo todo, aunque no nos demos cuenta.

Siempre Silvio y su Necio: Me vienen a convidar a indefinirme… Un compañero de antaño pregunta: ¿Y tú aún eres comunista? Siento que en esa pequeña pregunta cabe un discurso político. Hay tantos impactos y criterios. Pero no es tiempo de barricada, sino de diálogo y quizá una respuesta de fe, tan corta como la interrogante, baste: Ahora es que sé que soy comunista de verdad, mi hermano.