Lecciones de historia tristísima de agresiones entre un perro y un hombre
Tomada de Facebook Tengo la impresión de que le copio el título a mi entrañable José Aurelio Paz, pero sé que él me dejaría porque la palabra se ajusta perfectamente a lo que voy a escribir. Luego, leyendo y comprobando en Google mi falta de originalidad, descubriría que una serie animada para adultos con este nombre fue estrenada el año pasado; pero de lo que hablaré ocurrió hace apenas unas semanas.
Lo que todo el mundo sabe y dice es que un cochero le dio 14 machetazos a un perro y, a seguidas, los calificativos de animal y salvaje se extrapolan del can al homo sapiens, porque se supone que en el largo camino entre los primates y el hombre moderno no solo hay cientos de miles de años de distancia, sino la capacidad aprendida y ejercitada de dominar los instintos.
El hecho concreto parece ser el siguiente: el perro en cuestión es un ejemplar de la raza pitbull terrier y había sido dejado en custodia por su dueño a una tercera persona. En algún momento el animal escapó y vagaba por céntricas calles de la ciudad hasta el minuto en que cruzó camino con el cochero y su caballo.
Testigos del suceso dicen que el perro se abalanzó al cuello y las patas del caballo y, como es muy común en esta raza, no soltaba la presa. Ante la posibilidad de perder su bestia y sustento, el hombre haló por el machete y ya sabemos el resto.
Las voces en las redes sociales de Internet toman partido entre quienes acusan de abusador, criminal y violento al cochero, pidiendo se haga cumplir la Ley con toda severidad—ahora que se reconoce el maltrato animal como un hecho punible—; y quienes reparten responsabilidades porque el perro estaba suelto y, quizás, entrenado para morder y no soltar.
¿Qué habría pasado si en lugar de un caballo el perro agrede a un niño?, se preguntan aquellos que reconocen y repudian el exceso, mas entienden las implicaciones éticas del fenómeno. En la escena había tres animales, aunque solo uno tenía la capacidad de no dejarse arrastrar por el instinto de conservación y, a la postre, no lo conseguiría. ¿Cómo juzgar una reacción de esta naturaleza? Comparémosla con los execrables hechos ocurridos en Rancho Boyeros, donde se lastimó y causó la muerte a un gato, por diversión. No es lo mismo, ¿verdad? Claro que nada de esto justifica la magnitud de la respuesta.
Así dijo el muy conocido y respetado veterinario avileño Ernesto Zurita, en una de las actualizaciones médicas que ofrece a los interesados en la salud de Ronni, nombre del perro herido. “No hay justificación para semejante acto, pero voy a aprovechar para enviarles un mensaje muy importante a los dueños de pitbull terrier. Esta raza es excesivamente agresiva y necesita adiestramiento y socialización para evitar eventos como estos. Conozco familias que han logrado criar estos animales con disciplina, amor y mucha dedicación, pero nunca se pueden confiar del todo, porque muy dentro de ellos se mantiene un instinto que, cuando menos imaginen, despierta. Créanme, estoy cansado de oír ‘él nunca había hecho algo igual’”.
El camino hacia una sociedad civilizada pasa por el cumplimiento de la Ley y, en este sentido, aunque se tratara de “defensa propia”, el agresor no debe quedar impune. Fue un hecho público, lesivo de la sensibilidad de la ciudadanía, aun cuando ese día algunos se limitaron a hacer fotografías en lugar de pedir auxilio por el animal o la presencia de las fuerzas del orden interior.
Ese camino civilizatorio, además, precisa de responsabilidad por parte de los dueños de animales. No en balde las legislaciones de no pocos países del mundo han dictado medidas especiales para varias razas de perros considerados potencialmente peligrosos, entre ellos los pitbull terrier, rottweiler, dogo argentino, staffordshire bull terrier, dóberman y cane corso. Si bien es cierto que podría tratarse de un estigma, también lo es que hay ejemplos que lo demuestran. Donde no está prohibida la tenencia, existen disposiciones rigurosas que van desde el registro de propietarios hasta la obligatoriedad de usar correa corta y bozal.
Aquí deberíamos empezar, al menos, por esto último: bozal y correa. Cualquier perro puede morder en determinadas circunstancias; es un instinto que no saben dominar. Los animales racionales somos nosotros. Demostrémoslo.
• Las opiniones en Facebook han recorrido todo el espectro. Unos en favor del perro lastimado y otros considerando todas las aristas posibles
Nada justifica la violencia contra otro ser vivo, pero es evidente que la persona a la que el dueño del perro -que está...
Posted by Adriana Bárbara García Ranero on Friday, April 22, 2022