14 de marzo: Contra el lujo de no decir

Recorte de periódicoCada año el día de la prensa en Cuba honra la fundación del periódico PatriaMientras la página en blanco resplandece en píxeles delante de mis dedos inmóviles, yo me pregunto qué escribir que logre ser, a la vez, homenaje para mis colegas, texto provechoso para mis lectores (¡qué orgullo cabe a veces dentro de un pronombre posesivo!) y confesión sincera de mi vocación.

El 14 de marzo es una fecha muy grande, habla de cuando la fundación de un periódico transformaba el sentir de la Patria, y quizás por el romanticismo de la tinta que me conmueve es que mi teclado se queda intacto, sin saber qué escribir.

Inevitablemente, el 14 de marzo una recuerda los clásicos, o los genios que fueron Jonathan Swift, Gabriel García Márquez o el propio José Martí, que vivieron para escribir en prosa y en verso, realidad o ficción, todo aquello que vivían.

El 14 de marzo una piensa en el “parto” que resulta la escritura; en el tiempo que se dedica a escoger con celo el adjetivo justo, la puntuación impecable, los matices más diversos, las voces; en las ganas de alumbrar palabras hasta el infinito, o hasta el fin.

• Hasta el fin promete estar con él la musa de José Aurelio Paz.

El 14 de marzo una quisiera olvidar, o contar con más fuerza, las veces que las “orientaciones de arriba” nos mutilan un dato, desoyendo una Política de Comunicación, que no ha calado en todas partes, por tener un país más transparente.

El 14 de marzo nos felicitamos por llevar los ojos abiertos, el oído atento, una pregunta en la punta de la lengua y un lápiz presto a discurrir sobre la agenda. Y nos alegra a medias que la prensa sea a veces el último recurso de un ciudadano frente a los oídos sordos de un funcionario.

Y pienso que no somos tan distintos, aquellos periodistas del siglo XIX y los de estos tiempos. Ellos con sus plumas, su tinta fresca, sus caricaturas, sus discursos. Nosotros con el audio, la imagen, la infografía, la Internet.

Porque el olfato y la vocación son los mismos. Y nos mueve el mismo impulso de narrar, describir, discutir, defender y escuchar. Porque a Martí le dolía un país dependiente y cautivo, como a nosotros nos duelen la burocracia, la violencia de género, los antivalores.

El 14 de marzo pensamos en todos los libros que aún no hemos leído, en el caos que tenemos en la agenda, en el trabajo de los “veteranos” que deberíamos emular.

Pero en lo que más pensamos es en usted. Nos devanamos los sesos por saber si abre el enlace que le aparece en sus redes sociales, y que amenaza con gastar megas de su paquete de datos; por saber qué exclama cuando lee nuestro periódico, y qué cara pone.

• De vez en cuando tiene la palabra el lector.

Planeamos coincidir con usted en la cola del detergente, del pollo, del aceite o del jabón, encontrarnos en las guaguas, en esos lugares donde se “arregla el mundo” de tanto hablar de “cómo está la cosa”.

Queremos saber mucho, el nivel de pureza del agua en el subsuelo, la cantidad de viandas que pudo comprar el mes pasado, los éxitos de nuestros artistas y deportistas, las fortalezas y debilidades en la educación de nuestros niños, los hilos que mueven la discriminación.

Y lo preguntamos sin pena, porque a lo mejor usted no lo ha pensado, y entonces no podemos darnos el lujo de tener la página en blanco.