La Historia duerme en cajas polvorientas

Casi la mitad de los museos avileños están total o parcialmente cerrados

El dato, lanzado a bocajarro, impresiona y entristece. Ya luego vendrán los matices, las explicaciones, pero difícilmente se borre la sorpresa inicial. De los 13 museos que tiene la provincia de Ciego de Ávila, hoy casi la mitad de ellos están parcial o totalmente clausurados.

Imaginémoslo por un momento: el patrimonio histórico del terruño, ese que debería permanecer a la vista de todos, como testigo de nuestras luchas, esperanzas y tristezas, como memoria común de tantas épocas pretéritas, duerme ahora mismo dentro de cajas polvorientas y seguramente no despierte de su sueño demasiado pronto.

¿Por qué hay museos cerrados? ¿Qué riesgos implica esta situación para las colecciones allí resguardadas? ¿Cómo desenredar el nudo del no-se-puede? Entre la preocupación y la duda, indagamos.

Una derrota para la sociedad

Doralis Nuez González, directora del Centro Provincial de Patrimonio Cultural (CPPC) de Ciego de Ávila, es una convencida defensora del rol que juegan los museos.

“Son instituciones al servicio de la comunidad y del desarrollo local, con cinco grandes misiones: rescatar, conservar, investigar, exponer y divulgar los fondos que atesoran sus colecciones, en el ámbito de la historia, la arqueología, la ciencia y las artes.

“Pero, más allá de definiciones, es innegable su rol en el trabajo educativo. Prácticamente, un museo es una extensión de la escuela. Hasta él llegan los niños, para complementar los conocimientos adquiridos en el aula, pues no resulta igual de efectivo, por ejemplo, escuchar sobre los aborígenes que ver en persona los objetos que estos utilizaban en su día a día. Vista hace fe”.

Sin embargo, la directiva insiste en que las autoridades municipales, encargadas de la administración de la mayoría de los museos, asuman con más fuerza su responsabilidad, como lo establece la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural.

museo1Iram GuzmánAsí lucen las paredes y techos del Museo de Artes Decorativas

“Un museo cerrado es una derrota para toda la sociedad: implica privar a la población local de un espacio cultural importantísimo, donde se trasmite el amor por la patria y por nuestras tradiciones.

“También significa un riesgo desde el punto de vista de la conservación. No es lo mismo tener una pieza expuesta en una vitrina, donde se le puede dar el cuidado necesario, que mantenerla guardada en una caja, sin un control óptimo de la temperatura y la humedad”, asegura Doralis.

Yanisel Sánchez Pérez, jefa del Departamento Metodológico del CPPC, coincide en los peligros de mantener clausurado un museo.

“Muchas piezas terminan por deteriorarse, al no recibir una correcta conservación preventiva. Esto es mayormente riesgoso para los documentos de valor histórico que atesoramos, pues el papel, incluso cuando tomemos todas las precauciones, puede exponerse al polvo, a la humedad y al crecimiento de hongos. Un local cerrado, lejos de ayudar, daña el patrimonio cultural que legaremos a nuestros hijos y nietos”.

Puertas cerradas

En estos momentos, de los 13 museos de la provincia, cuatro están totalmente cerrados ―el Museo de Artes Decorativas, en la ciudad de Ciego de Ávila; el Museo Sitio Los Buchillones, en el municipio de Chambas; y los museos municipales de Majagua y Bolivia―, mientras que otros dos presentan un cierre parcial: los municipales de Florencia y Ciro Redondo.

Las causas de esto son diversas. El de Majagua permanece cerrado por problemas de personal y por encontrarse en un rediseño de su proyecto museográfico. El de Ciro Redondo se informa como parcialmente cerrado, por el estado constructivo de la Casa Memorial Sergio Antuña, que es una extensión suya. En Florencia, por suerte, se reabren progresivamente las salas del museo.

Los tres restantes ―Artes Decorativas, Bolivia y Los Buchillones― coinciden en un mismo problema: sus locales presentan notables filtraciones, por lo que cada aguacero implica nuevas goteras, paredes desconchadas y un ambiente de humedad nada propicio para exponer objetos valiosos desde el punto de vista histórico.

Celia Marrero Álvarez, directora del Museo de Artes Decorativas de Ciego de Ávila, insiste en la necesidad de rescatar una edificación que, por sí sola, ya posee un importante valor patrimonial. Mucho más, cuando esta es, desde hace 22 años, un referente en la vida cultural de la Ciudad de los Portales.

“A pesar de que impulsamos el trabajo extramuros, en la comunidad, e intentamos que el Museo de Artes Decorativas llegue a la gente, no es menos cierto que hoy nuestra sede permanece inutilizada, y que esto ocurre cuando otros importantes espacios de la urbe tampoco prestan servicios. Cada vez tenemos una ciudad con menos ofertas culturales.

“Ojalá nos aprobaran la inversión que necesitamos, y que las puertas del museo abran lo más pronto posible, pero hasta hoy no tenemos ninguna seguridad de poder lograrlo el año que viene. Lo más probable es que no nos alcance ni para las acciones de carpintería”, lamenta Celia.

Otro tanto ocurre en el Museo Municipal de Bolivia, cuyo techo continúa filtrándose, sin que aparezca el presupuesto necesario para la reparación, explica su directora, Zuleidys Álvarez Díaz.

“Estamos cerrados desde el año pasado, debido a las grandes filtraciones del techo. Las colecciones permanecen guardadas en cajas y maletines, lo que en cierta medida representa un riesgo para la historia del municipio y la del batey Cunagua. Las autoridades locales conocen esta situación, pero nos responden que no hay dinero para la obra”, aclara Zuleidys.

En Punta Alegre, comunidad del municipio de Chambas donde está el Sitio Arqueológico Los Buchillones, el asunto no tiene mejor pinta.

Tras el paso del huracán Irma, en 2017, el pequeño museo arqueológico del lugar sufrió importantes daños en el techo y las ventanas, y, aunque ya estos fueron reparados, aún se necesita una doble cubierta para eliminar las goteras en el interior de las salas.

A siete años del ciclón, las valiosas colecciones aborígenes siguen en cajas, sin que aparezcan los materiales necesarios para terminar esta obra y devolver al museo su funcionalidad.

“Nos preocupa mucho una colección de objetos aborígenes fabricados con madera, única en América Latina y el Caribe. Estas piezas pueden comenzar a degradarse si no garantizamos las condiciones óptimas para su conservación, pues ya no se encuentran dentro del fango sulfuroso de la playa, que las resguardó de forma natural durante siglos”, insiste Yanisel Sánchez, del CPPC.

Félix Vázquez Márquez, director municipal de Cultura en Chambas, coincide en la urgencia de recuperar el museo de Los Buchillones.

buchillonesCentro Provincial de Patrimonio CulturalEl Museo Los Buchillones permanece cerrado desde hace 7 años

“¿Que por qué no terminamos de repararlo? Mayormente, por carencia de materiales, pero también creo que ha faltado más compromiso por parte de otros organismos encartados. Cultura, con sus escasos recursos, no puede resolverlo todo”.

El funcionario apuntó, además, hacia un posible proyecto de colaboración con el sector turístico, que beneficiaría no solo al museo y al sitio arqueológico, sino también a Punta Alegre y a todo el municipio de Chambas. Con el actual panorama, quizá esta sea la única opción viable: veremos si en algún momento se materializa.

No obstante, incluso si el Ministerio del Turismo pone las manos en el asunto, y resucita Los Buchillones, a las autoridades locales les quedaría otro dolor de cabeza: el Museo Municipal de Chambas, presenta tal grado de deterioro constructivo que probablemente deba cerrar sus puertas a la vuelta de unos pocos años.

Cuestión de conciencia

La situación económica golpea bien fuerte a los museos cubanos, igual que al resto del sector cultural. En los últimos años, estos han visto reducidos sus recursos, su presupuesto y también las inversiones en materia de mantenimiento y reparación.

Hasta cierto punto, es entendible. ¿De dónde sacar el dinero, los materiales o la mano de obra, en medio de tanta escasez? Si persiste el déficit habitacional en Ciego de Ávila, ¿cómo priorizar locales donde no vivirá nadie?

Sin embargo, a cada pregunta le nace otra, que empuja en sentido contrario. ¿Cuánto de nuestra Historia, del patrimonio común que legaremos a los avileños del mañana, quedará sano y salvo, si hoy no tomamos medidas para su conservación? ¿Será realmente efectiva la formación de valores y la descolonización cultural, si las puertas de nuestros museos no siempre están abiertas de par en par?

El problema es, además, una cuestión de conciencia, de que las máximas autoridades de cada territorio comprendan la importancia de salvar el patrimonio histórico.

Si no, ¿cómo se explica que, entre tantas penurias, reabrieran el Museo Municipal de Venezuela, y la Casa Natal Pedro Martínez Brito, acá en la capital provincial? ¿Cómo entender que dé gusto ver el de Morón, que en Florencia poco a poco se reinauguran nuevas salas, y que el Museo Provincial de Historia recibiera, en diciembre de 2023, unos buenos arreglos en el techo?

Entonces, el asunto no siempre tiene que ver con presupuestos y carencias, sino con sensibilidad y compromiso, pues ni siquiera en tiempos difíciles podemos renunciar a nuestra memoria colectiva: dejaríamos de ser cubanos.