Editorial: Desde la Capital de la Locución Cubana: ¡vamos al aire!

 microfono Han pasado casi 100 años desde que el doctor Eduardo Valdés Figueroa inaugurara, en su propio negocio, la farmacia La Central, la primera estación transmisora de telefonía inalámbrica de Ciego de Ávila, denominada 7BY.

El 3 de febrero de 1924 abrió, de par en par, la historia de la radio y la locución en esta comarca, sin que entonces pudiera adivinarse cómo ese acto de curiosidad y luz larga cambiaría el devenir de un territorio, al punto de llegar a ser reconocido por los muchos y buenos artistas de la palabra nacidos o crecidos aquí.

Valdés Figueroa provenía de una familia amante de aquel invento novísimo que despertaba asombros. Dos de sus hermanos, Ernesto y Leopoldo, habían incursionado en el medio desde mucho antes. Ernesto poseía, desde 1923, la emisora 5AZ, en la ciudad de Matanzas; y Leopoldo inauguró, en el mes de diciembre de ese mismo año, en la ciudad de Colón, la 5EV. A esto hay que añadir que su tío, Antonio Tomás Figueroa, fue fundador de una estación en la ciudad de Cienfuegos, la 6CX.

Sería el propio Valdés Figueroa el primer “locutor” de la primera estación radial, al enunciar las palabras fundacionales; y Luis Marauri Mendoza, que también dejaría su huella en la radiodifusión y la locución avileñas, recitaría el poema La musa del arroyo, composición poética de Emilio Carrere.

Aquella pequeña planta “casera” estaba muy lejos del confort de una cabina de radio actual, pero la noticia se esparció como pólvora y la primera transmisión fue un éxito entre quienes ya habían comprado su radio y sintonizaron, con indiscutible claridad, la señal.

A partir de ahí, la ciudad de paso se convirtió en enclave importante al centro del país, que puso voz a los más importantes acontecimientos políticos, sociales y culturales en todas las épocas. La historiografía recoge fechas, nombres, lugares indispensables para contar lo que somos.

Los locutores, desde los inicios, se sentían gremio y pujaron más de una vez para organizarse y dejar sentadas ciertas bases. En 1939, Fernando Cueto, Manito, al frente de un pequeño grupo, constituye la primera Unión Nacional de Locutores, que tendría como objetivo primordial velar por los intereses materiales y morales de este sector. Ese intento no fructificó.

No es hasta 1940 que los locutores adquirieron una personalidad más definida. En esta fecha, en el entonces Ministerio de Comunicaciones, se reorganiza una dependencia: la Dirección de Radio, y se establece el examen obligatorio para todos los anunciadores del país. Otorgándosele el primer título de locutor de radio a Raúl P. Falcón.

Así quedó conformada la Unión de Locutores, organización que, en 1946, en la ciudad de Camagüey, se transforma en el Colegio Nacional de Locutores. En la Gaceta Oficial del 10 de junio de 1954, aparece el Decreto-Ley número 1461, que crea la Escuela de Locutores, adscrita al Ministerio de Comunicaciones. Esta ley nunca entró en vigor, por lo que la escuela jamás funcionó. Paradójicamente, el Estado exigía exámenes para los locutores, pero no garantizaba su formación.

Con el triunfo de la Revolución y la reorganización del sistema de medios de comunicación, Radio Cuba —que había sido fundada el 10 de octubre de 1952 y constituyó escuela de locutores y revolucionarios— pasó a llamarse Radio Surco y las voces de cientos de ilustres profesionales de la palabra nos fueron ganando un lugar en la historia más cercana.

En abril de 1993, durante el primer encuentro de la Cátedra Nacional de Locución del Instituto Cubano de Radio y Televisión, el ilustre locutor, periodista y narrador deportivo avileño Eddy Martin propuso que Ciego de Ávila fuera sede de las actividades relacionadas con esta profesión y se acordó nombrar a la provincia como Capital de la Locución Cubana. Tardaron 10 años en hacerlo oficial.

Para ese nombramiento listaron las voces de más de un centenar de hombres y mujeres que, a través de su voz, contaron la historia de esta ciudad, de este país, y dejaron una marca indeleble, por más efímera que pudiera parecer la palabra hablada.

A 100 años de la primera señal de radio y a 20 de ser considerada como Capital de la Locución Cubana, este suplemento se pregunta si todavía merecemos tamaña distinción, si está a salvo la herencia recibida. Proponemos, además, un artículo sobre la técnica de la locución y una entrevista apócrifa a un hombre de radio total, que sigue siendo, a 25 años de su muerte, referente y horizonte.

¡Imagen 2.0 abre el micrófono! ¡Vamos al aire!