Béisbol cubano: no errar en estrategia

No me considero un buscador de “la quinta pata de la mesa” a las decisiones de la Comisión Nacional de Béisbol. En estos tantos años de escribir, con muchas de ellas he estado de acuerdo, pero reconozco que no pocas han logrado hacerme “saltar del asiento”, como si se tratara del error de mi torpedero con las bases llenas.

Homenaje al aniversario 60 de la Serie Nacional de Béisbol

Debo, no obstante, aclarar algo: siempre que escribo del tema me pongo en el lugar de los que dirigen el béisbol, pues es asunto del que los cubanos creemos “sabérnoslas todas” y ya saben que no es fácil complacer al unísono miles de criterios diferentes.

Pero los últimos resultados de los equipos cubanos en la arena internacional pueden traer consigo que, en el afán de revertir la situación, se cometan errores estratégicos, esos que son mucho más difíciles de corregir que los tácticos.

Ahora mismo, en el Congresillo Técnico de la 61 Serie Nacional, creo haber visto uno que, desde mi óptica, pudiera traer consecuencias funestas para nuestro principal espectáculo cultural.

La directiva beisbolera anunció que la venidera Serie Selectiva, a celebrarse en el último trimestre del año en curso, contará con la participación de seis equipos y uno de ellos será el que formarán atletas menores de 23 años.

Es evidente que la decisión persigue que los peloteros de mejores perspectivas reciban un fogueo acelerado para los compromisos internacionales, en el afán de que las escuadras cubanas alcancen mejores ubicaciones.

Sospecho que hasta los propios directivos dan por hecho que el béisbol cubano está en crisis, al evaluar solo resultados en competiciones y no el gran número de talentos que brotan todos los años de nuestros torneos.

Es como si se no se percataran que la mayoría de esos peloteros que van a probar suerte en el béisbol mejor pagado del mundo —algunos de ellos llegan a ser estrellas en Grandes Ligas— surgieron, precisamente, de nuestras lides nacionales, ya sean de escolares, juveniles o primera categoría.

¿Qué necesidad hay ahora de “inventar el agua caliente” con un equipo que no tendrá seguidores? No es únicamente que no representará a ningún territorio, es que su sola integración originará desniveles de calidad entre todas las escuadras participantes. No imagino que una medida igual sea llevada a la práctica por las entidades de otros países que dirigen este deporte.

Un campeonato nacional o una liga beisbolera, no se puede estar reinventando todos los días, ni debe estar sujeta a resultados del equipo nacional.

Y resumo: cualquiera estructura que se adopte para nuestro principal pasatiempo nacional, no debe ser para “salir del mal momento”, sino para fortalecer el sistema de competencia, siempre con la idea principal de mantener el entusiasmo entre millones de cubanos que amamos este deporte.