Tenemos un pasado que heredó construcciones hermosas a Ciego de Ávila. La pregunta se deriva enseguida: ¿qué hemos hecho con esa herencia?
Nos puede ser difícil de entender, pero arquitectura no es el detalle de una balaustrada que vemos cuando miramos hacia arriba de casualidad. Se supone el elemento que "amarra" ladrillos, césped, vigas, puertas, ventanas, edificios, parques, calles y hasta basureros, para convertirlos en eso que llamamos hábitat.
No es adorno, complemento ni reliquia, aunque a los avileños pueda parecernos así si intentamos levantar opiniones tras una pregunta sencilla: ¿Cuáles son los edificios o construcciones más relevantes, funcional y estéticamente, en la provincia? Sólo hay que pensar en sus edades. ¿El teatro Principal? 95 años. ¿La Terminal de Ferrocarriles de Morón? 99. ¿El batey del Central Cunagua? 104.
Sí, tenemos un pasado que heredó construcciones hermosas a nuestras ciudades, aunque no pueda compararse en cantidad o relevancia con los centros históricos de Camagüey o La Habana. La pregunta se deriva enseguida: ¿qué hemos hecho con esa herencia?
Invasor recurrió a la literatura científica que caracteriza las tipologías constructivas avileñas desde los años fundacionales de sus ciudades hasta hoy, rastreó la opinión de experimentados arquitectos del patio y encuestó a algunos de los más jóvenes. Pareciera que a un siglo del principal movimiento constructivo seguimos mirando más al pasado que al futuro, con felices excepciones.
Arquitectura es belleza
Ciego de Ávila, como provincia, cuenta, dentro de las arcas donde guardan las ciudades sus encantos, con cuatro monumentos nacionales y seis locales, de acuerdo con el criterio de los especialistas en Patrimonio Doralis Nuez González y Euclides Álvarez Rodríguez. El interés puramente arquitectónico predomina en dos: el teatro Principal, "una joya de la arquitectura ecléctica avileña por cuyo escenario han desfilado artistas cubanos y extranjeros de talla mundial"; y la Terminal de Ferrocarriles de Morón que, "después de la estación de La Habana, es la más vistosa del país, con una arquitectura impresionante para la dimensión urbana de Morón". Uno deteriorado y otro con áreas en peligro de derrumbe.
AmandaEsta era su apariencia hace apenas unos años
Ambos inmuebles, en explotación y sin el más ligero cambio de uso, han tenido, por eso, menos suerte, pues las regulaciones urbanísticas dejan claro en que son las personas naturales y jurídicas que los rigen y poseen las responsables de su conservación. De su poder adquisitivo dependerá el estado de conservación.
Mas este texto quiere enfocarse en los valores, en el hecho cultural que significa haber nacido en la Ciudad de los Portales y no en la de los Parques, o que la línea del tren divida el ecléctico Hotel Perla del moderno supermercado Los Balcones.
• Ciego de Ávila: Techumbres de la ciudad.
El recurso que lo determina todo es el azúcar. El dulce panorama económico del territorio tras la intervención yanqui, para quien traía los bolsillos llenos. No solo se levantaron casas de tabloncillo, sino también comercios, hoteles, bancos, ayuntamientos, que son hoy museos, tiendas de MLC, escuelas, casas improvisadas.
Así, podemos describir inmuebles de la época en Ciego y Morón con los ojos cerrados: altos puntales, columnas, frisos, pretiles y molduras, un deseo de ostentación que ya veremos luego lo hondo que caló.
En la capital provincial está en la elegancia con que se levantan los balcones del hotel Sevilla (1911). O en los arcos de medio punto de la Cruz Verde (1907). Pudiéramos añadir, en Morón, la imponente escalera de la Casa de Cultura o el frontón con influencias neoclásicas del Museo Caonabo.
Pero el mensaje está claro: fueron años prolíficos, no solo en recursos, también para la planificación sensata del espacio urbano. Porque la influencia nos llegó desde España o Estados Unidos, pero la adaptación al ambiente y el clima fue admirable: amplios ventanales, ventilación cruzada, un trazado uniforme de las calles y largos portales para esquivar el sol.
La sombra sempiterna de las 57 manzanas del centro histórico
Arquitectura es función
Hay una óptica, o bien romantizada o bien hipercrítica, que no deja ver en profundidad los cambios para la arquitectura cubana tras el 1ro. de enero de 1959. Para unos la hazaña de las microbrigadas. Para otros una "derrota", porque lo nuevo realmente no podía competir con el movimiento moderno de los '50 al que hoy en los grupos de venta le llaman "construcción capitalista". Lo innegable: la forma más rápida de crear cientos de miles de viviendas para quienes, antes de eso, nunca hubieran podido permitirse una.
La academia se ha dedicado a desmembrar esa "arquitectura revolucionaria" para desmontar mitos. Y sí, quienes asumieron las primeras construcciones de los '60 fueron "cuadros técnicos de precario nivel académico; y a la vez, ingenieros, constructores y arquitectos distantes de la práctica proyectual y de los fundamentos estéticos de la arquitectura”. Así consta en la tesis de grado de Rachel Díaz Bravo, de la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas.
Incluso con el inicio de la era del prefabricado, citada arriba, las primeras viviendas y edificios multifamiliares siguieron los preceptos del movimiento moderno, y la enorme creatividad engendró gran variedad de diseños.
Ciego de Ávila no tuvo mucha suerte, y de esa época y las posteriores puede contar apenas con viviendas de sistema Sandino y edificicaciones Gran Panel repetidas por todos sus municipios.
Los hitos de los últimos años pudieran simplificarse así: el edificio 12 Plantas, proyectado desde La Habana y una ruptura gigantesca respecto al contexto donde se construyó; los hospitales provinciales, consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia, escuelas secundarias y preuniversitarias, y los hoteles Morón y Ciego de Ávila, todos con sistema Girón o Sandino, más o menos disimulado.
• El constructivismo soviético en Ciego de Ávila.
Habría que esperar hasta 2020, cuando la excelente factura del restaurante Carta Cuba le valió a su proyectista, Hernando Hernández Prado, la nominación al prestigioso premio Niemeyer, para que un edificio avileño clasificara en la pregunta que hacíamos al inicio.
Denny O. LugonesMadera, amplitud y colores neutros
El propio Hernando reflexionaba entonces sobre la manera en que la modernidad nos desaprueba: "Esta es una ciudad que debió acoger servicios en espacios sin tanta amplitud. Hay cafeterías estatales o de cuentapropistas, por ejemplo, que debieron asentarse en locales pequeños y acogen un público numeroso, con el peligro de mucha proximidad (...) ¿Cómo integrar lo nuevo con la historia? Bueno, hay que imaginar, pensar. Lo importante es que la arquitectura tiene solución para esas interrogantes".
Invasor encuestó a otros arquitectos jóvenes (graduados de la Universidad de Camagüey en 2019) que, por sus respuestas, bien pudieran haber sido alumnos de Hernando, pero no lo son.
"Nuestro fondo habitacional está diseñado por albañiles", y acomodado luego en los planos de los Arquitectos de la Comunidad. ¿Resultado? "Malgasto de materiales, poco aprovechamiento del espacio, ornamentos que recuerdan a los edificios eclécticos pasados de moda, pero sin incorporar el perfeccionismo de esa época".
La posición más ventajosa para el diseño arquitectónico actual, coinciden, está en proyectos como los hoteles o el Carta Cuba, o bien en los establecimientos de los cuentapropistas con mayor poder adquisitivo, que se tramitan, en su mayoría, a través de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba.
Diseño de interior para Bar Estilo Vintage - Industrial, en #CiegodeAvila , #Cuba , año 2021. .. . .Arq: José Carlos...
Posted by COMPASS on Saturday, December 11, 2021
Creen que la barrera entre lo nuevo y lo viejo, lo bello y lo pragmático la hemos levantado nosotros mismos con los años. Dejando que el patrimonio se vuelva un manojo de hormigón y vigas, o que una casa se construya sin mimo, sin planificación.
Todo pasa por el matiz del dinero, como cuando Hernando se queja de construir lo nuevo mientras se desconcha una columna antigua. Pero también por un desliz reprochable: el de no recordar que la arquitectura no es ingeniería ni licenciatura, sino, al fin y al cabo, el arte que vuelve la ciudad un hogar.