Invasor conversa con estudiantes destacados del Instituto Vocacional de Ciencias Exactas Cándido González Morales, de Ciego de Ávila.
A Luis, Hander y Yan Carlos solo les falta una compañera bióloga para ser una suerte de Power Rangers de la ciencia, con una meta común: entrar en la preselección cubana para los concursos internacionales de conocimiento.
Sólo con oír a Yan Carlos, que habla mucho cuando se pone nervioso, una puede hacerse idea de que este tiempo en la casa, tan lejos de su IPVCE Cándido González Morales, es un suplicio, apenas atenuado por las Olimpiadas de Verano que convocan estas escuelas en todo el país.
Hander Quiñones (de Majagua) prefiere no alardear de su medalla de plata, Luis Barrera Manzano (de Baraguá) explica su bronce en Física por culpa de un signo equivocado, y Yan Carlos Llamaret Gómez (de Morón) agradece al estudio y a Dios sus oros de Química en las convocadas por Matanzas y Camagüey.
Ya el año pasado Hander y Luis habían quedado en la preselección cubana de sus especialidades, cuenta Yan Carlos, pero la pandemia no les dejó ir a La Habana a prepararse. Ahora, las redes sociales de Internet les permitieron competir a los tres, y ponerse un paso más cerca de sus sueños.
• Sobre los resultados de la institución en 2020
“La primera fue la del IPVCE Vladimir Ilich Lenin. Yo decía ¡ño! el IPVCE más importante del país, esa debe estar difícil. Me enteré dos semanas antes y todo ese tiempo estuve estudiando todo lo de décimo y onceno grado”, cuenta Yan Carlos. La mañana en que se publicó la prueba, su sorpresa fue de las buenas cuando descubrió que lo entendía todo a la perfección.
Olimpiada de verano IPVCE Lenin para estudiantes de Preuniversitario de 10mo, 11no y 12mo grado, comenzará de 9:00 am...
Posted by IPVCE Vladimir Ilich Lenin on Sunday, July 4, 2021
Pero como el destino es caprichoso, no fue en esta, sino en las de Matanzas y Camagüey que le llegó el oro. La de Matanzas la esperaba especialmente y fue más difícil. "Tuve que prepararme con más tiempo, porque yo conozco al entrenador de concursos de Química de allá, que era participante de concursos internacionales cuando era estudiante. En esa estuve sentado en la mesa desde las nueve de la mañana hasta la una y cinco.
Luis es, al parecer, menos comunicativo que Yan, pero deja adivinar que la Física es su vida cuando su foto de perfil en redes sociales es nada menos que una de Albert Einstein y revela que toda su vida ha querido ser científico.
Por eso entró al IPVCE y por eso ha cogido su verano para estudiar y competir. “Yo decidí entrar al IPVCE porque me podía preparar mejor y porque no me gustan los caminos fáciles”.
La Física le gusta de punta a cabo, “desde los quarks hasta las galaxias y el universo”, y será ese amor el que lo haga bueno y entregado cuando en unos años, cuando sea físico nuclear o microbiólogo, para trabajar en “proyectos que ayuden a mejorar la vida de los seres humanos”.
Cuando revisó sus respuestas a las Olimpiadas de Matanzas, descubrió un signo equivocado en la segunda pregunta, que le borró de un plumazo el resultado que esperaba. Como buen científico, sabe sacar conclusiones del error, que hasta suenan poéticas: “un signo te cambia la vida”; pero no se desmotiva, “hay que luchar por nuestros sueños”, se despide.
Quizás él y Hander no sospechen que Yan Carlos tiene un motivo diferente para estar allí. La vocación de médico que le acompaña desde niño tenía un camino decidido: de la secundaria al pre y de ahí a la facultad de Medicina de Morón, bien cerquita todo de su casa. Pero cuando fue a las puertas abiertas del Cándido González, y le dijeron que ahí se hacían los amigos de toda la vida, no lo pensó más.
Ahora sigue sabiendo que va a ser doctor, porque le gusta curar y tratar con las personas. Está de más dudar si será bueno. De ese pequeño viaje compartido que está siendo su formación en el IPVCE sus palabras lo dicen todo: “ha sido súper, súper, súper”.