¿Razón en parte? Con la frase que da título al siguiente comentario finalizó la respuesta ofrecida por la dirección de la Vivienda en el municipio de Ciego de Ávila, publicada en esta sección el 6 de enero de 2018.
Y este primer párrafo es, también, el que da inicio a la carta enviada por Félix Piñeiro Betancourt, residente en Ampliación de Primera, No.1052, entre Pasaje D y E, en el reparto Ortiz de la ciudad cabecera
Alega Piñeiro Betancourt: “Recordemos que el caso en cuestión se refiere a la vivienda ubicada en la citada dirección, de propiedad, la cual se dio por terminada en 2011´, y desde 2013 reclamo el completamiento de elementos de obra para su terminación según lo explicado en esta sección con los títulos Llegará la solución, del 1ro de agosto de 2015, El precio y el valor, del 11 de noviembre de 2017; y Hablar a tiempo, del 6 de enero de 2018.
“(…) la Dirección Municipal de la Vivienda no ha cumplido con la entrega de la manta granulada y la tinta, la cual durante 2019 no estaba entrando al país, según explicación brindada en el Departamento de Atención a la población.
“En visita efectuada el 26 de junio de 2020, en el Departamento de Atención a la población, y en posterior conversación con el inversionista de la entidad, me comunican que la manta no entrará más al país, y que la solución es poner manta asfáltica (…)”.
En su misiva, el remitente pregunta “si los propios especialistas conocen que la utilización de este material es, como dice un viejo refrán, comida para hoy y hambre para mañana, ya que su uso no es perdurable, no habrá un método más eficaz para impedir el deterioro.
“¿Cómo es posible que en el lapso de tiempo 2017-2020, en Ortiz se han terminado tres edificios y se les ha puesto manta granulada, en tanto mi situación se mantiene, teniendo presente que el número de mi móvil está en la entidad, en Rehabilitación, y no se me haya llamado?
“Otra interrogante: ¿se le ha dado seguimiento a mi planteamiento por los directivos desde el primer momento? Para mayor conocimiento, se le hizo saber al inversionista el nivel de deterioro del interior de las paredes y el techo de mi vivienda.”
Llama la atención de este redactor, y con seguridad la de quien ahora lee, el recorrido que ha hecho este caso en los últimos siete años desde que Piñeiro Betancourt comenzó sus reclamos. También su publicación en esta sección desde 2015, con respuestas que pudieran interpretarse como evasivas si se tiene en cuenta que, a pesar de otorgarle la razón en parte, ninguna ha sido resolutiva como se necesita.
Resulta obvio el descontento del reclamante al concluir su carta con otras dos interrogantes: “¿Quién se responsabiliza con los daños colaterales? ¿Con estos argumentos tendré razón en parte o la vivienda dará una solución también en parte?”