Lugar de conflictos

La Resolución No. 4/91 de lo que fuera el Instituto Nacional de la Vivienda, en su artículo 10, considera elementos comunes generales de un edificio multifamiliar; entre otros, el terreno en que se asienta el edificio, la cubierta, las paredes de todas las fachadas, las vías de entrada y salida o de comunicación y, los sótanos, azoteas, patios, cercas, huecos de patio, jardines y garajes.

Y es en el patio y parqueo del edificio de 12 plantas, de la ciudad capital, donde reside uno de los problemas —entre varios más que afectan y que están recogidos en la misiva llegada a nuestra Redacción—, enviada por Argentina Casanova Cano, quien reside en el apartamento 309 de esa alta construcción citadina.

Explica que, en noviembre pasado, cuando se realizó la asamblea de rendición de cuenta del delegado a sus electores, en la que estuvieron presentes, además, las máximas autoridades de la Asamblea Municipal y del órgano rector de la sociedad, los vecinos plantearon sus insatisfacciones.

Una de las cuales se refiere a que “como es conocido, se aprobó la venta por un grupo de trabajadores por cuenta propia detrás del edificio, encima de la propia cisterna que nos abastece de agua, y, con el tiempo, los vendedores han ido creciendo de forma desmesurada, porque vienen, incluso, algunos que no tienen patente.

“En una ocasión tuvimos problemas con la entrada de agua al depósito y, aunque vinieron pipas de Acueducto y Alcantarillado, estas personas impidieron que realizaran su trabajo, el que tuvo que efectuarse en horario nocturno.

“Desde las 5:00 de la madrugada y hasta las 5:00 de la tarde, los residentes en el alto inmueble sufrimos un infierno; mueven hierros, tiran cosas, gritan, dicen palabras obscenas, ofenden —incluyendo a los que habitamos el edificio—, se fajan entre ellos y con algunas personas que acuden al lugar, y ponen música a altos decibeles”.

Como no utilizan el baño público —al menos no para hacer las necesidades y sí para guardar pertrechos— “a la vista de todos utilizan las vías de entrada y salida, y los pasillos de la parte baja, como baño y basurero de desperdicios, lo que constituye una agresión total a la tranquilidad y hasta al medio ambiente. El lugar se ha convertido en un sitio prácticamente marginal.

“Ante los planteamientos, la presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular se comprometió a resolver el problema en poco tiempo y, a estas alturas, nada.

“También están recogidos estos problemas en actas del núcleo zonal 637, al que pertenezco, y tampoco ha existido accionar de los organismos competentes. Acordamos que la delegada convoque un encuentro con la Dirección de la Vivienda y del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbano en el municipio, para tratar de resolver lo que aqueja a los vecinos.

“Otros problemas, como la imposición de un encargado que no reside en el edificio por la Dirección de la Vivienda, sin contar con los factores ni con los vecinos, y la no aceptación de la propuesta nuestra, quien sí vive lo mismo que el resto del vecindario, y la rotura del elevador desde hace más de tres años”, también están recogidos en la carta.

“No vemos solución, eso es lo que ha hecho que acudamos a este medio de prensa con el propósito de que se realice una investigación a fondo y, de forma definitiva, se solucionen los problemas que no podemos continuar soportando, por tanto que nos afectan”.