El título es una paráfrasis de la frase original (“Siéntate en tu casa y espera…”) dicha por su empleador a Laritza Chaviano Brunet, trabajadora de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Azucarera Ecuador, desde octubre de 2008, y residente en Calle J, No. 27, entre Zenén Mariño y Primera, municipio de Baraguá.
Según refiere en su misiva, su ubicación laboral desde entonces ha sido en una plaza de Auxiliar de Oficina (Analista C Agroindustrial) en la Sala de Control y Análisis. “Cuando empezó el proceso de disponibilidad quedé disponible desde 2012 hasta 2014, y desde diciembre de ese año hasta mayo de 2019 he trabajado consecutivamente, saliendo solo de vacaciones.
“Me habían hecho movimiento para una plaza de Auxiliar General de Fábrica, en la cual estaba trabajando desde junio de 2017 hasta el momento. En la UEB ha habido plazas que nunca se pusieron en convocatoria, nunca le dieron la oportunidad a personal capacitado a optar (…) han hecho plantilla a personal nuevo en vez de mover al que tienen como plantilla determinada de zafra a esa plaza que es para trabajar el año entero.
“Yo soy Técnico de Nivel Medio en Contabilidad y nunca me han dado la posibilidad de mejorar la plaza. Tienen personal trabajando en un área, y su plaza y pago sale por otra área. Me quedo sin trabajo y Recursos Humanos me manda a ver al director afirmando que fue quien me mandó a sacar, y el director nunca me atiende dado que siempre está ocupado, cuando no es una reunión, está fuera de la localidad.
“Ahora soy madre de un niño de ocho años y estoy embarazada de 10 semanas, y aun así me mandan a decir que me tengo que sentar en mi casa porque no hay dónde ubicarme, ya que hay recortes de personal por no haber presupuesto para pagar en reparaciones, dado que la UEB no cumplió su plan de aporte de azúcar.
“Me quedo sin el derecho de tener con qué sustentar a mis hijos, sin el derecho a tener una Licencia de maternidad (…). Pasa el tiempo y no tengo respuesta, debe haber alguna forma que la ley me ampare y no pierda mi Licencia de maternidad (…).”
Laritza hace evidente en la carta su desespero ante su situación, y manifiesta claramente su desconocimiento de lo estipulado por la ley. Justo sería que la dirección de la entidad le conteste a ella y a Invasor explicando los porqués de tal decisión, y de las denuncias hechas por la remitente en torno a otras cuestiones.