Espacio sagrado

“En un mundo en constante cambio, la vivienda es un refugio esencial para el ser humano. Las casas deben ser espacios sagrados, donde las personas puedan llevar a cabo sus actividades diarias más íntimas, como dormir, comer y descansar, en un ambiente que promueva su bienestar físico y emocional”, enfatizó la profesora e investigadora María Guadalupe Alpuche Cruz, del Departamento de Arquitectura y Diseño en la Universidad de Sonora, en México.

Pero bienestar emocional, de hecho, es lo que menos tiene Teresa Hidalgo Pérez, quien reside en el apartamento 18 del edificio 11, en el municipio de Venezuela.

“Quizás es que no hemos sabido plantear nuestro problema, o tal vez es que no quieren ayudarnos en su solución, pero lo cierto es que ya no podemos continuar viviendo como estamos hace más de seis años”.

Impulsada por haber llevado su situación a “todos los niveles correspondientes y no recibir respuesta”, decide escribir a este medio de prensa para “ver si alguien se conduele de nosotros y nos ayudan a buscar una solución”.

“El apartamento colindante con el nuestro tiene una tupición tan grande que, desde su cocina, llega hasta el mío, coge todo el cuarto, el baño y está llegando a mi cocina; la mazamorra verde se está adueñando de mis paredes y el cuarto casi no puedo abrirlo, pues el mal olor ha invadido ese espacio”.

Antes de escribir a nuestra sección, a lo largo de más de 2190 días —que no son pocos—, Hidalgo Pérez ha solicitado “en dos ocasiones una entrevista con el intendente del Gobierno en el territorio y no me la ha concedido, tampoco han accionado los compañeros de la vivienda que radican cerca de este edificio y bien podrían visitar los apartamentos y ver “con sus propios ojos“ la complicada situación que estamos viviendo.

“En medio de tantos problemas a los que, diariamente, nos enfrentamos, que alguien te escuche, te atienda, te apoye y te ayude a tramitarlos para buscar soluciones, se ha convertido en un lujo; y cuando uno acumula cierta edad, piensa —y ve en muchos casos— que no se puede dar esos lujos. Por eso necesitamos que alguien sea receptivo, revise nuestra situación y nos colabore con una respuesta antes de que se derrumbe parte del apartamento”.

Buscar una solución que priorice la calidad de vida de estas personas resulta imprescindible, porque la vivienda debe ser un lugar donde se fomente la salud, la felicidad y la conexión con el entorno, cosas de las que carecen estas familias.