Derecho a defensa

Los escritores, además de sentir los libros como hijos propios, son celosos en que lleguen a su destino final, el público lector, además de que se respete su cuidado y conservación.

Tanto es así, que cuando consideran que se han violado algunos de estos procesos, acuden a quienes consideran pueden hacer algo para ayudar a encontrar una solución a ese problema.

De eso trata la misiva enviada a esta sección por Bonifacio Hernández Abreu, vecino de Rigoberto Pérez, No. 21, en el municipio de Chambas.

Según refiere, él ha sufrido la pérdida de tres libros en la Editorial Ávila, bajo los títulos “Pa su escopeta”, “Ese palo tiene jutía” y “Medio en broma, medio en serio” (sobre la COVID-19).

“Los dos primeros fueron entregados personalmente a la directora en aquel entonces, en presencia del compañero Rigoberto Fernández Castillo, poeta chambero. Fueron registrados en un libro, así lo exige el protocolo, ya que se había perdido tiempo atrás otro “De todo como en botica”.

“Vino la pandemia de la COVID-19, los problemas económicos y se detuvieron prácticamente las ediciones https://www.invasor.cu/es/imagen-2-0/libros-en-el-limbo.

“En el 2022 a la compañera Yanelis (directora de la Empresa Provincial del Libro), le entregué personalmente el libro sobre la COVID-19 y le planteé a ella, al director provincial de Cultura y a Masiel que, de aprobarse su edición, el valor lo donaría al Estado.

“A comienzos de este año logré comunicarme por teléfono con la nueva directora de la Editorial (Natacha) y le comuniqué que quería me fueran devueltos los libros mencionados. Le di mi número de teléfono y nunca recibí su llamada.

“El pasado mes de mayo, después de llamarla decenas de veces, logré hablar con ella y me dijo que ellos no se hacían responsables de su devolución, que deben haberlos quemado y que no podía continuar conversando conmigo porque tenía que atender a otra persona que había llegado.

“El 28 de ese propio mes hablé con el director provincial de Cultura y le informé lo sucedido, y el 6 de junio lo hice con la directora provincial del Libro, Yanelis, y no he recibido respuesta alguna a mi pedido.

“Estoy jubilado y enfermo, tengo 74 años, 12 libros de décimas de humor escritos y alrededor de 30 premios en eventos provinciales y nacionales.

“Considero que en este país no se puede jugar con la obra de un aficionado a la cultura y menos —como en este caso— uno que fue director municipal de Cultura, durante la década de los 80, en el municipio de Chambas.

“Le exijo a la Editorial: la devolución de los tres libros o en su lugar 250 hojas de papel, el valor en efectivo del tecleado de los tres libros y el valor de la impresión. Creo no sea necesario tener que demandarlos ante la ley por los daños ocasionados”.