Después de un lustro de espera, la Dirección Municipal de la Vivienda de Ciego de Ávila otorgó a Lourdes del Carmen Morales Solís una residencia que resolvería la situación crítica que sufría.
“Recibí la casa, el 19 de julio de 2016, de manos del entonces vicepresidente de la Construcción del Consejo de la Administración Municipal, Henry Fonseca, y Graciela Condú, directora de la Vivienda Municipal, junto a otros testigos que participaron de la entrega oficial, en el Edificio 92, apartamento No. 2, ubicado entre las calles Abraham Delgado y Narciso López, en el territorio avileño.
“Entre los presentes se encontraba el compañero Carlos Modesto Soto Sardiñas, quien con anterioridad pedía la entrega de este inmueble para él.
“Ante su reclamo, Graciela le dice que, si no estaba de acuerdo, que presentara un litigio, pero que esta vivienda era para mí. Y, a partir de ese momento, me sentí con el derecho y empecé a realizar todos los trámites para obtener la propiedad de mi nueva morada.
“Cuando más tranquila me encontraba, empezaron los problemas, justo el 29 de mayo de 2018 —acota la lectora— me entero que Carlos Modesto hizo su reclamación y el Supremo falló a su favor.
“Inmediatamente me dirigí a la compañera Graciela, quien me sugirió fuera al Gobierno municipal. Allí fui atendida por el vicepresidente, quien me propuso fuera al provincial porque ellos no entregan casas, pero allí no fui atendida.
“Por decisión propia me dirigí a la vivienda del vicepresidente de la Construcción, pero fue en vano (…) luego fui al Poder Popular y me dieron cita para la Dirección de la Vivienda un lunes a las 8:00 de la mañana, pero cerraron por la COVID-19.
“Cuando reabrieron los servicios, el compañero Carlos Modesto me hace saber que el vicepresidente de la Construcción le informó que cuando se concluyera el edificio de la Empresa de Recursos Hidráulicos, situado en la esquina de Abraham Delgado y Benavides, me entregarían un apartamento de esos. Antes de ilusionarme investigué y me negaron todo.
“Entonces me personé en el Poder Popular provincial, porque tenía que ver al gobernador de todas, todas, puesto que mi agotamiento no es solo físico debido a mi edad y las tensiones del momento, sino también mental, ante tanto peloteo y desinformación.
“Iba allí, semana tras semana, en ocasiones hasta dos veces el mismo día, pero nada, nunca me atendieron”.
Lourdes hizo reclamaciones fundamentadas, según el procedimiento establecido en la ley, a todas las instancias sugeridas, y no; dejó cartas y también escribió al buzón de quejas al Departamento de Atención a la Población en varias ocasiones.
En el Comité Provincial del Partido le orientaron el pasado mes de mayo que debía entrevistarse con el vicepresidente de la Construcción. “Cuando acudí al lugar, no era el día que tocaba, sino el último jueves de cada mes, ¡Y no se imagina lo que pasó entonces! —exclama en la misiva—; cuando fui el día indicado, a la hora indicada, me dicen: en estos momentos no tenemos vicepresidente”.
A la zozobra de vivir en una morada que no termina de ser propia, se añade que, a la fecha, tampoco tiene libreta de abastecimiento, vive sin derecho al gas licuado ni a los módulos de donación, entre otros beneficios sociales de los que está privada por todo lo antes expuesto.
“Ya no sé qué hacer, y necesito ayuda”, así finaliza su correspondencia. Ojalá los órganos encargados adopten una postura receptiva y den un final feliz a esta historia de “peloteo” que no debió existir.