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Si uno busca en Google para qué sirve una carta, el buscador mundial le responde: “Una carta es un medio de comunicación escrito por una persona (emisor-remitente) y enviada a otra persona que está lejos (receptor-destinatario). La carta nos sirve para comunicar nuestras ideas y pensamientos, contar historias, dar noticias, expresar sentimientos, informar, etcétera, a otra persona”.

Pero si uno intenta enviar una misiva y su intención se frustra se rompe la cadena comunicativa (y se rompe algo más por allá dentro donde andan los sentimientos), como le sucedió a Wilfredo Espino Pereira, vecino de Calle 4, No. 83 A, entre Calle D y Pasaje D, en el poblado cabecera del municipio de Primero de Enero.

Y cuenta: “Resulta que hace muchos años mantengo correspondencia vía postal con familiares que residen en Canadá y siempre el franqueo postal ha sido de 75 centavos moneda nacional. Hace poco (...) intenté enviar una carta hacia ese país donde incluí dentro del sobre una postal por el Día de las Madres.

“Al entregarla a la compañera que estaba en el ventanillo esta tenía que pesarla (...). Arrojó un peso de 105 gramos, buscó sus documentos, se viró hacia mí y me dijo que el precio de ese franqueo importaba 95.30 pesos. Me quedé perplejo, pedí mi carta y decidí no enviarla”.

Con obvios signos de molestia concluyó: “Todos los cubanos no tenemos acceso al correo electrónico, y muchos utilizamos el correo postal (...)”.

La carta de Pereira Espino tiene fecha de envío 6 de mayo, y llegó a Invasor el 2 de junio (casi un mes después), pero esa respuesta no la tiene Google. Sí espera este redactor que la Dirección de Correos en el citado municipio responda a Wilfredo, y a Invasor, con los argumentos que ilustren el porqué del costo.

Así como, desde el 20 de febrero, aguarda este órgano de prensa la contestación de las direcciones de Educación (DME) y de Trabajo, la Fiscalía, (...) en el territorio chambero, al caso de Dinora Hernández Fernández, residente en el poblado de Enrique Varona.

Su misiva de entonces (Le faltan 10 años) explicaba: “En estos momentos tengo 64 años de edad y con problemas de salud que no permiten ser una persona laboralmente activa. Mi consuelo era mi retiro ya que trabajé durante 27 años en el sector de la Educación en el municipio de Chambas, como auxiliar de limpieza.

“Sucedió que, a la hora de retirarme, me faltan 10 años de trabajo, los cuales transcurrieron en el Círculo Infantil en Chambas. (...).

“Cuando acudí a la DME hicieron una búsqueda de mi Expediente, pero no encontraron información de esa época. Allí me recomendaron que me dirigiera a la Dirección de Trabajo, y ahí me mandaron otra vez para la DME. Puse una queja en la Fiscalía Municipal y ellos indicaron, de nuevo, la búsqueda de mi Expediente a la DME, y nada.

“Resulta que me dicen que en los años ´70 y ´80 no había tarjeta SNC 225, que es donde se controla el salario del trabajador año por año. Tengo testigos de ese tiempo, personas que trabajaron conmigo en el Círculo Infantil, y en Educación me comunicaron que eso no tiene ninguna validez legal, por lo cual me faltan 10 años de trabajo para poder jubilarme, algo para lo que ya no tengo salud. ¿Cómo es posible que algo así le suceda a alguien que trabajó tan duro como yo?

Dinora se comunicó el miércoles último con nuestra Redacción para decirnos que en varias oportunidades de la DME le han ofrecido una visita que no se ha concretado. Ella se pregunta si se materializará, pero solo la DME y las autoridades en Chambas tienen esa respuesta. Google no.