Sin apenas tiempo para adaptarnos al triunfo del 59, ya el bloqueo norteamericano comenzaba, sin proponérselo, a inmunizarnos contra una política virulenta que se ha vuelto más crónica este último año, aunque desde 1992 venimos denunciándola ante el organismo internacional que por 27 años consecutivos nos dio voz…y voto. La comunidad mundial nos ha aplaudido en la ONU, no como al enfermo al que haya que insuflarle ánimos, sino como a una especie que se ha hecho más fuerte ante las hostilidades. Resistencia le llaman: y si la hemos desarrollado a altos niveles en esta Isla es “gracias” a una política que perseguía debilitarnos y terminó por lograr lo contrario: fracaso le llaman.
Ellos, lastimados en el orgullo imperialista de quien no ha podido hundir una islita socialista tan cercana que casi puede tocarse desde Key West, continúan saboteando nuestra carrera soberana; nosotros, grandísimos para nuestra pequeña geografía, seguimos saltando vallas en una carrera de obstáculos, aunque las lesiones nos cobren ya, solo de abril de 2018 hasta marzo de 2019, 4 343, 6 millones de dólares. Eso, sin sumar el costo de las últimas medidas del gobierno trumpista que incrementarán en unos cuantos millones los daños acumulados en estas seis décadas.
A precios corrientes la cifra ha sido de 138 843, 4 millones de dólares, pero si la contextualizamos y tomamos en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, asciende a más de 922 630 millones de dólares. Como quiera, es un golpe fuerte con el que hemos tenido que ir sobreviviendo, haciendo más lo que podamos que lo que queramos. Y el costo, ya sabemos, se ha salido de los bolsillos.
Historias de muerte y sufrimiento se narran cada año, ya sea porque recientemente la empresa importadora y exportadora de productos médicos Medicuba S.A. solicitara a 57 compañías estadounidenses la adquisición de insumos necesarios y 50 no respondieran y tres se negaran alegando que no estaban autorizadas, o porque desde allá se auto-bloqueen e impidan que reconocidos fármacos y vacunas cubanas lleguen a sanar el Norte.
El sinsentido ha tenido puntos de extrema imposición que han hostigado hasta el más yanqui de los estadounidenses, al tener que degustar en Cuba (si logran viajar por una de las 12 categorías que fueron una vez autorizadas) productos no cubanos. La famosa y arbitraria lista de Entidades Cubanas Restringidas, con las cuales los ciudadanos estadounidenses no pueden realizar transacciones financieras directas ya ha sido actualizada unas tres veces y cada vez más se suman nuevos proscritos; ya sean hoteles, empresas…
Los tribunales se jactan en amenazas antes de juzgar y sancionar. Algunos se han atrevido a burlar el Título III de la Ley Helms-Burton, y ahí está, por ejemplo, la cadena hotelera Meliá, pero otros han sido atemorizados con el término “tráfico” que abarca múltiples actividades.
El propio informe “Necesidad de poner fin al bloqueo comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” es harto en ejemplos de cómo, con la aparente pretensión de exigir indemnización, intentan socavar la inversión extranjera.
Y cuando no han conseguido suficiente por ahí (y así ha sido), pues atacan a Venezuela, le sancionan 34 embarcaciones a PDVESA por envío de crudo a Cuba y tratan de matar dos pájaros de un tiro. Rematan mientras, con la eliminación de licencias generales para los viajes educativos, niegan licencias a las aeronaves no comerciales y embarcaciones de pasajeros y recreativas en estancia temporal, lo que incluye el arribo de cruceros, deniegan los arrendamientos de aeronaves a aerolíneas estatales cubanas…o vuelven a imponernos un límite para las importaciones de un 10 por ciento de componentes estadounidenses, lo cual durante la administración de Barack Obama —cuando se retiró a la Isla de la controvertida lista de países patrocinadores del terrorismo— había hecho posible que Cuba importara mercancías que no tuvieran más de un 25 por ciento de componentes norteamericanos.
Alegan, incluso, que en aras de eliminar el tráfico de personas suspenden el intercambio cultural para el año 2020… y así cabe esperar que las medidas extremas y extremistas continúen siendo enjundiosas, según la actitud “trumpeteana” de soplar lo primero que se le viene a la mente. Como respuesta, y ya lo hemos demostrado, se incrementará la fortaleza del pueblo cubano. No sabemos si él lo habrá entendido, pero a un extremo, otro.