Plutarco y sus Vidas paralelas

“El cerebro no es un vaso por llenar, sino una luz para encender”, sentenció el historiador, biógrafo, ensayista, sacerdote, embajador y magistrado griego Plutarco, quien vivió entre el 46 y el 120 dC. Su nombre es Lucius Mestrius Plutarchus.

Se conoce que se movió por todo el Imperio, aunque según los estudiosos de su obra y tiempo vital, su mayor accionar se desarrolló en Queronea (actual Grecia), donde ocupó diferentes cargos y responsabilidades públicas.

El bienestar económico de su familia le posibilitó a Plutarco de Queronea, como también se le conoció, una educación de primer orden, y tuvo la oportunidad de superarse en Retórica, Filosofía y Matemáticas, en la Academia Platónica de Atenas. Indudablemente los viajes que realizó le nutrieron su acervo.

Entre los sitios visitados figuraron distintos puntos de la geografía mediterránea, que incluyó un periplo por tierras egipcias y dos por Roma. En Queronea fue iniciado en los misterios del dios Apolo y fue Plutarco el mayor de los dos sacerdotes de Apolo y, por si fuera poco, era el intérprete de los augurios de las pitonisas.

Este genial griego ganó suma notoriedad con una de sus obras: la titulada Vidas paralelas, aunque nadie se atreve a negarle la importancia de toda su producción. Vidas… consta de una serie de biografías de encumbrados personajes, tanto griegos como romanos, agrupados en parejas con el fin de establecer una comparación entre figuras de una y otra culturas. Se afirma, y no con poca vehemencia, que la sobriedad del relato y el sentido dramático de la obra ha sido fuente de inspiración de destacados escritores, entre estos William Shakespeare.

Se sabe que el resto de sus escritos recogen serias discusiones filosóficas de raíz platónica y diatribas de carácter retórico. No por gusto se afirma que más que filósofo e historiador, Plutarco fue uno de los últimos representantes del helenismo, cuando este movimiento llegaba a su fin. Además de sus deberes como sacerdote mayor del templo de Delfos, fue magistrado y tuvo el honor de representar a su pueblo en varias misiones en el extranjero. No obstante, nunca abandonó su arraigada vocación literaria.

Al referirse a aspectos de su obra, Plutarco expresó: “A veces una anécdota, un momento insignificante, nos presenta mejor a un hombre ilustre que las mejores proezas o las batallas más sangrientas”.

Gracias a citas o anotaciones de otros textos o fuentes, se puede afirmar, según los investigadores, que se han perdido los relatos biográficos hechos por Plutarco sobre Hércules, Escipión el Africano, Augusto, Claudio y Nerón. Los restos sobrevivientes de su trabajo se han recopilado bajo el título de Moratia, con la traducción de Obras morales y de costumbres, colección ecléctica de 78 opúsculos sobre ética, política, filosofía, ciencias, teología, historia y misceláneas.

La influencia de Plutarco es infinita. El alcance de su obra es enorme y su Vidas paralelas ha sido, durante siglos, libro de cabecera y fuente de inspiración a numerosos personajes célebres.

• La famosa Ópera de Leipzig es el tercer escenario burgués más antiguo de Europa. Consta, por supuesto, de ópera, comedias musicales y sobresalientes colectivas: una afamada orquesta, un coro y brillantes coreógrafos, entre otras exclusividades.

• Nuestro músculo cardíaco, amigo internauta, es capaz de bombear unos 80 mililitros de sangre por segundo. Una simple operación matemática precisa que a ese ritmo hubiera podido llenarse un tanque de 7 000 litros en un día.

• Escorpión es el nombre de una constelación zodiacal que está sitiada entre Sagitario y Libra.

• La expresión Auri Sacra Famise significa Detestable hambre de oro. Es de la autoría del poeta Virgilio. En español se diría: Insaciable sed de riqueza.

• La mimología es el nombre que identifica la imitación de las voces y de los gestos.