Tomada de www.radio26.cu El querido HEPA —quien continúa convaleciente de su enfermedad— me preguntó hace unos días si me gustaba la música cubana. “Claro —respondí de inmediato—, disfruto mucho escucharla y, por supuesto, tirar mis pasillitos con el son y la salsa de nuestros músicos”. “A mí me gusta el danzonete —me dijo—, y qué bueno sería si pudiera bailarlo”.
Cuando me iba, puso en mis manos una memoria USB: “Copia la carpeta de música, es un tesoro que guardo para deleitarme con buena música creada en esta bella Isla”. Lo hice, pero, picada por la curiosidad, decidí buscar información sobre el danzonete y quienes lo interpretaban. Aprovecho para compartir lo que encontré sobre este ritmo enteramente cubano con los amables internautas.
Sepan que fue creado en Matanzas cuando corría el año 1929, y fue el compositor y director de orquesta Aniceto Díaz, quien, con esta creación, al combinar elementos del son y el danzón, revolucionó el modo de tocar y bailar de los cubanos en la época.
Pero si no hubiera sido por Raimunda Paula Peña Álvarez, más conocida por Paulina Álvarez (1912-1965), cienfueguera de nacimiento, que ya interpretaba rumbas, guarachas y boleros, el legado musical del danzonete no hubiera sido imperecedero, pues fue precisamente ese ritmo el que la consagró para la posteridad y la convirtió en su intérprete por excelencia.
En voz de Paulina, la primera mujer en divulgar el nuevo ritmo, se escuchaba la letra del número Rompiendo la rutina y popularizó otros temas, cuyos estribillos se “pegaron”, como dicen los jóvenes, entre ellos Capullito de alelí y Échale salsita. La altivez y elegancia que imponía a cada interpretación le ganó el apelativo de La Emperatriz del Danzonete, y su quehacer y legado musical llega hasta nuestros días.
Según el portal cubano Ecured, de niña dio muestras de un gran talento y, con 19 años, se incorporó como cantante a la orquesta Elegante, bajo la dirección de Edelmiro Pérez; era la primera vez que una mujer hacía de vocalista principal en una agrupación masculina de ese tipo, donde conquistó fama al interpretar el bolero Lágrimas negras, del compositor cubano Miguel Matamoros, y Mujer divina, canción del mexicano Agustín Lara. Su voz comenzaba a proyectarse por diversas radioemisoras y se consolidaba su carrera profesional.
De otra fuente extraigo que cuando el creador matancero José Manuel Aniceto Díaz compuso su primer danzonete, no dudó en seleccionar a esta singular cantante para que diera a conocer la nueva modalidad, nada más y nada menos que en la capital de todos los cubanos.
El musicólogo Raúl Martínez Rodríguez, estudioso de esta excepcional mujer, dice que Rompiendo la rutina fue una obra instrumentada, a la cual se le hicieron arreglos especialmente para la tesitura de Paulina. ¿Cuál fue el resultado? Un rotundo éxito, tan sonado que, desde entonces, el género y el tema mismo sirvieron de identidad para la joven baluarte del danzonete.
En una época en que primaban los cantantes masculinos en las grandes orquestas cubanas, fue mayor el mérito de Paulina, sentando cátedra, a la vera de agrupaciones como la de Castillito, Ernesto Muñoz, Cheo Belén Puig y otros.
La inquieta Paulina tenía muchas aspiraciones y las concretó fundando su propia orquesta, así como zumba y suena. Estaba integrada por excelentes músicos que la seguían y respetaban, además, dados sus conocimientos musicales. Sí, porque ella estudió Teoría y Solfeo, piano, canto y guitarra en la Academia Municipal de La Habana, hoy Amadeo Roldán.
Los críticos hablan de que tenía magnífica afinación, un timbre hermoso y amplia extensión; además, su “excelente cuadratura le permitía un gran dominio de la expresión y el fraseo”. No era raro que tuviera que demostrar sus cualidades cuando cantaba al aire libre y sin ayuda del micrófono en muchas verbenas, lo que la hizo acreedora de una enorme popularidad.
Su sólida preparación musical y su gran versatilidad interpretativa la hicieron capaz de incursionar en diversas modalidades y ritmos cubanos, por ello transitó con éxito por las agrupaciones más importantes de buena parte del pasado siglo. Grabó discos con las principales firmas mundiales y llenó importantes escenarios nacionales.
Ponía extremo cuidado en la elección de su repertorio, en el cual se incluían, también, algunos géneros foráneos de más difícil interpretación, como el tango. Era muy selectiva con lo que hacía, todo lo que le sirvió para la buena ejecución del danzonete, para el que se requería intérpretes que sintieran la letra y la melodía. Tal vez por ello Paulina Álvarez se adecuó de manera tan orgánica con la novedosa sonoridad.
La voz de Paulina exhibía singularidad y majestuosidad, que la hacían una de las más versátiles de Cuba. Por ello, si Ud, amiga o amigo internauta escucha a una mujer, con el matiz inconfundible de los años 30 o 40, cantando algo como “allá en Matanzas se ha creado, un nuevo ritmo singular”, sin duda estará en presencia de La Emperatriz del Danzonete.
Paulina Álvarez decidió, a mediados de los años 50, retirarse de manera temporal, pero en 1956 volvió a los escenarios, a las orquestas, a las actuaciones solistas, a la radio y a la televisión, como si nunca hubiera estado ausente.
Interpretó temas famosos y otros nuevos como Rompiendo la rutina, La violetera, Mimosa, Campanitas de cristal, El verdulero, Obsesión, Aprietas más, Vagando, No vale la pena y Ritmo pa mí, entre otros.
Trabajó durante varios años en el cabaret Tropicana, su voz, intacta, vibrante, cálida y potente, haría valer su vigencia en varios de los shows que allí se realizaban. Se presentó con frecuencia en populares espacios televisivos como San Nicolás del Peladero y, en el antiguo canal 6 de la Televisión Cubana, en un memorable programa junto a la emblemática Orquesta Aragón, interpretó Pena y, a dúo con Barbarito Diez, Lágrimas Negras. Sería esa su última actuación, era el 18 de mayo de 1965, falleció a los 53 años.
Curiosidades
• Conozcan los amigos internautas que disfrutan estas cápsulas del saber que, para mantener el pan fresco por más tiempo se puede congelar; dura meses y luego puedes descongelarlo según sea necesario.
• Seis de las 20 especies de plantas de las que provienen la mayoría de los alimentos del mundo se originaron en regiones de montaña, así como zumba y suena. Estamos hablando del maíz, las papas, la cebada, el sorgo, los tomates y las manzanas.
• Las almejas pueden vivir muchísimos años, y son de las especies más longevas y duraderas del mundo. En 2006 se encontró un ejemplar de almeja de nada más y nada menos que ¡507! años de edad, en Islandia, y se llamaba Ming. Las almejas gigantes viven cerca de 150 años, y aunque el promedio común de las almejas que se suelen comer es de entre tres y diez años, es un hecho que existen almejas que se resisten a pasar a mejor vida.
• Sri Lanka resulta ser uno de los grandes productores de té en el mundo. Su cultivo se inició después de 1869, año en el que una terrible epidemia atacó y destruyó todas las plantaciones de café, hasta aquel entonces el único recurso local. Lo curioso, amables internautas, es que el té no era una planta de la isla, se importó por primera vez de la India en 1839.
• El racismo y los prejuicios han sido la causa de muchas guerras, de ahí que el conocido cantante, guitarrista y compositor jamaiquino Robert Nesta Marley, más conocido como Bob Marley (1945-1981) dijera: “Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el de los ojos”.